Para prevenidos
Si no teme las dificultades y concibe leer como una aventura, sum¨¦rjase en 'Examen final'.
Si es usted de natural pesimista y, peor a¨²n, maniaco depresivo y sujeto a pulsiones suicidas, no lea Examen final so pena de agravar su estado, le aconsejar¨¢ su m¨¦dico de cabecera.
Si es aficionado a relatos de capa y espada, c¨®digos misteriosos, arcanos cabal¨ªsticos, incunables robados, intrigas vaticanas, recreaciones hist¨®ricas de episodios nacionales o de la ¨²ltima guerra civil, etc¨¦tera, no adquiera la obra de Jos¨¦ Mar¨ªa P¨¦rez ?lvarez pues perder¨¢ su tiempo y dinero.
Con una iron¨ªa amarga, el personaje an¨®nimo responde a los reproches de su esposa
Si quiere leer una novela como las dem¨¢s con personajes bien trazados y amores, odios, intrigas y suspense, ni se le ocurra la idea de procurarse un ejemplar de ella. Su autor se lo agradecer¨¢.
Examen final gira obsesivamente en torno a una imagen: la de un cuerpo estrellado en el cap¨® rojo de un autom¨®vil estacionado bajo el edificio que habita el personaje an¨®nimo al que el autor se dirige en segunda persona del singular: un cincuent¨®n alcoh¨®lico para quien la escritura a la que se entrega como una idea fija es una maldici¨®n. Escribir, nos dice, es autodestruirse y en raz¨®n de ello asume su adicci¨®n como una fatalidad.
Con una iron¨ªa amarga, el personaje an¨®nimo responde a los reproches de su esposa ¡ªcon quien se lleva a matar¡ª y de su decepcionada agente literaria ¡ªal consabido "?no puedes escribir como los dem¨¢s?"¡ª con un contundente: "No puedes escribir como los dem¨¢s, no sabes escribir como los dem¨¢s. No quieres escribir como los dem¨¢s".
Huyendo de toda facilidad y de la sumisi¨®n al modelo impuesto por el omn¨ªmodo dios Mercado, Jos¨¦ Mar¨ªa P¨¦rez ?lvarez vierte en las p¨¢ginas del libro su pesimismo c¨®smico, su renuncia a toda autocompasi¨®n o complicidad. Su ritmo narrativo dirigido a un lector activo y dotado de un o¨ªdo musical, a un lector que no condesciende con las expectativas creadas por el esquema novelesco "normal", nos acompa?a del principio al fin de la obra con su prosodia abrupta y vigorosa fuerza subversiva.
En contraposici¨®n al mundo de los derrotados que encarna cabalmente el personaje tuteado ¡ªese escritor cuyas obras no encuentran editor y que a ra¨ªz de su divorcio se aloja en la segunda parte del libro en una s¨®rdida pensi¨®n como la descrita en la anterior novela de P¨¦rez ?lvarez, La soledad de las vocales¡ª, el autor planta las figuras de Salvador R¨ªos, representante conspicuo de la nueva narrativa espa?ola de ¨¦xito f¨¢cil, y del inefable cr¨ªtico Tito Colmenar, a quien el lector pondr¨¢ el nombre real que se le pase por la cabeza (ejemplos no faltan). Sansue?a y Vetusta emergen entre la bruma y las asperezas de la prosa con todos los entresijos de la vida provinciana de nuestra bell¨ªsima marca Espa?a.
La singular empresa narrativa del autor inaugurada con Nembrot (2002) a?ade un nuevo eslab¨®n a su radical visi¨®n negativa del mundo y de los seres que lo pueblan. Si las cosas cambian, parece decirnos, ser¨¢n para empeorar. Los finales felices son una mentira piadosa.
Si el lector de esta rese?a no teme las dificultades, concibe la lectura como una aventura y es asiduo de Onetti y de Samuel Beckett, no dude en sumergirse en el oleaje encrespado de las p¨¢ginas de Examen final.
Examen final. Jos¨¦ Mar¨ªa P¨¦rez ?lvarez. Trifolium. 2014. 136 p¨¢ginas. 17,10 euros.
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