Las cuevas del cante embrujado
Chus Guti¨¦rrez se adentra en los secretos flamencos de Granada en el documental ¡®Sacromonte. Los genios de la tribu¡¯
Las Cuevas del Sacromonte de Granada esconden el secreto de zambras y cantes antiguos, drama y fiesta, dolor y pasi¨®n. La directora Chus Guti¨¦rrez recoge en el documental Sacromonte. Los sabios de la tribu la historia de las cuevas y de sus habitantes a trav¨¦s de un flamenco descarado y natural como la propia vida. El filme gan¨® el Primer Premio de su categor¨ªa en la Seminci de Valladolid.
?¡°En la Cineteca de Madrid, donde lo proyectamos a finales de octubre, se oyeron muchas carcajadas. Me choca mucho que la gente se r¨ªa por el drama que hay detr¨¢s de lo que cuentan los protagonistas, pero lo que muestra este documental es la alegr¨ªa de vivir¡±, dice la directora, que se sumergi¨® en las cuevas de la mano de Curro Albaic¨ªn. Este cantaor ha desarrollado una labor de investigaci¨®n en la que ha conseguido recuperar la memoria del Sacromonte, recopilando cancioneros que hoy usan artistas como Marina Heredia. ¡°Curro es el hilo conductor y mi gu¨ªa, porque yo quer¨ªa ver a la gente del Sacromonte como artistas, no solo como narradores de su historia¡±, comenta la directora, que naci¨® en Granada aunque desde los ocho a?os viva en Madrid: ¡°Recuerdo al llegar a Madrid que yendo en el autob¨²s escuch¨¦ que sonaba algo de flamenco, y sent¨ª que era algo m¨ªo que yo pod¨ªa entender y los que estaban a mi alrededor no¡±.
Para el documental realiz¨® muchas entrevistas, y admite que muchas historias de dureza se han quedado fuera. Pero ha elegido a cuatro voces principales para representar lo que el Sacromonte fue y es. En la cinta aparecen figuras como las bailaoras Angustias Ruiz Navarro La Mona, Maria Altea Moya La Coneja o los cantaores Jos¨¦ Ferrer Gonz¨¢lez, conocido como El ni?o de las almendras y Manuel Torres S¨¢nchez, El ni?o de Osuna. Una generaci¨®n que representa a un barrio que lleg¨® a tener 6.000 habitantes, una generaci¨®n que vivi¨® la gloria de bailar para el Rey de Marruecos, de llamar de t¨² a Sinatra, de actuar en el Royal Albert Hall de Londres¡ y de recibir a Ava Gardner o Yul Brynner en su cueva.
?El Sacromonte encierra la historia de un barrio genuino y castigado, un barrio que vio como los torrentes de agua amenazaban con llevarse por delante sus casas arrebatadas a la monta?a en las inundaciones de 1963. En el documental est¨¢ tambi¨¦n ese drama real que canta el flamenco: vidas castigadas, tragedias, hambre¡ ¡°Una de las cosas que me sorprendi¨® es que todos tienen otro trabajo: Raimundo es gu¨ªa tur¨ªstico, La Porrona tiene un bar y Curro organiza fiestas. Nos hemos vuelto una sociedad confortable a la que le ha costado adaptarse a nuevas circunstancias despu¨¦s e a?os muy buenos. Pero a ellos no les ha costado: lo han asumido. La vida sigue y a veces no haces lo que quieres, pero puedes ser feliz con lo que haces. Este documental ha sido una lecci¨®n de vitalidad y fortaleza¡±, dice Guti¨¦rrez, que desde siempre ha considerado el Sacromonte algo ¡°misterioso e incomprensible¡±, donde ¡°usan el flamenco tambi¨¦n para comunicarse¡±.
¡°En el Sacromonte he ratificado que el flamenco tiene un componente festivo y humor¨ªstico, que es algo con mucha fuerza. Si analizas sus letras, a lo mejor no parecen gran cosa, pero la manera de transmitirla es muy profunda. El flamenco no tiene pretensi¨®n de profundidad, pero la produce¡±, comenta Guti¨¦rrez. Y habla de esa espinita que tienen clavada los ancianos del Sacromonte de que el mundo del flamenco les haya dado la espalda. ¡°El flamenco de Granada nunca ha estado considerado como buen flamenco, ha sido visto como algo para los turistas. Y viendo el documental te das cuenta de que all¨ª hay muchos artistas. Les ofende mucho que el mundo del flamenco no los reconozca como buenos artistas. Yo no s¨¦ si esto servir¨¢ para encontrar el reconocimiento, pero s¨ª que es un documento que habla del Sacromonte y de sus artistas¡±, cuenta la directora.
Mucho ha cambiado el Sacromonte desde sus or¨ªgenes. El barrio ha cambiado como han cambiado los tiempos y el propio flamenco, abri¨¦ndose a nuevos p¨²blicos y coqueteando con el turista que busca en las cuevas un exotismo impensable. Pero el esp¨ªritu sigue ah¨ª, y sigue habiendo ¡°esa autenticidad fruto de un flamenco vivido de manera cercana, en el que estando en la cueva la bailaora te da con el vestido al girar¡±. En el Sacromonte ya han visto el documental, y se sienten orgullosos. ¡°Es importante cuando la gente se ve representada, porque a veces si no est¨¢s representado, no existes¡±, concluye Guti¨¦rrez.
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