Francia-M¨¦xico, el viaje imaginario de Roberto Wong
El escritor publica ¡®Par¨ªs D. F.¡¯ ganadora del Premio Dos Passos a la mejor primera novela
A la salida del metro, no recuerda con nitidez de qu¨¦ estaci¨®n parisina, Roberto Wong (Tampico, M¨¦xico, 1982) se encontr¨® el pasado verano tirados en el suelo algunos folios sueltos. Por lo que se intu¨ªa, pod¨ªa ser el borrador de una novela. Los recogi¨®, ligeramente mojados y cubiertos por hojas secas: estaban mecanografiados en espa?ol; parec¨ªa tratarse de una historia sobre Par¨ªs. Como la que ¨¦l hab¨ªa escrito y que dorm¨ªa en alg¨²n lugar de su ordenador. ¡°Para m¨ª fue una se?al. Ambos textos se estaban hablando, diciendo que su destino es el olvido, que no hay m¨¢s. Listo, ya est¨¢¡±, pens¨®.
Wong crey¨® que, de alguna manera, un ciclo de su vida tocaba a su fin. Aquel viaje a Par¨ªs se lo hab¨ªa planteado como una despedida; no hab¨ªa vuelto a la capital francesa desde 2011, cuando termin¨® una relaci¨®n que le dej¨® ¡°completamente derrotado¡±. En su cabeza, Wong lo ten¨ªa claro: regresar¨ªa a San Francisco, donde vive, continuar¨ªa trabajando en el marketing on line de su empresa y seguir¨ªa escribiendo. Todo lo anterior quedar¨ªa atr¨¢s. Hasta que en octubre pasado recibi¨® una llamada: su novela, Par¨ªs D. F., la que pens¨® que yacer¨ªa en su ordenador, hab¨ªa ganado el Premio Dos Passos, con el que la agencia que lleva el nombre del autor estadounidense y la editorial Galaxia Gutenberg galardonan la mejor primera novela en espa?ol.
Par¨ªs D. F. es una historia paralela entre las capitales de Francia y M¨¦xico, que se superponen. ¡°La imagen lleg¨® como una epifan¨ªa: ¡®?Qu¨¦ pasa si dos ciudades se mezclan?¡±, rememora Wong. La elecci¨®n de Par¨ªs no responde a un v¨ªnculo personal, a los viajes a visitar a sus exnovias. Tambi¨¦n existe una relaci¨®n literaria. ¡°Como escritor novel quer¨ªa acercarme a esa tradici¨®n latinoamericana que arranca con aquellos versos de [C¨¦sar] Vallejo [Me morir¨¦ en Par¨ªs con aguacero, / un d¨ªa del cual tengo ya el recuerdo]; a los escritores del boom que viajaron a Francia, los que se exiliaron o autoexiliaron en busca del surrealismo. Sumarme a esa tradici¨®n no pod¨ªa ser con un viaje, sino con un deseo de convertirme en escritor desde otro lugar¡±, asegura. ¡°La novela creo que es una met¨¢fora de todo eso, un intento de dialogar con los escritores que me antecedieron. Desde el punto de vista literario, en la novela se tejen muchos afectos¡±, a?ade.
¡°La literatura es un ejercicio de nostalgia¡±, reconoce el autor del libro
Parte de esos gui?os se encuentran a lo largo de la obra, llena de itinerarios imposibles que se trazan a ra¨ªz del atraco que sufre Arturo, el protagonista, en la farmacia en la que trabaja. Un Arturo obcecado con hacer m¨¢s grandes los d¨ªas en ese Par¨ªs superpuesto sobre el mapa de M¨¦xico DF. Una obsesi¨®n, la de agrandar los d¨ªas, que comparten personaje y autor. ¡°Es una forma de salir de lo ennegrecido cotidiano. A la luz de los eventos que vivimos, del horror que llega a trav¨¦s de los medios, de los 43 [estudiantes asesinados en Iguala]... es m¨¢s necesario que nunca la posibilidad de so?ar con cosas distintas, de poder inventarnos mundos distintos... En M¨¦xico el horror acecha. Puede suceder en cualquier momento, en cualquier lugar. Creo que la ficci¨®n y la literatura son alternativas a ese horror, v¨ªas de escape¡±, explica el autor.
La violencia tambi¨¦n est¨¢ muy presente en Par¨ªs D. F., aunque esta no tenga nada que ver con el narcotr¨¢fico y la corrupci¨®n, tan habituales en la rutina mexicana. ¡°No creo que la presencia de la violencia en la literatura sea inevitable, pero por los tiempos que vivimos, en cierto sentido es l¨®gico. Pertenecemos, como escritores, a un momento hist¨®rico y escribimos, aunque sea en sentido figurado, de lo que est¨¢ sucediendo¡±, argumenta Wong, quien reconoce la carga biogr¨¢fica que lleva impl¨ªcita la novela. ¡°Si hablamos de la parte melanc¨®lica, hay mucho m¨ªo, no tanto de lo que se pierde como de lo que nunca fue. La literatura es un ejercicio de nostalgia¡±, subraya.
El premio le ha supuesto una inyecci¨®n de 12.000 euros y un quebradero de cabeza. Le ha cambiado la perspectiva de lo que puede venir a partir de ahora. ¡°Me plantea muchas preguntas, no tanto de la literatura como de qu¨¦ voy a hacer con mi vida¡±, asume.
Mientras, recuerda aquel borrador que se encontr¨® en el suelo de alguna calle parisina y del que guarda una foto en su tel¨¦fono m¨®vil. Se supone que habla del Par¨ªs de la Segunda Guerra Mundial. Y una expresi¨®n que a Wong le llam¨® la atenci¨®n: ¡°Tiros rabiosos. Me parece una perfecta met¨¢fora del acto de escribir. Cuando uno se pone frente al teclado, deja algo ah¨ª. Cada golpe es un tiro rabioso¡±. Los suyos acaban de empezar.
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