Lo banal y lo fant¨¢stico
Era inevitable que Burton acabase haciendo una pel¨ªcula sobre Margaret Keane, aunque resulta bastante escandaloso que le haya salido tan desganada
¡°Lo que fue banal puede, con el paso del tiempo, llegar a ser fant¨¢stico¡±, escrib¨ªa Susan Sontag en 1964 en su ensayo Notas sobre el camp. A la saz¨®n, los cuadros presuntamente pintados por Walter Keane ¡ªen realidad, realizados por su esposa Margaret¡ª se estaban convirtiendo en un ins¨®lito fen¨®meno. Su banalidad alarmaba a los cr¨ªticos, pero los nuevos ricos de Hollywood no dejaban de adquirir sus piezas. Pobladas de ni?os desvalidos, con ojos inmensos, las pinturas de Keane acu?aban una nueva est¨¦tica de la tristeza para el consumismo de posguerra. Surgieron muchos imitadores ¡ªGig, Eve, Lee o Goji¡ª, pero lo m¨¢s interesante pasar¨ªa d¨¦cadas m¨¢s tarde, cuando lo banal se convirti¨® en fant¨¢stico y el arte de Ojos Grandes de Keane no s¨®lo se sublim¨® en objeto cool ¡ªTim Burton, Marilyn Manson y Alaska lo coleccionan¡ª, sino que tambi¨¦n trascendi¨® como referente de la generaci¨®n del surrealismo pop, encabezada por artistas como Mark Ryden y Lisa Petrucci.
BIG EYES
Direcci¨®n: Tim Burton.
Int¨¦rpretes: A. Adams, C. Waltz, T. Stamp, K. Ritter, D. Huston, V. Ross, J. Schwartzman, M. Arthur.
G¨¦nero: biopic. EE UU, 2014.
Duraci¨®n: 105 minutos.
Era inevitable que Burton acabase haciendo una pel¨ªcula sobre Margaret Keane, aunque resulta bastante escandaloso que le haya salido tan desganada. Para ello, ha vuelto a unirse al t¨¢ndem que firm¨® el gui¨®n de Ed Wood (1994), su mejor trabajo: Scott Alexander y Larry Karaszewski parecen haber hecho del biopic poco ejemplar su especialidad y, como ya en El esc¨¢ndalo de Larry Flynt (1996), se han visto obligados a reajustar el foco para encontrar un conflicto dram¨¢tico m¨¢s all¨¢ de la entidad art¨ªstica de su objeto de estudio.
Si all¨ª convirtieron al porn¨®grafo Flynt en un m¨¢rtir de la libertad de expresi¨®n para contar su historia en positivo, aqu¨ª se deja en segundo t¨¦rmino el conflicto del gusto que plantea el fen¨®meno Keane para tratar su historia en clave de melodrama de una creatividad femenina vampirizada por un ogro/gal¨¢n. Burton factura su filme con impasibilidad mec¨¢nica pero vivos colores, sin reparar en que ¨¦l es Margaret por otros medios: un artista de la inmadurez consumista, una impostura muy levemente exc¨¦ntrica.
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