Las ¡®juanas¡¯ y el machismo literario
Ocho escritoras con el premio Sor Juana In¨¦s de la Cruz se re¨²nen en la FIL
La tarde de 2010 en la que Claudia Pi?eiro tuvo que morderse la lengua, la misma tarde en la que recibi¨® la llamada que le anunci¨® que hab¨ªa obtenido el premio Sor Juana In¨¦s de la Cruz por su novela Las grietas de Jara. ¡°En ese momento estaba festejando a una autora que hab¨ªa ganado otro premio, no quise decir nada. Por momentos me met¨ªa a otro cuarto para saltar de alegr¨ªa¡±, dijo la autora argentina en un panel con otras siete escritoras que han merecido el galard¨®n. Gioconda Belli redonde¨® la idea. ¡°Somos m¨¢s discretas y modestas que los escritores. No queremos empujarnos las unas a las otras¡±.
El encuentro de las juanas, como las ha bautizado la FIL, fue una reflexi¨®n sobre el papel de la mujer en las letras y una excusa para recordar a Sor Juana In¨¦s de la Cruz, la poetisa mexicana del siglo XVII tan cercana a Calder¨®n y G¨®ngora; y una de las primeras figuras que represent¨®, en palabras de Silvia Molina, ¡°la eterna lucha de la mujer por el acceso al conocimiento¡±.
Todas mujeres, todas latinoamericanas. Fue un momento para reflexionar por qu¨¦ la gran novela latinoamericana a¨²n no tiene un nombre de mujer. ¡°El boom es un t¨¦rmino totalmente macho¡±, dijo Ana Garc¨ªa Bergua, ganadora el a?o pasado con La bomba de San Jos¨¦.
Ocho voces t¨ªmidamente moderadas por el boliviano Edmundo Paz Sold¨¢n, que quiso hacerse ¡°invisible¡±, abordaron la necesidad de que exista el premio que las une, ideado en 1993 por la antrop¨®loga Milagros Palma; desde entonces se ha entregado a 21 escritoras del mundo hispano. ¡°En un mundo ideal este premio no ser¨ªa necesario¡±, dijo la mexicana Cristina Rivera Garza.
Pero este mundo dista de ser perfecto y las mujeres amantes de los libros, que no solo devoran novelas sino que las escriben, acusan a¨²n cierta discriminaci¨®n. Esta va desde el salario que reciben: ¡°Los adelantos que nos dan no son tan jugosos¡±, seg¨²n Garc¨ªa Bergua, hasta una sugesti¨®n que brota ante la p¨¢gina en blanco antes de escribir. ¡°Hay autocensura. Si abordas temas muy femeninos te ponen en el corralito de la literatura feminista¡±, dice la nicarag¨¹ense Belli, que asegura que su ¨²ltima novela, El intenso calor de la luna, es una suerte de el amor en los tiempos de la menopausia. ¡°Se intenta escribir una literatura sin sexo, pero el canon fue establecido por los hombres¡±.
Ante una sala abarrotada, en su mayor¨ªa por mujeres, y desternillada de vez en vez por el humor de Margo Glantz, las juanas hablaron de la necesidad de que este premio, que obedece seg¨²n Belli a un gesto de discriminaci¨®n positiva, regrese a sus or¨ªgenes y ofrezca a la ganadora, adem¨¢s de los 10.000 d¨®lares, la posibilidad de que la obra elegida sea traducida al ingl¨¦s. La reconocida este a?o ha sido la argentina In¨¦s Fern¨¢ndez Moreno por El cielo no existe. ¡°El premio da visibilidad a las mujeres. El Sor Juana es una especie de aura¡±, dijo.
Las generaciones sobre el escenario, ¡ªRivera Garza, nacida en 1964, es la m¨¢s joven y Glantz, de 1930, la mayor¡ª reconocieron que la nueva camada de escritoras ha dejado de escribir ¡°a partir del impedimento¡±. ¡°Muchas tuvimos que robar tiempo de nuestras vidas personales como madres, esposas o hijas, para escribir¡±, dijo Pi?eiro, que trabaj¨® como contable antes de publicar y tiene tres hijos. ¡°Se piensa que nosotras dej¨¢bamos de lavar platos para escribir sonetos¡±, brome¨® Garc¨ªa Bergua.
Sin embargo, todas coinciden en que las nuevas voces femeninas de la literatura han introducido en sus novelas la posibilidad de no tener hijos o las fallas de la maternidad, temas que hubieran sido impensables hace pocos a?os, pero que podr¨ªan haber sido inspirados por los versos rebeldes que brotaron de la cabeza de una monja curiosa que sostuvo, seg¨²n Tununa Mercado, una ¡°relaci¨®n er¨®tica con la palabra¡± en el barroco mexicano. Sor Juana In¨¦s de la Cruz maleaba la letra porque escribir bien no era decente:
¡°Sor Juana no quer¨ªa ser santa, quer¨ªa ser sabia¡± dijo Margo Glantz. Las juanas saben que estaba en lo correcto.
Babelia
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