Julio Cort¨¢zar y sus amigos del ¡®boom¡¯
Un ensayo presentado en la FIL indaga en la estrecha relaci¨®n que mantuvieron el autor de ¡®Rayuela¡¯ y el escritor Carlos Fuentes
Carlos Fuentes era un escritor mexicano y Julio Cort¨¢zar, un autor argentino. Pero ocurre que el autor de Rayuela naci¨® en Bruselas, y el de La regi¨®n m¨¢s transparente naci¨® en Panam¨¢. Y que Fuentes vivi¨® la mayor parte de su vida en Londres, mientras que Cort¨¢zar en Par¨ªs. Lo irrefutable es que los dos ten¨ªan un punto en com¨²n innegable: Am¨¦rica Latina y un profundo arraigo a sus pa¨ªses de origen.
¡°Los dos vivieron fuera de sus pa¨ªses la mayor parte de su vida. Julio Cort¨¢zar era absolutamente argentino y Fuentes, un gran mexicano¡±, explica Luisa Valenzuela (Buenos Aires, 1938), periodista y escritora argentina y una cercana amiga, colega y c¨®mplice de las letras desde que era una jovencita. Sabe perfectamente de lo que habla cuando de literatura se trata. Su madre, Luisa Mercedes Levinson (1904-1988), escribi¨® a cuatro manos con su amigo Jorge Luis Borges (1899-1986) el cuento La hermana de Elo¨ªsa. Pero el m¨¢s reciente libro de Valenzuela se adentra en una amistad que produjo encuentros y coincidencias entre dos escritores emblem¨¢ticos. Fuentes y Cort¨¢zar, Cort¨¢zar y Fuentes.
El resultado es Entrecruzamientos (Alfaguara), que glosa a los autores como ¡°Norte y sur de Am¨¦rica Latina¡± (Hom¨¦rica Latina la llam¨® Marta Trabaja. Am¨¦rica Indoafrohisp¨¢nica, la llam¨® Fuentes), dos extremos que se ¡°tocan por momentos y se abrazan¡±. Y la obra, adem¨¢s, descubre al lector que los puntos de encuentro y coincidencia entre ambos son muchos y sorprendentes.
El libro se ha presentado en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL) en medio de la conmemoraci¨®n del centenario del nacimiento de Julio Cort¨¢zar y el 20? aniversario de la C¨¢tedra Cort¨¢zar, que el propio Fuentes impuls¨® junto a Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez, tambi¨¦n fallecido apenas en abril pasado. El esp¨ªritu cortazariano planea sobre la FIL desde hace ya varios a?os. Desde que el propio Garc¨ªa M¨¢rquez y Fuentes fundaran aquella c¨¢tedra y recordaran al p¨²blico, una y otra vez, que eran apenas unos jovencitos cuando conocieron al argentino, que era unos catorce a?os mayor que ambos.?
En cuanto a Fuentes, Luisa Valenzuela evoca la an¨¦cdota de cuando el mexicano termin¨® uno de sus primeros libros, y se la mostr¨® al autor de Rayuela para que le diera su opini¨®n. La rese?a, la m¨¢s envidiable. La obra era espl¨¦ndida. Eso s¨ª, un consejo: que cambiara el final. Hablamos de Cambio de piel, publicada por primera vez en 1967. ¡°Nadie sab¨ªa eso, ni Silvia Lemus [la viuda del escritor mexicano]¡±, recuerda.
Gonzalo Celorio, escritor mexicano, recordaba esta semana en la celebraci¨®n por el aniversario de la C¨¢tedra que Cort¨¢zar se hab¨ªa convertido en un paraguas en su vida desde que era solo un adolescente, de c¨®mo toc¨® para siempre su vida literaria y tambi¨¦n para su vida, la vida en general: ¡°Julio nos dio las instrucciones precisas para no seguir ninguna instrucci¨®n".
El nicarag¨¹ense Sergio Ram¨ªrez tambi¨¦n record¨® en esta FIL su primer encuentro con Cort¨¢zar. En 1976. San Jos¨¦ Costa Rica. ¡°Nunca se enter¨® [el dictador Anastasio] Somoza de aquella visita¡±. Ram¨ªrez relat¨® el periplo que entones emprendi¨® con Cort¨¢zar y con Ernesto Cardenal hacia Solentiname, un archipi¨¦lago de 36 peque?as islas cobijado por las aguas dulces del lago Cocibolca. ¡°Ernesto celebr¨®, como cada domingo, la misa a la que acud¨ªan en botes los campesinos del archipi¨¦lago. Despu¨¦s de la lectura del evangelio se abr¨ªa un di¨¢logo entre todos los asistentes para comentarlo¡±, relat¨®.
De ese viaje naci¨® Apocalipsis en Solentiname, un magistral cuento de Cort¨¢zar. Comienza con la historia del viaje, pero, una vez de vuelta a Par¨ªs, el cuento da un giro y recuerda al lector d¨®nde tiene los pies puestos. Ram¨ªrez record¨®: ¡°[Cort¨¢zar] cuenta que ya de regreso en Par¨ªs, cuando tras revelar los rollos proyecta las diapositivas una noche en su apartamento, en lugar de aquellos cuadros inocentes empiezan a aparecer en la pantalla escenas del horror diario de la Am¨¦rica Latina, prisioneros encapuchados, torturados, cuerpos mutilados¡¡±.
Y como ese ejemplo, decenas. Cort¨¢zar aparece como una constante para los escritores y lectores latinoamericanos. Luisa Valenzuela, cercana amiga tanto de Fuentes, como de Cort¨¢zar, y que creci¨® en una casa en la que conviv¨ªan Bioy Casares, Ernesto S¨¢bato y Jorge Luis Borges, subraya que la sincron¨ªa entre Fuentes y Cort¨¢zar, como la de Cort¨¢zar con la literatura latinoamericana, pasa inadvertida para muchos. El ejemplo del mexicano y el argentino es emblem¨¢tico: ¡°Uno muy del norte de Am¨¦rica Latina y el otro muy del sur de Am¨¦rica Latina. Son muy opuestos pero se puede leer de ellos y se entrecruzan en cantidad de puntos fascinantes¡±.
A¨²n queda mucho qu¨¦ contar en el intercambio epistolar entre Carlos Fuentes y Julio Cort¨¢zar. Justo hace 10 a?os, Garc¨ªa M¨¢rquez, Jos¨¦ Saramago, Tom¨¢s Eloy Mart¨ªnez le recordaban. Todos han muerto ya. Asisti¨® su propia viuda, Aurora Bern¨¢rdez, que falleci¨® el 8 de noviembre pasado, hace menos de un mes. Pero quedan sus palabras. En aquella cita, en febrero de 2004, y que tambi¨¦n ocurri¨® en Guadalajara, Carlos Fuentes anunci¨® que las cartas que cruz¨® desde que era un jovencito de menos de 30 a?os con Cort¨¢zar, ya para entonces un consagrado autor, quedar¨ªan resguardadas en la Biblioteca de la Universidad de Princeton. La instrucci¨®n, subray¨® Fuentes entonces, era que no se publicar¨ªan hasta 50 a?os despu¨¦s de su muerte.
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