Se infiere
La dimisi¨®n de Ana Mato hace un favor est¨¦tico al partido gobernante, que no puede ampararse en actitudes contemplativas ante los numerosos esc¨¢ndalos
Para muchos espectadores ha resultado esclarecedor que la ministra de Sanidad, Ana Mato, dimita al ser considerada beneficiaria de la trama de corrupci¨®n bautizada como G¨¹rtel. No est¨¢ imputada, pero el juez instructor la considera part¨ªcipe a t¨ªtulo lucrativo. Conviene recordar que la trama acced¨ªa a concursos de gesti¨®n y organizaci¨®n que se costeaban con dinero p¨²blico. Es decir, que cualquier regalo que destinaba a personas con decisiones administrativas o de alto rango pol¨ªtico cumpl¨ªa la funci¨®n de torcer su voluntad. Y, m¨¢s importante a¨²n, quien pagaba la factura era el contribuyente a trav¨¦s de sus impuestos. As¨ª que no estamos ante una cesta de Navidad o unos turrones m¨¢s o menos bienintencionados, sino ante un episodio repetido hasta la saciedad del poqu¨ªsimo entendimiento de nuestros pol¨ªticos sobre lo que es la funci¨®n p¨²blica y la transparencia.
La dimisi¨®n hace un favor est¨¦tico al partido gobernante, que no puede ampararse en actitudes contemplativas ante los numerosos esc¨¢ndalos que jalonan las p¨¢ginas de nuestra actualidad pol¨ªtica. La entrada en la c¨¢rcel de Carlos Fabra es grave, pero lo es m¨¢s a¨²n la persistencia en mantenerlo en el cargo, bendecirlo y agasajarlo, premiar a sus familiares y tratar de enfangar su juicio con retrasos, traslados y manipulaciones, todo ello logrado desde el poder central del partido. Socialistas y populares deben aplicar la doctrina papal, nueva en esta plaza, que consiste en la inflexible persecuci¨®n del delito entre los suyos. No hay mejor medicina si quieren frenar la decadencia que anuncian las encuestas.
Queda una espina clavada en la percepci¨®n que los espectadores reciben a trav¨¦s de los medios sobre el estado de nuestra pol¨ªtica. Si una ministra debe recoger sus cosas y dejar el despacho porque es part¨ªcipe a t¨ªtulo lucrativo de una trama corrupta, se infiere que una actitud similar deber¨ªa dictarse en la organizaci¨®n del partido, pues ha sido declarado tambi¨¦n en el auto judicial como entidad lucrada por la actividad delictiva. No es el ocultamiento y la destrucci¨®n de pruebas la mejor receta para transmitir transparencia, sino vaciar despachos, levantar alfombras y mandar a casa a todos los implicados, que reinaron con absoluta impunidad bajo el mantra aquel tan enga?oso de que Espa?a iba bien. No, iba mucho mejor Suiza.
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