¡°A?os de calle¡±, la odisea filmada de cuatro ni?os en Buenos Aires
Un documental plasma la vida de los desprotegidos en la ciudad argentina
Eran cuatro ni?os en las calles de Buenos Aires. Viv¨ªan en la estaci¨®n de Once, la misma donde en 2012 murieron 51 personas en un accidente de tren. Si se les ve¨ªa saltar y re¨ªr sobre los vagones parec¨ªan invencibles, aunque cada uno arrastraba una historia amarga. Rub¨¦n, de 13 a?os, dec¨ªa que su madre no lo ve¨ªa desde hac¨ªa dos. Pero ¨¦l s¨ª sab¨ªa de ella: ¡°A mi mam¨¢ la veo, pero sin que ella me vea, sin que me hable. Porque la sigo al hospital de General Rodr¨ªguez. (¡) Porque tiene c¨¢ncer en los pulmones¡±. Ismael, el mayor, ten¨ªa a sus 17 a?os a casi todos los amigos en la c¨¢rcel: el Chino, Lalo, Fosforito, Johnny, Vero, el C¨¦sar y el C¨¦sar chico. Andr¨¦s, de 12, siempre parec¨ªa estar buscando compa?¨ªa y disfrutaba ense?ando los lugares m¨¢s secretos de la estaci¨®n. Se hab¨ªa tatuado en la mano cuatro puntos y uno en el centro: cuatro ladrones y el polic¨ªa. ?Qu¨¦ significa? ¡°Que lo matamos al polic¨ªa¡±. A Gachi, la ni?a, le daba verg¨¹enza decir que estaba yendo a unas clases con una psic¨®loga para cuidarse y no tener hijos.
Era la Argentina de 1999, la del final de Carlos Menem. El pa¨ªs se iba a estrellar contra el desastre econ¨®mico de 2001, los letreros de ¡°que se vayan todos¡± los pol¨ªticos y un presidente huyendo de la Casa Rosada en helic¨®ptero. Pero a ellos se les ve¨ªa tan alegres como a Tom Sawyer y Huckleberry Finn entre barcos de vapor. Laureano Guti¨¦rrez, un empleado del Centro de Atenci¨®n Integral a la Ni?ez y Adolescencia, los inscribi¨® en un taller de fotograf¨ªa. Alejandra Grinschpun, la profesora del taller, los invit¨® a tomar im¨¢genes de su ciudad. Y ellos invitaron a los dos adultos a recorrer sus lugares. Alejandra Grinschpun, que ahora tiene 41 a?os, los filmaba sin imaginar que todo eso se convertir¨ªa mucho despu¨¦s en un documental del que Guti¨¦rrez ser¨ªa el productor y ella la directora.
Un a?o Grinschpun le pregunt¨® a Guti¨¦rrez qu¨¦ habr¨ªa sido de cada uno. Y as¨ª naci¨® A?os de calle, un documental en el que siguieron la vida de los cuatro ni?os en tres momentos a lo largo de m¨¢s de una d¨¦cada. El resultado es un histori¨®n. O dicho de otra forma: una obra donde se dice mucho y se sugiere m¨¢s a¨²n. Con delicadeza y respeto la c¨¢mara acompa?a esas cuatro vidas desde la calle a la c¨¢rcel, despu¨¦s a sus casas y de nuevo a la calle. El documental, subvencionado por el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA), dependiente del Gobierno argentino, se estren¨® la semana pasada en el cine Gaumont de Buenos Aires.
¡°A diferencia de la primera etapa de 1999 que era tan l¨²dica¡±, recuerda la directora, ¡°en la segunda, en 2004, nos invadi¨® la desolaci¨®n. Con Andr¨¦s, por ejemplo, ves el fracaso absoluto de las instituciones. Estos chicos salen con cero herramientas de la c¨¢rcel, cada vez m¨¢s marginados y con unos pocos pesos vuelven a una casa en la cual no hay nada para recibirlos¡±.
A?os de calle. from www.atomomedia.com.ar on Vimeo.
En 2004, Gachi est¨¢ embarazada de una ni?a. Ha tenido cuatro hijos y ya le han quitado la custodia de sus dos hijas mayores. Rub¨¦n, el que segu¨ªa a la madre al hospital, se encuentra en la c¨¢rcel. Ismael toma lecciones de fotograf¨ªa. ¡°En la mano de Andr¨¦s casi no se distingu¨ªan los cinco puntos, pero ten¨ªa marcas nuevas. Hab¨ªa pasado cuatro a?os preso¡±, relata el documental. ¡°Y ahora no se animaba a volver solo a su casa, pidi¨® que lo acompa?¨¢ramos¡±. Todos han perdido aquellas sonrisas tan ¨²tiles contra la tragedia. Ismael, al menos empez¨® en el teatro y trabaj en la inserci¨®n de ni?os de la calle.
En 2010, Ismael ense?aba fotograf¨ªa a otros chicos y parec¨ªa el ¨²nico que sali¨® del hoyo. Andr¨¦s segu¨ªa entrando y saliendo de la c¨¢rcel. Gachi segu¨ªa teniendo hijos y perdiendo su custodia. Y de Rub¨¦n, nadie sabe nada desde hace ocho a?os. A lo largo de todo ese tiempo Alejandra Grinschpun y Laureano Guti¨¦rrez crearon un v¨ªnculo muy fuerte con los cuatro.
¡°Un vez¡±, cuenta Guti¨¦rrez, ¡°Andr¨¦s nos avis¨® en julio de que en tal fecha de diciembre saldr¨ªa de la c¨¢rcel en Marcos Paz, que queda a 80 kil¨®metros de Buenos Aires. Llov¨ªa ese d¨ªa y no sab¨ªamos si ir porque nunca m¨¢s se puso en contacto con nosotros. Y estuvimos ah¨ª a las 12 en punto del mediod¨ªa. Sali¨® con la plata de bolsillo que hab¨ªa ahorrado en los trabajos que hizo en la c¨¢rcel. Y solo est¨¢bamos nosotros dos esper¨¢ndole. En su casa se alegraron mucho de verle pero la madre le dijo que no hab¨ªa sitio para ¨¦l. Y se fue a la estaci¨®n de Once. Fue un fracaso de toda la sociedad, que no sabemos qu¨¦ hacer cuando sale esta gente de la c¨¢rcel¡±.
¡°A m¨ª la historia de Gachi¡±, recuerda la directora, ¡°por cuesti¨®n de g¨¦nero, me pega much¨ªsimo. Hace una semana le fui a llevar el cochecito de mi hijo Lucas para su ¨²ltimo hijo. Ya ha tenido ocho. Por suerte se acaba de hacerse la operaci¨®n de ligadura de trompas. Esto tiene que ver con las pol¨ªticas de Estado que no est¨¢n organizadas y coordinadas. Hay buenas intenciones, pero no una trama coordinada¡±.
El final feliz consisti¨® en estrenar A?os de calle el 3 de diciembre en la plaza del Miserere donde la estaci¨®n de Once, donde todo naci¨®. Entre las 200 personas que asistieron estaba Gachi y Rub¨¦n y ni?os de la calle que ahora mismo siguen durmiendo en la estaci¨®n. ¡°Entre el p¨²blico¡±, recuerda la directora, ¡°ven¨ªa un chico que se sentaba un poco, se levantaba y dec¨ªa ¡®me voy a robar¡¯, se sentaba de nuevo y otra vez, ¡®me voy a robar¡¯, hasta que al final se qued¨® sentado y no se movi¨® m¨¢s¡±.
Babelia
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