Nuevas puertas a la casa de Ibsen
Madrid acoge dos propuestas de ¡®Casa de mu?ecas¡¯, que reinventan el cl¨¢sico del autor noruego con un novedoso lenguaje est¨¦tico y formal
Nora son millones de almas. Nora, esa mujer valiente y decidida, creada por Henrik Ibsen en el siglo XIX, que supo romper con una sociedad r¨ªgida y encorsetada, es uno de los iconos del teatro universal. Casa de mu?ecas, el lugar donde ella habita y desde donde se enfrenta a los poderosos demonios externos, fue escrita por Ibsen en 1879. Desde entonces, es la obra cumbre del autor noruego (1828-1906) y la m¨¢s representada a lo largo de la historia esc¨¦nica.
Cu¨¢ndo y d¨®nde
Querido Ibsen: soy Nora. Adaptaci¨®n de Griselda Gambaro. Direcci¨®n: Silvio Lang. Teatros del Canal, 4, 5 y 6 de diciembre.
Casa de mu?ecas. Adaptaci¨®n de Jer¨®nimo Cornelles y Ximo Flores. Direcci¨®n: Ximo Flores. Teatros del Canal hasta el pr¨®ximo 7 de diciembre.
Ha habido muchas Noras y m¨¢s que habr¨¢. Madrid, en los Teatros del Canal, acoge estos d¨ªas dos propuestas muy diferentes que reiventan, cada una a su manera, el cl¨¢sico de Ibsen con novedosos lenguajes est¨¦ticos y formales. Querido Ibsen: soy Nora supone toda una ruptura formal con el texto, reescrito por la dramaturga y escritora argentina Griselda Gambaro, que se atreve a subir al escenario al mismo Ibsen, donde se ve obligado a debatir con sus personajes en el momento de la creaci¨®n y a negociar con la propia Nora Helmer sus palabras y acciones. Querido Ibsen: soy Nora, dirigido por Silvio Lang y protagonizada por Bel¨¦n Blanco, ha sido desde 2013 uno de los fen¨®menos culturales de Buenos Aires. La obra estar¨¢ en los Teatros del Canal en tres ¨²nicas funciones desde hoy y hasta el pr¨®ximo s¨¢bado. Casa de mu?ecas, en una versi¨®n de Jer¨®nimo Cornelles y Ximo Flores, con direcci¨®n de este ¨²ltimo, lleva el alegato de la libertad femenina de finales del XIX a varias realidades crudas de la sociedad contempor¨¢nea. La est¨¦tica minimalista y actual predominan en esta adaptaci¨®n que se representar¨¢ hasta el pr¨®ximo domingo.
Esta obra pone en jaque la manera cl¨¢sica de representar a Ibsen Silvio Lang
?C¨®mo escribir¨ªa Ibsen su Casa de mu?ecas frente a los personajes que va creando? ?Ser¨¢ proclive a la negociaci¨®n? ?Aceptar¨¢n los personajes sin rechistar las palabras que el autor pone en su boca? Querido Ibsen: soy Nora es todo un desaf¨ªo dramat¨²rgico, la deconstrucci¨®n total de Casa de mu?ecas. A sus 86 a?os, aplicando experiencia y pasi¨®n feminista, Gambaro, toda una instituci¨®n en el teatro argentino, se decidi¨® a romper la m¨ªtica obra del autor noruego, a resquebrajar parte de su estructura y darle una vuelta a la manera cl¨¢sica de representar a Ibsen, uno de los grandes renovadores de la escena. El desaf¨ªo de Querido Ibsen: soy Nora no se conforma solo en el texto, sino que salta decidido al escenario, de la mano de su director Silvio Lang, con un planteamiento en torno al movimiento, a una estudiada coreograf¨ªa y a la m¨²sica contempor¨¢nea en directo, con el piano de Pablo C¨¦cere. ¡°Esta obra pone en jaque la manera cl¨¢sica de representar a Ibsen y le hace aparecer en escena litigando con sus personajes, quienes van ofreciendo cierta resistencia frente a su creador¡±, explica Silvio Lang, al frente de una compa?¨ªa que estrena por primera vez la obra fuera de Argentina. ¡°Desde antes, desde mucho antes de que usted intentara hablar por m¨ª, se?or Henrik, desde un tiempo que usted no recuerda, ya me estaba escribiendo. Usted solo me copi¨® a su modo¡±, le suelta Nora al autor. Nora, esa mujer rompedora y decidida, que no solo falsifica la firma del padre, sino que abandona a su marido y sus hijos, en pleno siglo XIX, sube un pelda?o m¨¢s en esta obra, al lograr emanciparse y ridiculizar al escritor que le est¨¢ dando la voz. ?Quien es, entonces, el autor de Casa de mu?ecas, Ibsen o Nora? Es la pregunta que deja en el aire la versi¨®n de Griselda Gambaro, en la que Nora se reafirma en su propia imagen y en la construcci¨®n de s¨ª misma. La actriz Bel¨¦n Blanco ve en esta Nora a una ¡°mujer m¨¢s compleja y contradictoria que la original, m¨¢s interesante de interpretar¡±.
Trasladar un texto de hace m¨¢s de 100 a?os a la sociedad de hoy no necesita de una mirada arqueol¨®gica, seg¨²n el dramaturgo Ximo Flores, director de la segunda de las versiones, Casa de mu?ecas, sino de la honestidad para mostrar lo vigente. Que en Ibsen es pr¨¢cticamente todo. ¡°Me gusta pensar que soy un socio de Ibsen, creo que es necesario para conseguir un resultado con el que el p¨²blico se pueda sentir identificado¡±. Y lo consigue, incluso en la versi¨®n del Allelujah creada exclusivamente para la pieza, que suena mientras Nora invoca el milagro: el perd¨®n de Torvaldo despu¨¦s de confesarle la verdad.
Me gusta pensar que soy un socio de Ibsen Ximo Flores
La dama Helmer encierra, en la nueva versi¨®n del director valenciano, lacras centenarias: el amor por lo material, la desafecci¨®n por la libertad intr¨ªnseca al ser humano, el empeque?ecimiento de alguien por otro alguien, la tiran¨ªa sin complejos de la sociedad m¨¢s insustancial. Esta dama quiz¨¢s nunca fue solo un nombre de mujer, aunque Ibsen lo dibujara as¨ª en 1879.
¡°Voy a ser sincero: realmente no defiendo la idea de que sea una obra feminista. Es un todo. Tanto Nora como Torvaldo (al que interpreta el propio Jer¨®nimo Cornelles) son mu?ecos¡±, aclara el director, ¡°Torvaldo Helmer es marioneta del entorno social, de las exigencias de la sociedad basadas en el triunfo. Eso que te cosifica¡±. Ella, a la que da vida Rebeca Valls, encarcelada en el rinc¨®n m¨¢s privado: su hogar. ¡°Definitivamente no es solo una cuesti¨®n feminista¡±, insiste Flores, quien habla de coautor¨ªa cuando se enfrenta a un texto cl¨¢sico.
¡°Es cierto que he escuchado comentarios de que es demasiado moderna, pero al final los elementos y los cambios introducidos son aquellos de la vida cotidiana que todo el mundo usa¡±, explica Flores. Una conversaci¨®n por Skype, frases que aparecen de fondo en los cambios de escena, m¨®viles, disfraces de Kill Bill. Esta propuesta conserva, sin embargo, la esencia, el amor incondicional y sacrificado de ella, el desd¨¦n de Helmer por cualquier cosa que salga de su rigidez y complacencia social. Y el portazo final, ¡°un anhelo revolucionario m¨¢s all¨¢ del escenario¡± seg¨²n Ximo Flores. El portazo al control, a las normas establecidas. El adi¨®s al amor que no es amor.
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