Dichas y desdichas de la felicidad
Carlos Garc¨ªa Gual, Javier Gom¨¢ y Fernando Savater rastrean en un libro conjunto la historia de la b¨²squeda de la felicidad y la vigencia de Epicuro. Los tres conversan en el Parque del Retiro
Todos desean la felicidad. Todos la manipulan. Todos buscan sus atajos. De ella y de sus misterios conversan Fernando Savater, Carlos Garc¨ªa Gual y Javier Gom¨¢ en los Jardines de Cecilio Rodr¨ªguez, del Retiro de Madrid. Prolongan en ese paseo lo que han escrito en Muchas felicidades. Tres visiones y m¨¢s de la idea de felicidad (Ariel). Son las 12 y el sol empieza a tibiar el d¨ªa. Est¨¢n pr¨¢cticamente solos con el rumor de las doce fuentecillas de los cuatro largos estanques rodeados de cipreses.
Los tres pensadores tratan de rastrear la transformaci¨®n de la felicidad y ver por qu¨¦ se ha convertido m¨¢s en fuente de infelicidades que de dichas.
La felicidad como el sue?o so?ado que parece no verse porque est¨¢ delante, mientras el mundo moderno la ha investido de un car¨¢cter inalcanzable y resbaladizo. ?Un espejismo? Cuando, acaso... ?solo es disfrutar del dulce placer de vivir? ?Es la amistad sincera? ?Es la alegr¨ªa? O ?Es como los remeros de un barco, que se aproximan al objetivo a medida que le dan la espalda?
Fernando Savater: Kant dec¨ªa que hab¨ªa que merecer la felicidad. No est¨¢ en nuestra mano ser felices, porque quien hiciera buenas acciones buscando la felicidad en el fondo ser¨ªa un tipo que lo que quiere es cobrar, ?no? Es como el soborno del cielo. Alguien que hace las cosas porque espera salvarse es un cobrador.
Javier Gom¨¢. La distinci¨®n est¨¢ entre ser feliz, propio de la filosof¨ªa antigua, y ser digno de ser felices. Lo importante en este caso es que el acento se pone en la dignidad de la felicidad.
F. S. Sobre todo teniendo en cuenta que la felicidad de la que se habla es otra. La felicidad se convierte en recompensa en cuanto crees que hay alguien, como Dios, que da premios y castigos; mientras griegos, romanos y otros cre¨ªan que uno puede esforzarse en mejorar pero no buscando premios desde fuera. La religi¨®n convierte eso en un soborno.
?l dec¨ªa que hab¨ªa que ser feliz aqu¨ª y ahora. Vivir bien
Garc¨ªa Gual
Carlos Garc¨ªa Gual. Eso choca contra la dignidad de los estoicos. Para ellos hay que ser bueno y hay que portarse bien y ser feliz aqu¨ª. Aprender a partir y mediante los sentidos. La felicidad como algo a nuestro alcance y gobernable por nosotros mismos.??
Los tres est¨¢n all¨ª en un homenaje a Epicuro, inspirador de su libro, que desarroll¨® su filosof¨ªa de la felicidad en un jard¨ªn a las afueras de Atenas. ?l fue el primero en tomarse en serio la felicidad como objeto esencial de la vida. De que la vida est¨¢ en este mundo y hay que vivirla bien. Aunque haya sido malinterpretado, falsificado o calumniado al simplificar su pensamiento y tomar el placer como fuente de felicidad.
Verdad y mentira, comentan Garc¨ªa Gual, Gom¨¢ y Savater en este jard¨ªn madrile?o. Coinciden en que parece un fil¨®sofo acorde a estos tiempos para bien y para mal, porque exalta el placer y cierto hedonismo, pero no la posesi¨®n, lo que predica es la austeridad y el descubrimiento de la felicidad en la cotidianidad, en las cosas sencillas.
C. G. G. Lo nuevo en Epicuro es que vivir sin molestias es gozoso. Que hay un gozo natural en vivir. Pero sin supeditarla a la excesiva ambici¨®n o la gloria.
F. S. La prueba es la infancia y la juventud. Ni?os y j¨®venes normalmente son felices porque no son conscientes de que tienen cuerpo, de que envejecer¨¢n; no les duele todav¨ªa nada. En cambio el concepto se hace complicado con los a?os.
Hay que educar los deseos pero no renunciar a cierto ¨¦xtasis
Javier Gom¨¢
J. G. Es una presencia ya en Arist¨®teles cuando habla de que hay un placer en el ejercicio de las potencias. Hay un placer en comer, beber¡ En que a la rosa le gusta ser rosa y al hombre le gusta ser hombre.
¡°Claro¡±, dicen Savater y Garc¨ªa Gual. Se detienen bajo la sombra de un alt¨ªsimo pino pi?onero. Se detienen en hablar de la manera en que con el tiempo el ser humano se ha vuelto m¨¢s y m¨¢s exigente. Quiere todo ya. Convierte la felicidad en una frustraci¨®n. Como la liebre en una carrera.
F. S. Nos hemos vuelto posesores, cada vez m¨¢s. Antes, en la antig¨¹edad contaban que los desdichados eran los reyes y los ricos, mientras que los pobres disfrutaban de lo poco que ten¨ªan. Ahora nosotros so?amos como Creso o Epul¨®n en tener cada vez m¨¢s cosas, y eso desasosiega.
J. G. La felicidad es un concepto que pertenece a una ¨¦poca superada que sugiere una perfecci¨®n de que cada cosa en un cosmos viene ordenada y tiene sentido y que el hombre o la mujer si desarrollaban esa funci¨®n pod¨ªan alcanzar esa perfecci¨®n llamada felicidad. Pero con el advenimiento de la individualidad, en los siglos XVIII y XIX, el concepto de la felicidad, tal como la trae la tradici¨®n, suena anticuado porque lo verdaderamente importante ya no es ser feliz sino ser individual. Incluso si te ofrecieran la posibilidad de tomarte un filtro y con ¨¦l ser feliz, en el sentido de tener un estado placentero, pero de manera an¨®nima e impersonal, mec¨¢nica o robotizada, poca gente lo aceptar¨ªa si la felicidad es el precio de ser impersonal. En cambio, con tu individualidad t¨² prefieres tu dolor al igual que tu dicha.
F. S.. La felicidad tambi¨¦n se ampara en la originalidad.
J. G.: La felicidad es como esa met¨¢fora de Kierkegaard, la de los remeros de un barco donde t¨² te aproximas al objetivo en la medida en que le das la espalda. Mientras no piensas en ello, porque cuando lo elevas al plano de lo consciente y programado es posible que no se consiga.
C. G. G. Epicuro se opone un poco a eso. ?l cree que la felicidad es natural, que el hombre est¨¢ destinado por naturaleza a ser feliz y que lo que lo hace desgraciado son las vanas ilusiones. Se trata de ver la dulzura del vivir.
J. G. Epicuro tiene algo de felicidad de abuelete. Excluye el ¨¦xtasis, la ebriedad, la pasi¨®n que te produce riesgos. Quiere un poquito de comida, un poquito de sue?o, un poquito de amistad.
La felicidad de hoy busca un estado invulnerable, eso es imposible
Fernando Savater
F. S. Sobre todo lo que quiere es purgar la felicidad de dolores. El poema de Machado que se refiere a que alguien quiere que le quiten la espina que tiene clavada en el coraz¨®n y cuando se la quitan ya no siente el coraz¨®n. Ese es un poco el problema. ?El Romanticismo hizo mucho da?o!?
Y todos r¨ªen. Y luego se ponen serios cuando llegan al tema de la felicidad como industria cultural, como el ofrecimiento de suced¨¢neos que quiere la gente.
F. S. Los primeros que vendieron felicidad fueron los curas. En la otra vida. Durante mucho tiempo. Si no lo hubieran hecho nadie les hubiera hecho caso.
C. G. G. Epicuro promueve la felicidad aqu¨ª, ahora. En la alegr¨ªa misma de vivir. No existe m¨¢s mundo que el terrenal. Desarroll¨® un materialismo realista que simpatiza con nuestra manera de pensar el mundo y de aprender de las sensaciones.
J. G. El concepto de felicidad se ha sustituido por el de la b¨²squeda de sentido. En los siglos XVIII y XIX la gente no preguntaba por el sentido de su vida. De pronto el individuo sale del cosmos y descubre dos cosas: que tiene una dignidad infinita y que est¨¢ abocado a la indignidad de la muerte. Hoy la muerte est¨¢ muy presente, desde un telediario hasta los videojuegos de los ni?os. Pero como un hecho biol¨®gico, no como constataci¨®n de la conciencia de nuestra mortalidad, de que tenemos una vida finita.
F. S. Spinoza dec¨ªa que el hombre nada piensa menos que en la muerte, porque no hay nada que pensar.
Un repaso a 23 siglos de citas sobre la felicidad
Epicuro: "Estoy dispuesto, si dispongo de un poco de agua y un poco de pan, a rivalizar en felicidad con el mismo Zeus".
Schopenhauer: "Los dos enemigos de la felicidad son el dolor y el aburrimiento".
Jean-Paul Sartre: "Felicidad no es hacer lo que uno quiere sino querer lo que uno hace".
Leon Tolst¨®i: "Mi felicidad consiste en apreciar lo que tengo y no deseo con exceso lo que no tengo".
Kierkegaard: "La puerta de la felicidad se abre hacia dentro, hay que retirarse un poco para abrirla: si uno la empuja, la cierra cada vez m¨¢s".
Byron: "El que cae desde una dicha bien cumplida, poco le importa cu¨¢n hondo sea el abismo".
Locke:"Los hombres olvidan siempre que la felicidad humana es una disposici¨®n de la mente y no una condici¨®n de las circunstancias".
Pr¨¦vert: "Reconoc¨ª la felicidad por el ruido que hizo al marcharse".
Oscar Wilde: "Algunos causan felicidad all¨ª donde van; otros cuando se van".
Groucho Marx: "Hijo m¨ªo, la felicidad est¨¢ hecha de peque?as cosas: un peque?o yate, una peque?a fortuna...".
J. G. Sobre los libros que ofrecen f¨®rmulas me parecen ofensivos. Mercadear con la felicidad a fuerza de voluntarismo. ??
Cuando caminan entre las fuentes aparece el nombre de Voltaire. Que la felicidad parece estar asociada a la juventud, pero que cada etapa de la vida tiene su propia felicidad. Es el reto de la sociedad contempor¨¢nea. Hace ya un buen rato que el sonido de las fuentes ha quedado eclipsado por el de un saxo que viene de la calle.
J. G. Aceptar vivir es aceptar envejecer y sacar lo mejor de cada etapa de la vida. La cuesti¨®n es que las personas aspiran a una perfecci¨®n llamada felicidad que trasciende sus capacidades.
C. G. G. Y en esas atapas est¨¢ descubrir el valor de la amistad. Epicuro la exaltaba. La satisfacci¨®n de las necesidades naturales deb¨ªa llevarse a cabo rodeado de amigos, con el coraz¨®n confortable, en el di¨¢logo y el debate. Dice que lo importante para la felicidad es la fil¨ªa. Otra cosa relacionada con la felicidad es la memoria, el recuerdo, para ser felices superando momentos de dolor.
J. G. Hay que estar en un punto medio: entre lo que los escol¨¢sticos llamaban vivir entre la presunci¨®n y la desesperaci¨®n. La presunci¨®n es pensar que la felicidad nos est¨¢ dada, la desesperaci¨®n es pensar que ninguna felicidad de ning¨²n tipo nos es posible. Hay que educar los deseos, pero tampoco creo que uno deba renunciar a cierto ¨¦xtasis, ebriedad y pasi¨®n. Hay que combinar esos dos elementos.
F. S. La felicidad de hoy es distinta a la de Epicuro y parece m¨¢s relacionada con alcanzar un estado invulnerable. Donde nada nos haga da?o, pero eso es imposible. As¨ª es que parece incompatible ser humano y ser feliz.
C. G. G. La alegr¨ªa es algo en lo que insiste Fernando [Savater]. Los griegos juntaban las dos cosas, la palabra griega Gedon¨¦, que tiene relaci¨®n con la dulzura del vivir que incluye una cierta alegr¨ªa. El vivir por s¨ª mismo ya es placentero.?
Aqu¨ª, la felicidad huele a tierra y hojas revueltas y suena al rumor de 12 fuentes de agua, interrumpido, de vez en cuando, por el gluglutear de los pavos reales.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.