¡°Rusia es una simulaci¨®n democr¨¢tica¡±
El cineasta ruso Andrei Zvyagintsev lleva a Espa?a ¡®Leviat¨¢n¡¯ Es su cuarto filme y una cr¨ªtica despiadada de la corrupci¨®n en su pa¨ªs
Colorado, 2004. Irritado por una disputa sobre la expropiaci¨®n de su tierra, Marvin Heemeyer decide acabar con el poder que le presiona: coge su niveladora, la refuerza con acero y se lanza en una carrera enloquecida por la ciudad de Granby en la que derriba el Ayuntamiento, la casa del anterior alcalde as¨ª como varios edificios m¨¢s. Finalmente, se acaba quitando la vida y dejando su nombre en las cr¨®nicas, junto con el apodo de Killdozer. Tanto se habl¨® de ¨¦l que un cineasta del otro lado del mundo escuch¨® su historia. El ruso Andr¨¦i Zvyagintsev (Novisibirsk, 1964) se pas¨® a?os d¨¢ndole vueltas al asunto y finalmente se inspir¨® en la tragedia de Heemeyer para crear Leviat¨¢n, el filme que representar¨¢ a su pa¨ªs en los Oscar y que se estrena ma?ana en Espa?a.
Con un premio al mejor guion en Cannes y la carrera por la estatuilla de habla no inglesa a¨²n abierta, Zvyagintsev parece haber dado el paso adelante m¨¢s grande de su carrera, tras un avance constante a lo largo de los ¨²ltimos a?os. Porque quiz¨¢s el director no sea c¨¦lebre para el gran p¨²blico pero entre los cin¨¦filos es una garant¨ªa. Tras su celebrado debut, El regreso, Le¨®n de Oro en Venecia en 2003, no ha parado de cosechar aplausos. Tanto que su tercer trabajo, Elena, tambi¨¦n gan¨® en Cannes, con el premio especial del jurado de Una cierta mirada.
¡°Me di cuenta de que esa historia conten¨ªa paralelismos claros. Es un tema eterno, del que en el fondo ya habla la vida de Job en la Biblia. Lo ambient¨¦ en Rusia pero puede ocurrir en cualquier pa¨ªs con cualquier hombre oprimido por cualquier gobierno¡±, defend¨ªa Zvyagintsev sobre Killdozer en un encuentro con periodistas internacionales en Cannes. Aunque, en realidad, resulta complejo asociar ambas historias. Leviat¨¢n es m¨¢s bien la tragedia rusa de un hombre que ve desmoronarse su existencia y su familia y lucha en balde contra poderes podridos m¨¢s grandes que ¨¦l.
He aqu¨ª el coraz¨®n del asunto. M¨¢s all¨¢ de los conflictos familiares, marca de la casa del cineasta, el protagonista de Leviat¨¢n se enfrenta a un pol¨ªtico corrupto, que busca echarle de su casa y su tierra ¡°En Rusia todo peque?o oligarca es una copia de los grandes poderes¡±, relata. M¨¢s a¨²n ya que en el filme, y seg¨²n Zvyagintsev tambi¨¦n en la vida, cuentan con el apoyo de la iglesia ortodoxa.
Es el sistema ruso en general que el cineasta no comparte. Hasta el punto de que ha llegado a definir su pa¨ªs como un ¡°campo de minas¡± y nunca ha votado: ¡°Lo que se hace hoy en d¨ªa en Rusia es una simulaci¨®n democr¨¢tica m¨¢s que una democracia. Provengo de la URSS, cuando era absurdo votar porque siempre ganaba El partido. A las autoridades les importa un comino lo que opina la gente, solo cuentan los resultados¡±.
Su ataque al poder le ha garantizado a Zvyagintsev aplausos y nominaciones. Pero, en su tierra, el discurso se mueve por v¨ªas m¨¢s contradictorias. Por un lado, y para sorpresa del mismo Zvyagintsev, Leviat¨¢n ha sido escogida para representar a Rusia en los Oscar, a la vez que cuenta con la financiaci¨®n del ministerio de Cultura. Por otro, una ley de reciente aprobaci¨®n har¨¢ que las subvenciones venideras solo beneficien a filmes patri¨®ticos. Y el propio ministro, Vladimir Medinsky, asegur¨® que ¡°la pel¨ªcula tiene mucho talento por parte del director¡±, pero que no le hab¨ªa gustado.
M¨¢s all¨¢ de la opini¨®n de un pol¨ªtico, Zvyagintsev se vio obligado a cortar su filme para estrenarlo en Rusia, debido a otra ley reciente que proh¨ªbe el ¡°l¨¦xico marginal¡±, lo que ser¨ªan los tacos, en todo tipo de discurso pol¨ªtico, p¨²blico, espect¨¢culo, canci¨®n o pel¨ªcula. Por doloroso que le pareciera el tijeretazo al director, no le qued¨® otra opci¨®n: ¡°O bien quitaba todo el l¨¦xico marginal para que pudiera verse en Rusia, o la dejaba tal cual para que solo un p¨²blico restringido pudiera acceder a ella¡±. Sin embargo, el director aclara tambi¨¦n que la presi¨®n del Estado sobre los creadores no se percibe tanto: ¡°Si nos referimos a las Pussy Riot no era arte, sino pol¨ªtica. Si hablamos de cine, no s¨¦ de un solo artista al que no se le dejara expresarse. Aunque quiz¨¢s sea demasiado pronto para plantearnos la pregunta. Veremos¡±.
La necesidad de un traductor¨Ctanto que la charla telef¨®nica se mueve a cuatro bandas: pregunta, traducci¨®n, respuesta, traducci¨®n- complica una conversaci¨®n espont¨¢nea con el creador. Aun as¨ª, en el encuentro de Cannes el cineasta aprovech¨® una pregunta de un redactor brasile?o sobre la masiva presencia del vodka en el filme para informarse sobre cu¨¢nto se bebe en Brasil. ¡°Bastante¡±, contest¨® el otro, ¡°aunque no tanto como en la pel¨ªcula¡±. Porque en Leviat¨¢n el vodka para los protagonistas es agua: ¡°Es algo que en Rusia ocurre en estas cantidades masivas. Hay gente que ni sabe que existe el vino¡±.
Hay unos cuantos espectadores, tambi¨¦n, que ni saben que existe ¨¦l. Ser¨¢ el apellido impronunciable, o la complejidad de sus pel¨ªculas, pero el director es bastante m¨¢s conocido en los festivales que en las taquillas. ¡°No hago pel¨ªculas comerciales. No son ni para los festivales ni para el p¨²blico. Las hago para m¨ª mismo, como si estuviera en el lugar del espectador an¨®nimo que entra en una sala para ver la obra de un director¡±, remata Zvyagintsev. Y, acto seguido, presume de las decenas de pa¨ªses donde se han estrenado sus filmes. ¡°Incluso China o Ir¨¢n¡±. Incluso Rusia.
Babelia
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