La ¡®Chanson¡¯ en diez cl¨¢sicos
Una antolog¨ªa recupera lo mejor de la canci¨®n francesa, que se movi¨® entre la balada rom¨¢ntica y el himno pacifista. Recorremos sus piezas m¨¢s memorables
Bajo el gen¨¦rico de Chanson se funde una canci¨®n que a¨²na el acento l¨ªrico y la solidez interpretativa sin renunciar a su proyecci¨®n popular. Una Chanson que, bebiendo en las fuentes de la tradici¨®n, ha recorrido desde las orillas m¨¢s intelectuales hasta los ritmos m¨¢s contempor¨¢neos y mestizos. Esta antolog¨ªa de la Chanson transita por los ¨²ltimos 60 a?os de la m¨²sica francesa a trav¨¦s de algunos de los creadores que han forjado esa edad de oro de la melod¨ªa tricolor. Apuntemos algunos: Georges Brassens, Jacques Brel, L¨¦o Ferr¨¦, Serge Gainsbourg, Boris Vian o el heterog¨¦neo Henri Salvador. Junto a ellos, los int¨¦rpretes de aquella nueva ola juvenil, Fran?oise Hardy, Jacques Dutronc, entre otros, que sin propon¨¦rselo escribieron su continuaci¨®n bajo la bandera del rock y el pop. La antolog¨ªa avanza hasta la actualidad, Jane Birkin, Alain Bashung, recogiendo sus ¨²ltimos herederos, Benjamin Biolay, Vanessa Paradis, Calogero, Zazie, que han reescrito cada uno a su manera esa canci¨®n ¡°con cara y ojos¡± que hace m¨¢s de 80 a?os pon¨ªa en pie un cantante y compositor llamado Charles Trenet aqu¨ª no incluido. Este es un repaso a diez de sus cl¨¢sicos.
La Chanson de Pr¨¦vert. (Serge Gainsbourg, 1961)
Creador sin l¨ªmites, Serge Gainsbourg acabar¨ªa ensanchando las fronteras de la Chanson a los m¨¢s diversos g¨¦neros y expresiones. Tomando un cl¨¢sico como Las hojas muertas de Jacques Pr¨¦vert y Joseph Kosma, Gainsbourg reflexiona sobre el amor y la huella del tiempo, y de paso, sobre la propia magia de la canci¨®n para guardar la memoria de los sentimientos.
Le deserteur. (Boris Vian, 1956)
Balada antibelicista que el escritor ¨Cy cantante puntual¨C Boris Vian escribe como denuncia de la guerra colonial que el ej¨¦rcito franc¨¦s realiza en el sudeste asi¨¢tico. Censurada, prohibida su radiofusion, la canci¨®n continuar¨¢ su camino y acabar¨¢ convertida en uno de los grandes himnos pacifistas de la m¨²sica popular del siglo XX como proclama insumisa contra todas las guerras y sus ej¨¦rcitos.
Tous les gar?ons et les filles. (Fran?oise Hardy, Roger Samyn, 1962)
Con ecos de la canci¨®n Un jour tu verras de Mouloudji, Fran?oise Hardy abanderaba mel¨®dicamente la generaci¨®n juvenil de los sesenta. Los j¨®venes tomaban la calle cogidos de la mano, la revoluci¨®n biol¨®gica se pon¨ªa en marcha y Fran?oise Hardy instauraba un nuevo modelo de cantante juvenil, donde se fund¨ªan la naturalidad y la sofisticaci¨®n con un aire de eterna melancol¨ªa.
Dis, quan reviendras-tu? (Barbara, 1962)
Las referencias a Edith Piaf y Juliette Gr¨¦co la acompa?aran en sus inicios aunque el tiempo acabar¨¢ desvelando el secreto: Barbara hab¨ªa llegado al mundo para no parecerse a nadie. Bella y misteriosa en su largo vestido negro. Durante cerca de medio siglo ¨Chasta su desaparici¨®n en 1997¨C los espectadores se dejan seducir por ¡°la magia Barbara¡± esa voz extra?a y persuasiva que parece cantar al o¨ªdo de cada uno ellos. Cuando el espect¨¢culo ha finalizado y las luces del teatro se han encendido, un p¨²blico puesto en pi¨¦ sigue cantando: Dis, quan reviendras, tu?.
La Chanson des vieux amants. (Jacques Brel, 1967)
Aunque Brel hab¨ªa dejado grabado la mayor¨ªa de sus principales masterworks en ese momento de su carrera musical, el compositor belga volv¨ªa a dar en la diana para contarnos la historia de los viejos amantes ¨CSerrat tomar¨¢ buena nota¨C que a fuerza de ternura y complicidad van reemplazando la primera pasi¨®n amorosa. Brel, maestro en transformar la canci¨®n en cuadros mel¨®dicos, nos dejaba este retrato lleno de ternura de esos seres que al final de sus vidas se siguen amando y perdonando las debilidades del otro.
La plus belle pour aller danser. (Charles Aznavour, Georges Garvarentz, 1964). Sylvie Vartan.
La Chanson, gracias al trabajo de marqueter¨ªa mel¨®dica ¨Cy literaria¨C de la pareja Aznavour-Garvarentz, se fund¨ªa con la nueva ola ye-y¨¦ de la canci¨®n francesa. Sylvie Vartan recib¨ªa uno de los mejores regalos de su carrera musical: ser la protagonista de ese momento en la vida donde se funden por primera vez los sue?os de amor de los adolescentes sobre la pista de baile.
Les cornichons. (Nino Ferrer, 1966)
La figura de Nino Ferrer se vio a menudo desenfocada por el ¨¦xito de sus canciones m¨¢s ¡°descerebradas¡± para un autor capaz de crear melod¨ªas tan sublimes como Un a?o de amor o Le sud. Les cornichons pertenece a su obra m¨¢s desenfadada, esa mirada sat¨ªrica de la vida moderna que el cantante era capaz de dibujar como si se tratara de una vi?eta de c¨®mic a ritmo de soul o rock para contarnos, como aqu¨ª, una frustrada jornada de p¨ªcnic.
Paname. (L¨¦o Ferr¨¦, 1961)
Si hay una ciudad celebrada por la m¨²sica y las canciones esta sin duda es Paris. La Chanson, casi como un subg¨¦nero, ha confeccionado un extenso y variado repertorio a la gloria y las miserias de la ciudad del Sena. L¨¦o Ferr¨¦ se encuentra entre sus autores de cabecera, aunque solo sea por un titulo como Paris canaille o este Paname donde el cantante creador volv¨ªa a rendir tributo amoroso a la ciudad que le hab¨ªa consagrado finalmente como artista.
Et moi et moi et moi. (Jacques Lanzmann, Jacques Dutronc, 1967)
La combinaci¨®n de un escritor como Jacques Lanzmann y de un int¨¦rprete como Jacques Dutronc acab¨® produciendo una de las sociedades m¨¢s estimulantes de la canci¨®n francesa en la d¨¦cada de los sesenta. Dutronc le inyectaba dosis de inteligencia y sarcasmo a la canci¨®n juvenil con su porte de dandi insolente y centrifugaba con humor la moda ye-y¨¦.
Votre fille a 20 ans. (Georges Moustaki, 1967). Serge Reggiani
Una primera carrera como actor que acabar¨¢ desembocando en la canci¨®n siguiendo el camino de otros int¨¦rpretes. Serge Reggiani, como antes Yves Montand o la misma Juliette Gr¨¦co ejemplifica el modelo de cantante-int¨¦rprete que encontrar¨¢ en las melod¨ªas y textos de la Chanson un excelente campo expresivo y cuya herencia llega entre nosotros con el recordado Ovidi Montllor. Gracias a Moustaki, Serge Reggiani dispone de titulos como Ma libert¨¦, Sarah o esta balada nost¨¢lgica de una madre viendo como se escapa el tiempo en el cuerpo de su hija¡
?La Chanson. Universal Music
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