Ninguno como el ¡®Lichi¡¯
He conocido a muchos cubanos pero como a Eliseo Alberto (1951-2011), el Lichi de la leyenda, ninguno
He conocido a muchos cubanos pero como a Eliseo Alberto (1951-2011), el Lichi de la leyenda, ninguno. Su paso, como de baile, su afecto amoroso, la clave alegre de burla e iron¨ªa en todo lo que dec¨ªa, el manantial de historias que siempre ten¨ªa para contar. Un cubano con el que nunca me encontr¨¦ en Cuba, porque ¨¦l era un exiliado y yo nunca volv¨ª a Cuba, sobre cuyo recuerdo lloraba su alma con sentimiento de ni?o.
Si Caracol Beach es una novela para siempre, su Informe contra m¨ª mismo es un libro tambi¨¦n para siempre, que si no fuera por su tesitura real, parec¨ªa una novela: el muchacho, ¨¦l mismo, al que la Seguridad del Estado recluta para que esp¨ªe a su propio padre. Una cuba libre, por favor, es el t¨ªtulo de la primera pieza de otro libro suyo, Dos Cubalibres. El t¨ªtulo de su propia vida.
Lichi se sab¨ªa las mejores historias del mundo, la m¨¢s memorable de ellas una en que un estudiante le pregunta a Jos¨¦ Lezama Lima qu¨¦ cosa es el azar. ¡°T¨² te subes a la guagua y al lado del asiento que eliges va sentada la mujer que ser¨¢ tu esposa¡¡±, empez¨® Lezama. ¡°?Y ¨¦se es el azar, maestro?¡±, lo interrumpi¨® el alumno. ¡°Esp¨¦rate a que termine, chico¡±, respondi¨®, ¡°el azar es la mujer que iba en la guagua a la que no te subiste¡±.
Eliseo Diego, uno de los grandes poetas de la lengua era su padre, al que espi¨®, y Cintio Vitier y Fina Garc¨ªa Marruz, sus t¨ªos. De ni?o Lezama lo hab¨ªa cargado en sus piernas, Virgilio Pi?era llegaba a tomar el caf¨¦ todos los d¨ªas a su casa en la calzada de Jes¨²s del Monte. Una infancia dorada en una casa llena de libros donde siempre sonaba un piano, y un nombre aristocr¨¢tico largo el suyo, como el de un personaje de las radionovelas cubanas de F¨¦lix B. Caignet: Eliseo Alberto de Diego Garc¨ªa Marruz.
En la correspondencia de muchos a?os entre su abuela y Rose Kennedy, compa?eras de internado en un colegio de Nueva York, se puede leer: ¡°No creo que tu hijo, si es un caballero, sea capaz de invadir Cuba¡±. Lo habr¨ªa escrito la abuela en una de sus cartas a su amiga Rose en 1960, en v¨ªsperas de Playa Gir¨®n. Y su divisa sentimental siempre en los labios: ¡°Acepto que otro pueda amar a Cuba igual que yo, pero nunca que pueda amar a Cuba m¨¢s que yo¡±.
{Entradilla}
[FIRMA-ROJA]SERGIO RAM?REZ
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