La guerra de Dios
Lo que m¨¢s sorprende de la pel¨ªcula es su car¨¢cter pol¨ªtico: la acentuaci¨®n, m¨¢s que nunca, de la mano de hierro de Dios
¡°Morir¨¢n todos los primog¨¦nitos de Egipto, desde el primog¨¦nito del Fara¨®n hasta el de la sierva que atiende el molino (...) para que sep¨¢is que el se?or distingue entre egipcios e israelitas¡± (?xodo, 11. 5). Es probable que la mayor¨ªa de comentarios alrededor de Exodus (dioses y reyes), acercamiento de Ridley Scott al relato b¨ªblico del camino f¨ªsico y moral de liberaci¨®n del pueblo hebreo desde la esclavitud en Egipto hasta la llegada a la Tierra Prometida, est¨¦n asentados en su car¨¢cter de superproducci¨®n en tres dimensiones, en su epopeya, en su aventura, en su drama filial y en la mayor o menor espectacularidad, salvando las distancias de los tiempos, entre su escena de la apertura de la aguas del Mar Rojo, de objetivos m¨¢s realistas que m¨¢gicos, y la creada por Cecil B. De Mille para Los 10 mandamientos (1956). Sin embargo, lo que m¨¢s sorprende de la pel¨ªcula es sin duda su car¨¢cter pol¨ªtico: la acentuaci¨®n, m¨¢s que nunca, de la mano de hierro de Dios, su car¨¢cter de f¨¦rreo gu¨ªa de Mois¨¦s en su camino y que, a pesar de su representaci¨®n virginal, sus acciones y mandatos contengan un car¨¢cter tan revolucionario que linda peligrosamente con la m¨¢s oscura de las venganzas.
EXODUS (DIOSES Y REYES)
Direcci¨®n: Ridley Scott.
Int¨¦rpretes: Christian Bale, Joel Edgerton, Ben Kingsley, Mar¨ªa Valverde, Aaron Paul.
G¨¦nero: b¨ªblico. EE UU, 2014.
Duraci¨®n: 150 minutos.
En el aspecto t¨¦cnico, Scott se aplica en la imponencia de las tomas cenitales e impone su experiencia para conformar una obra cinematogr¨¢ficamente irreprochable, en la l¨ªnea de algunos de sus ¨²ltimos trabajos, atildados en la forma pero nunca sorprendentes y ¨²nicos, como s¨ª lo fueron sus primeras pel¨ªculas. En el organigrama narrativo, a las diez plagas no le hubiesen venido nada mal ser solo tres o cuatro porque, aunque comienzan con la espectacular escena de los cocodrilos, se hacen m¨¢s reiterativas que dolorosas y al final apenas queda tiempo para uno de los temas m¨¢s interesantes del relato: las dudas del pueblo con Mois¨¦s en su extenuante peregrinaci¨®n, representadas en el episodio del becerro de oro, que apenas dura 20 segundos.
De modo que lo m¨¢s demoledor en Exodus, con diferencia, resulta ser su vertiente pol¨ªtica, que abre la veda a m¨²ltiples interpretaciones y paralelismos. As¨ª, Dios, aun representado por Scott y sus guionistas como un cr¨ªo, es un personaje iracundo y salvaje, de un exceso cercano al fanatismo en sus divinos actos de liberaci¨®n del pueblo hebreo; un Dios al que ni siquiera le importan los da?os colaterales en el inocente pueblo egipcio ajeno al brillo corrupto de sus gobernantes. Una actitud, en fin, extrapolable a variadas situaciones y actitudes absolutamente contempor¨¢neas de uno y otro extremos del arco geopol¨ªtico y religioso de la zona.
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