Barenboim rega?a al p¨²blico por sacar fotos con el m¨®vil
El director dijo a los asistentes a su concierto en el Auditorio Nacional de Madrid que los flashes desconcentran a los m¨²sicos
Comentan a veces los integrantes de orquestas sinf¨®nicas extranjeras que Espa?a es un pa¨ªs donde algunos de los conciertos comienzan un d¨ªa determinado y finalizan el siguiente. Se refieren a los que comienzan a las 22,30 horas. El del s¨¢bado pasado en el Auditorio Nacional dio a¨²n una vuelta de tuerca: la primera parte comenz¨® el 17 y la segunda el 18. La inclusi¨®n en el programa de una obra de Boulez, D¨¦rive II, de 54 minutos de duraci¨®n, motiv¨® esta especial circunstancia. Hay quien apuntaba que no era la m¨²sica apropiada para estas horas, pero la verdad es que esta obra para 11 instrumentistas tiene unas componentes de lenguaje muy interesantes y extiende su complejidad a los terrenos arm¨®nicos, r¨ªtmicos y constructivos.
M?SICA POR LA PAZ
Orquesta West-Eastern Divan. Director: Daniel Barenboim. Obras de Debussy, Boulez y Ravel. Iberm¨²sica-Obra Social La Caixa. Auditorio Nacional, 17 de enero.
Barenboim la defendi¨® con su habitual entrega en el repertorio contempor¨¢neo, y, m¨¢s a¨²n, trat¨¢ndose de un m¨²sico como Boulez, al que le une una gran amistad y muchas experiencias compartidas. Compuesta entre 1998 y 2006, D¨¦rive II est¨¢ dedicada al compositor estadounidense Elliott Carter con motivo de su 80? cumplea?os. Antes Barenboim y sus m¨²sicos israel¨ªs-palestinos-¨¢rabes-espa?oles de la West-Eastern Divan se volcaron en una obra tan simb¨®lica del impresionismo como Preludio a la siesta de un fauno, de Debussy. Una interpretaci¨®n sugerente, y hasta envolvente, hizo justicia a la sutileza de la obra.
Y en esas lleg¨® Maurice Ravel, con cuatro composiciones. Barenboim prepar¨® el terreno con rega?ina incluida a los que no dejaban de sacar fotos desde sus localidades en ese tic colectivo propiciado por los m¨®viles, que inunda nuestros h¨¢bitos cotidianos. Pidi¨® una pausa en la oleada de fotos para el recuerdo porque est¨¢ prohibido, porque desconcentra a los m¨²sicos tanto flash y, con sentido del humor, porque si ocupan las manos apretando los correspondientes botoncitos no pueden aplaudir a la orquesta. Bromas aparte, el Ravel de Barenboim y sus m¨²sicos fue espl¨¦ndido. Desde la Rapsodia espa?ola a la Pavana para una infanta difunta, pasando por la Alborada del gracioso. Despliegue sonoro casi orgi¨¢stico, infinidad de matices, una fiesta de sensaciones t¨ªmbricas. El concierto culmin¨® con el popular Bolero. La obra m¨¢s popular del compositor vasco-franc¨¦s volvi¨® a cautivar por su embrujo y su cautivador hipnotismo. El concierto se repite hoy, lunes, en Par¨ªs.
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