El portal
Dicen los entendidos que la transparencia es mejorable, pero seamos agradecidos, mejor ver sombras que vivir en la oscuridad anterior
Los medios han tenido un regalo anticipado de Navidad en forma de portal. No de Portal de Bel¨¦n, sino de Portal de la Transparencia. Hay que agradecer al Gobierno que arroje por fin a la Red algunos datos de la funci¨®n p¨²blica. Dicen los entendidos que la transparencia es mejorable, pero seamos agradecidos, mejor ver sombras que vivir en la oscuridad anterior. Tendremos varios d¨ªas de exhibicionismo y de estudios comparativos. Pero nada m¨¢s empezar ya ha servido para explicarnos por qu¨¦ la pol¨ªtica espa?ola es como es. Porque al final el salario es jerarqu¨ªa. Nunca entendimos bien que se convirtieran en ministros personas que, por m¨¢s a?os que han militado en un partido, carec¨ªan de conocimientos sobre la materia que deb¨ªan regir. Pues el Portal de Transparencia nos lo aclara. Al ministro se le paga menos que al secretario de Estado del asunto, porque el salario premia la sabidur¨ªa.
As¨ª que uno llega a ministro en Espa?a porque no ha podido ser secretario. Y aceptas que te coloquen la cartera de Fomento porque no has logrado ser presidente de Renfe. B¨¢rcenas ha tenido que refocilarse en presidio al saber que el tesorero del PP ganaba mucho m¨¢s que el tesorero de todos los espa?oles, tambi¨¦n conocido como ministro de Hacienda. Su af¨¢n compensatorio le llevaba quiz¨¢ a regar de sobres a los maltratados salariales que hab¨ªan tenido la mala suerte de adquirir compromisos de Gobierno. El caso del presidente Rajoy es de esc¨¢ndalo, porque por presidir su pa¨ªs se le paga peor que cuando era jefe de la oposici¨®n, un cargo donde nunca excarcelabas etarras ni tolerabas el aborto ni se te romp¨ªa Espa?a a ti, sino a otro m¨¢s tonto. Es probable que en los ratos libres se desahogue contra su jefe de gabinete, porque eso justificar¨ªa que ¨¦ste gane m¨¢s.
La pol¨ªtica espa?ola, cuando se pone transparente, te parte el coraz¨®n. Todos ellos aseguran que dedic¨¢ndose al servicio p¨²blico est¨¢n perdiendo dinero. Su insistencia en mantenerse en el cargo, hasta ahora entendida como un empe?o ego¨ªsta, tiene que pasar a ser admirada como un martirologio. El pol¨ªtico espa?ol gana m¨¢s cuando lo echan del trabajo. Esta paradoja nos da para todo un fin de semana de reflexi¨®n. Cuando regresemos el lunes, les hacemos la ola.
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