Entre la ¨¦pica y la traici¨®n
La biograf¨ªa musical como g¨¦nero cinematogr¨¢fico sigue probando suerte en la pantalla
En los ¨²ltimos a?os el goteo de biograf¨ªas musicales ha ido calando puntualmente la pantalla. Despues del turno de Johnny Cash, En la cuerda floja (Walk the line, James Mangold), Edith Piaf ,La vida en rosa (La m?me, Olivier Dahan), Bobby Darin (Beyond the sea, Kevin Spacey), Frankie Valli and The Four Seasons, Jersey Boys (Clint Eastwood) y los recientes biopics sobre Jimi Hendrix (All is by my side, John Ridley) y Brian Wilson (Love and mercy, Bill Pohlad) - entre otros elegidos para el tributo cinematogr¨¢fico- le llega el turno a James Brown. I feel gold (Get on up, Tate Taylor) es el t¨ªtulo del biopic que recorre la tumultuosa vida del soul man continuando la saga cinematogr¨¢fica sobre las estrella negras de la m¨²sica popular, Tina Turner, Ray Charles, Billie Holiday, The Supremes o el saxofonista Charlie Parker.
El actor Chadwick Boseman, pr¨®ximo h¨¦roe Marvel, ha sido el encargado de meterse en la piel y en el llamativo vestuario del que fuera bautizado, entre otras calificaciones, como el Cesar del funk. En la producci¨®n de la pel¨ªcula, Mick Jagger, una ocupaci¨®n complementaria que el m¨²sico se toma de momento con bastante prudencia y selectividad. Quiz¨¢s en la producci¨®n de esta pel¨ªcula sobre Brown haya pesado aquel encuentro epif¨¢nico en 1964 con motivo del T.A.M.I Show cuando los Stones se quedaron con la boca abierta ante la actuaci¨®n de un showman negro que pon¨ªa patas arriba el escenario de Santa Monica Civic Audit¨®rium.
A diferencia de otros mitos del rock volcados a la pantalla, James Brown no ha cumplido aquella sentencia que dice ¡°vive r¨¢pido, muere joven y deja un bonito cad¨¢ver¡± que parece ser el resumen indispensable para un buen biopic de Hollywood. El cantante abandonar¨ªa este mundo como vedette septuagenaria aunque con el suficiente bagaje existencial y art¨ªstico para llenar por las dos caras las p¨¢ginas del gui¨®n de cualquier escritor.
El g¨¦nero del biopic o biograf¨ªa musical siempre se ha movido en la cuerda floja: De la hagiograf¨ªa a la revisi¨®n desmitificadora, la traslaci¨®n suele deparar trampas o convencionalismos inevitables. Se puede optar por la historia m¨¢s o menos cronol¨®gica- como en una buena parte de las ficciones- que sigue los pasos del protagonista; un recorrido cinematogr¨¢fico que en muchos casos acaba convirti¨¦ndose en una narraci¨®n tediosa para el espectador. O el camino inverso, por una alternativa mucho m¨¢s creativa- y desconcertante- como el realizado por Todd Haynes sobre Bob Dylan (I¡¯m not there) o el dibujante de comics Joann Sfar con el m¨²sico Serge Gainsbourg (Gainsbourg, vida de un h¨¦roe).
En este recorrido biogr¨¢fico pocos son los guionistas que se resisten a no poner en escena ese descenso a los infiernos como corolario al trayecto inevitable que pasa por la juventud del ¨ªdolo, la gloria, las drogas y su posterior ca¨ªda a los abismos. Esa alianza de esplendor y miseria que sirve lo mismo para Mozart que para Janis Joplin, Charlie Parker o Ian Curtis.
En el apartado espa?ol del g¨¦nero, de momento con m¨¢s pena que la gloria, la biograf¨ªa musical contin¨²a siendo un objeto argumental casi exclusivamente televisivo- con todas sus limitaciones- y reservado a estrellas populares como Isabel Pantoja, Raphael o Roc¨ªo D¨²rcal. Como excepciones hay que se?alar el biopic sobre Lola Flores de Miguel Hermoso y como rareza, m¨¢s all¨¢ del biopic y m¨¢s cerca del documental sociol¨®gico, Rafael en Raphael (Antonio Isasi-Isasmendi).
En la agenda aguarda el proyecto tantas veces anunciado sobre Freddie Mercury, despues que se haya desestimado al polifac¨¦tico Sacha Baron Cohen y se hable para el papel de Ben Wishaw- se le pod¨ªa ver en Bright Star de Jane Campion- o una biograf¨ªa sobre Janis Joplin, que ya sirvi¨® de inspiraci¨®n, La rosa (Mark Rydell) con Bette Midler como la diva rockera. Para el papel se baraja el nombre de Amy Adams para dar vida a la cantante y direcci¨®n de Lee Daniels (Precious, El mayordomo). Esperemos que la producci¨®n tenga mejor fortuna que el musical de Broadway.
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