La transfiguraci¨®n de Laura
"El mago les ofrece ilusiones que parecen reales. Yo les ofrezco la realidad, con apariencia de ilusi¨®n", dice Tom, alter ego evidente de Tennessee Williams, en el pr¨®logo de este drama autobiogr¨¢fico construido en torno a las relaciones del autor con su t¨ªmida hermana Rose, el padre ausente y alcoh¨®lico que le toc¨® en suerte y una madre dominante. Escribirla supuso para ¨¦l una reinmersi¨®n en su pasado familiar, pero tambi¨¦n una suerte de homenaje fraternal, pues Rose qued¨® ps¨ªquicamente inv¨¢lida tras la lobotom¨ªa a la que fue sometida un a?o antes de su estreno (esta operaci¨®n, en torno a la cual pivota De repente, el ¨²ltimo verano, tambi¨¦n destroz¨® la vida a Rosemary, hermana del futuro presidente Kennedy, a Frances Farmer, actriz favorita de Clifford Odets, y a decenas de miles de personas en todo el mundo).
En El zoo de cristal, Williams recrea la atm¨®sfera asfixiante de un hogar de clase media baja durante la Gran Depresi¨®n y el miedo que Amanda Wingfield tiene a que Laura, su hija, se quede para vestir santos, cual se?orita de Trev¨¦lez, circunstancia esta que hoy se nos antoja mucho menos dram¨¢tica que el hecho de que, a base de negar la cojera de su hija, Amanda la hace omnipresente y la agranda: casarse no es en el Occidente actual un imperativo, pero la sobreprotecci¨®n es una costumbre viciada en auge. Durante el primer acto de este montaje, echo de menos un punto de vista m¨¢s definido sobre lo que acontece y una relectura a fecha actual.
EL ZOO DE CRISTAL
Autor: Tennessee Williams. Adaptaci¨®n: Eduardo Gal¨¢n. Int¨¦rpretes: Silvia Mars¨®, Carlos Garc¨ªa Cort¨¢zar, Alejandro Arestegui y Pilar Gil. Direcci¨®n: Francisco Vidal. En gira hasta el 25 de enero.
En el segundo acto, donde Williams entra en materia y pasa del melodrama al drama, la funci¨®n se coloca en su sitio justo: primero, con la caricaturizaci¨®n medida que Silvia Mars¨® hace de Amanda (impl¨ªcita en el afectado discurso que el autor pone en su boca), convertida en anfitriona sure?a de verbo torrencial, con ¨ªnfulas aristocr¨¢ticas, y en sacerdotisa del ritual de cortejo de su hija; despu¨¦s, con el cara a cara entre Laura y Jim, su ex compa?ero de colegio, cuyo punto de vista corrige la imagen que la chica tiene de s¨ª misma y relativiza su cojera hasta hacerla irrelevante.
Interpretada con verdad y belleza por Pilar Gil y Carlos Garc¨ªa Cort¨¢zar, iluminada con delicadeza por Nicol¨¢s Fischtel y llevada a primer plano por Paco Vidal, su director, esta escena, en cuyo tramo final ambos bailan y la cojera desaparece, resulta m¨¢gica y le da sentido nuevo a la obra: una vez sucedida la transmutaci¨®n de la ranita en princesa, poco importa que Laura vuelva a renquear (decepcionada ante la revelaci¨®n de que Jim tiene novia), porque sentimos ahora que la joven alberga dentro de s¨ª un potencial de cambio que se traducir¨¢ en hechos en cuanto el momento propicio se presente. Alejandro Arestegui completa el reparto eficazmente.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.