Nada ni nadie puede con el maestro Jannik Sinner
El n¨²mero uno supera otra vez a Fritz (doble 6-4 en 1h 24m) y redondea una semana perfecta, como el primero que no cede ning¨²n set desde Lendl en 1986
Clostebol aparte, quiz¨¢ no haya descripci¨®n m¨¢s atinada que la escrita por Paolo Bertolucci en La Gazzetta dello Sport, donde el extenista, seis t¨ªtulos para su pa¨ªs en los setenta, de 73 a?os, titulaba antes de esta ¨²ltima final maestra en Tur¨ªn: ¡°Sinner e il potere di avere tuto sotto controllo¡±. Es decir, Jannik y el poder de tenerlo todo bajo control. Y vaya si lo tiene el campe¨®n, que ha hecho de la victoria una costumbre y que conforme va entrando en trance este domingo, afilando los ojos bajo la visera y echando m¨¢s y m¨¢s carb¨®n a su cordaje, dinamita en realidad, va adue?¨¢ndose de un trofeo de prestigio que corona una temporada sencillamente majestuosa, con ocho t¨ªtulos (dos de ellos grandes), 70 triunfos y, l¨¢stima, lamentan los que le siguen y le apoyan, sus devotos, ese manchurr¨®n del positivo detectado en Indian Wells. Pero hoy por hoy celebra: doble 6-4 (en 1h 24m) ante Taylor Fritz, rendido este otra vez a la evidencia. Ahora mismo, Sinner es un cicl¨®n.
El n¨²mero uno no hab¨ªa concedido un solo set en direcci¨®n al desenlace del torneo y ejerce de la misma forma, imperial, pegando dur¨ªsimo desde el fondo y mareando al estadounidense, que intenta replicar en el golpeo y termina pisando la c¨¢scara de pl¨¢tano. Se sabe que el bueno de Taylor ha evolucionado, que a partir de ahora quiz¨¢ haya que tenerlo m¨¢s en cuenta de cara a las grandes competiciones ¡ªporque ah¨ª quedan esta finalissima de Torino y la de hace dos meses en Nueva York¡ª y que su ascenso al n¨²mero cuatro corrobora una meritoria y merecida escalada, pero, del mismo modo, se sabe que a Sinner se le est¨¢ poniendo cara de ogro y que va a ser tarea m¨¢s que complicada desplazarlo de lo m¨¢s alto, o as¨ª lo dicen los acontecimientos. Al parecer, hay l¨ªder para rato. Lleva cinco meses en la c¨²spide y el pr¨®ximo curso comenzar¨¢ con ¨¦l como hombre a batir, con Carlos Alcaraz siguiendo su estela.
Si el murciano, genial ¨¦l, funciona a base de chispazos, lo del pelirrojo es todo un ejercicio de linealidad y precisi¨®n, una constante en las estaciones finales de los torneos. Progresa y progresa, se hace m¨¢s y m¨¢s grande y a sus 23 a?os frescos, tambi¨¦n empieza a coger hechuras de fuera de serie, pese a toda la marejada que arrastra por el episodio del masaje: el corte en la mano de su fisio, el masaje sin guante y la consiguiente contaminaci¨®n, esgrime. Exonerado de entrada, la apelaci¨®n de la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) ha dejado el caso en el aire, pendiente de veredicto, y ¨¦l se dedica entretanto a seguir triunfando y despachando adversarios. Se desquita ahora en casa, despu¨¦s de que hace un a?o Novak Djokovic le privase del premio, pero ahora mismo, no hay m¨¢s dictado que el suyo. Incontestable por los cuatro costados.
Fritz le tiene ganas, por eso de redimirse tambi¨¦n del episodio de septiembre en la final del US Open, sin opci¨®n alguna entonces, pero el norteamericano sabe que la cosa est¨¢ m¨¢s bien complicada y que deben alinearse los astros para que disponga de alguna oportunidad; ha mejorado su derecha, pero no hasta ese punto. Desde la tribuna, tal y como avanza el pulso, el intr¨ªngulis est¨¢ en comprobar cu¨¢ndo cae el c¨¢ntaro a la fuente y el tenista local obtiene el primer break. Aprieta y aprieta el ¨ªdolo entre la atm¨®sfera anaranjada del grader¨ªo, mucha peluca para simular esa cabellera ensortijada, y al final la rotura se produce en el s¨¦ptimo juego. A partir de ah¨ª, un Sinner en tromba y un adversario expuesto al torment¨®n, resiliente pero consciente de que ya no puede permitirse otra concesi¨®n, con toda la presi¨®n que ello supone porque de lo contrario, la historia se acabar¨¢ demasiado r¨¢pido.
Poco importa que rasee la pelota e intente buscarle las cosquillas por ah¨ª. No hay forma, no hay fisuras hoy. En cambio, los disparos de Sinner van adquiriendo m¨¢s velocidad, mejor sentido y m¨¢s peso, y eso suele ser sin¨®nimo de que viene el tren, de que llega otra rotura, obtenida en el quinto juego del segundo parcial. Corea el Inalpi Arena a su jugador: ¡°?Ol¨¦, ol¨¦, ol¨¦¨¦¨¦¨¦¨¦, ol¨¦¨¦¨¦¨¦¨¦¨¦¨¦, Sinneeeeer, Sinneeeer!¡±. Festeja Italia, redondea el protagonista una temporada de relumbr¨®n y aflora un dato b¨¢rbaro: desde el 86, cuando un robot llamado Ivan Lendl engull¨® todo lo que ten¨ªa por delante, ning¨²n maestro lograba coronarse sin entregar una sola manga. Pero ah¨ª est¨¢ Jannik, otro aut¨®mata extraordinario, ese elogio al control del que escribe Bertolucci; el mismo que ha firmado 17 triunfos contra top-10 este a?o, cinco m¨¢s que Alcaraz. M¨¢s fuerte con los fuertes que ninguno, Sinner arrasa y Tur¨ªn lo jalea por todo lo alto. Triunfos y m¨¢s triunfos para ¨¦l, a la espera del juicio final por el clostebol.
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