La poes¨ªa es otra vez un arma cargada de futuro
Medio centenar de poetas de 12 pa¨ªses participa en la antolog¨ªa 'Humanismo solidario' para reclamar una vuelta a valores perdidos y buscar m¨¢s compromiso en momentos de crisis
El poema se hace grito. La emoci¨®n es su arma. Es el regreso de la eterna reflexi¨®n sobre si el principal compromiso de los poetas hoy es con el arte mismo o con la realidad resquebrajada de ideales y asediada de crisis. Medio centenar de poetas hispanohablantes y magreb¨ªes y casi 600 creadores, intelectuales y otros ciudadanos consideran que es el momento de un arte que refleje el humanismo solidario, de la vuelta a la humanizaci¨®n a la creaci¨®n art¨ªstica. Una reflexi¨®n que hiciera hace 60 a?os Gabriel Celaya en su c¨¦lebre poema La poes¨ªa es un arma cargada de futuro.
¡°El valor ¨¦tico de la poes¨ªa va m¨¢s all¨¢ de los contenidos. No se trata s¨®lo de los versos que denuncian una injusticia o asumen una protesta. La poes¨ªa establece una relaci¨®n con el tiempo muy distinta de la que hoy domina en las sociedades del v¨¦rtigo¡±. Estas palabras de Luis Garc¨ªa Montero resumen parte del sentir de los 49 escritores de 12 pa¨ªses (nacidos a partir de 1950), que participan en la antolog¨ªa Humanismo solidario. Poes¨ªa y compromiso en la sociedad contempor¨¢nea (Visor), coordinado por Remedios S¨¢nchez Garc¨ªa y selecci¨®n de poemas de Marina Bianchi, presentado en Casa de Am¨¦rica, de Madrid, en una lectura po¨¦tica.
¡°Lo que queremos decir y no podemos / lo cubrimos con un manto azul y transparente. / Cicatrices / donde el silencio dice su verdad / y pudre poco a poco nuestra lengua¡±, grita el peruano Eduardo Chirinos en este volumen, en un reconocimiento a lo primero, al Yo. Cicatrices, se titula el poema. A partir de esa ¨ªntima geograf¨ªa pret¨¦rita que es siempre presente, el poeta viaja a su mundo para otear el mundo.
Esta poes¨ªa no tiene que ver con la de finales de los a?os cincuenta y la d¨¦cada de los sesenta que era m¨¢s bien colectiva, aclara Marina Bianchi. Lo de hoy, agrega, ¡°es una crisis que desde la realidad exterior afecta mucho al individuo, a su interioridad, y cada uno expresa su reacci¨®n, que no resignaci¨®n¡±. La profesora de la universidad italiana de B¨¦rgamo reclama una vuelta a los valores que se han extraviado en una sociedad de consumo. Valores como la cultura o la literatura, que han perdido su papel fundamental de crear opini¨®n p¨²blica y de hacer ver la realidad.
Cantar la realidad y emocionar
Conciencia de su propia poes¨ªa debe ser el primer compromiso de un poeta, dice la autora madrile?a Alicia Aza. Si al poeta, agrega, le es dada la capacidad para observar la realidad y hacerlo de manera diferente a los dem¨¢s, ¡°tiene la responsabilidad, m¨¢s all¨¢ de su propia est¨¦tica, de su mayor o menor lirismo y de su grado de expresividad, de dejar constancia con su voz de su posici¨®n y de su mirada ante la realidad que observa. La poes¨ªa es una actitud que conlleva un compromiso creativo y vital, un camino a recorrer y cualquier discurso po¨¦tico debe construirse sobre una experiencia humana¡±.
Esa es la idea de la Asociaci¨®n Humanismo Solidario, presidida por Francisco Morales Lomas, una de las promotoras de la edici¨®n de esta antolog¨ªa po¨¦tica. Creada en 2013, dicha asociaci¨®n, en palabras de Manuel Gahete, miembro fundador y consejero de Humanismo Solidario, surgi¨® cuando un conjunto de creadores alz¨® su voz para reivindicar "el inalienable compromiso que debe anteponer lo otro a lo propio; la necesidad de un nuevo humanismo, no excluyente, que retome como esenciales las aspiraciones de autenticidad, superaci¨®n y ¨¦tica que sustancian la vida". Esos planteamientos est¨¢n recogidos en un manifiesto que ya cuenta con la adhesi¨®n de casi 600 creadores, intelectuales y otros ciudadanos de diferentes pa¨ªses, la cual se puede consultar en www.humanismosolidario.com
Hasta 1925, cuando Jos¨¦ Ortega y Gasset y su La deshumanizaci¨®n del arte, se remonta Jos¨¦ Sarria para recordar que ya entonces el fil¨®sofo espa?ol advert¨ªa del "camino err¨¢tico hacia el cual se abocaba el arte, al desarraigar al ser humano de su perspectiva, su punto de vista". Sarria cree que no se debe renunciar a un compromiso y comportamiento ¨¦ticos. Comparte la idea de Mar¨ªa Zambrano que incitaba a ir m¨¢s all¨¢ de la propia vida, estar en las otras vidas.
Y es ah¨ª donde entra el poeta, dice Bianchi: ¡°Debe darse cuenta de la realidad y hacer que se d¨¦ cuenta el lector. Es el verso que se vuelve grito sin olvidarse del acto creativo. Comunicar el malestar¡±.
El primer reto que afrontan los poetas actuales es hacer buena poes¨ªa, que conecte, adem¨¢s, con la situaci¨®n de la persona de la calle, que sufre, que es su c¨®mplice, asegura Remedios S¨¢nchez, de la universidad de Granada. ?Y, c¨®mo conectar?: ¡°No cayendo en el cinismo o en la evasi¨®n, sino hablando de lo que duele a todos¡±.
¡°La poes¨ªa es una expresi¨®n universal del Hombre para el Hombre¡±, recalca Kh¨¦dija Gadhoum. Para la poeta tunecina-estadounidense ¡°m¨¢s all¨¢ de las precarias definiciones y delimitaciones geopol¨ªticas postcoloniales, globales o neo-coloniales, la poes¨ªa sigue siendo un compromiso glocal que expresa la voluntad del Pueblo que lucha por sus derechos civiles, dignidad y justicia¡±.
¡°Hoy la muerte deambula en los rincones / y se encuentra susurros que se escapan / y confunde siluetas en todas las esquinas¡±, advierte Roxana M¨¦ndez, desde El Salvador. M¨¢s en este tiempo emboscado de incertidumbres.
A Garc¨ªa Montero le gusta creer que el poeta que piensa durante horas una palabra precisa representa a cualquier ciudadano que quiere ser due?o de sus opiniones, que quiere pensar lo que dice. ¡°En ¨¦poca de cancelaci¨®n de las ilusiones colectivas basta con un ok. Pero cuando se quiere buscar un espacio de entendimiento, un espacio para que el t¨² y el yo constituyan un nosotros, hay que matizar, enriquecer el lenguaje, buscar las palabras. Esa defensa del lenguaje, del entendimiento y del propio conocer, con uso libre de raz¨®n y de coraz¨®n, es lo que le da un car¨¢cter rebelde a la poes¨ªa y la enlaza con las tradiciones del humanismo¡±.
Pero la emoci¨®n a secas no, advierte Bianchi: ¡°La cuesti¨®n es cantar emociones universales en las que el lector pueda reconocerse y experimentar¡±. Todo eso no es nada si no hay una cultura de la cultura, afirma la colombiana Piedad Bonnett. Una de las cosas perdidas de la poes¨ªa que deber¨ªa recuperarse son los lectores de otras ¨¦pocas: ¡°No implica que el poeta deba hacer concesiones, sino que la escuela debe acercar m¨¢s al alumno a la poes¨ªa, haciendo de ella un placer y no un deber¡±.
49 poetas, 12 pa¨ªses
Espa?a: Juan Carlos Abril, Sergio Arlandis, Alicia Aza, Luis Bagu¨¦ Qu¨ªlez, Jos¨¦ Cabrera Martos, Isla Correyero, Paloma Fern¨¢ndez Gom¨¢, Manuel Gahete, Luis Garc¨ªa Montero, Guadalupe Grande, Pedro Luis Ib¨¢?ez L¨¦rida, Raquel Lanseros, Juan Carlos Mestre, Eduardo Moga, Jos¨¦ Mar¨ªa Molina, ?ngeles Mora, Francisco Morales, Manuel Moya, Fernando Oper¨¦, Julia Otxoa, Benjam¨ªn Prado, Josep M. Rodr¨ªguez, Daniel Rodr¨ªguez Moya, Javier Salvago, Jos¨¦ A. Santano, Jos¨¦ Sarria, Juan Jos¨¦ T¨¦llez, Alberto Tor¨¦s, Fernando Valverde, Javier Vela.
Latinoam¨¦rica: Carlos J. Aldaz¨¢bal (Argentina), Efra¨ªn Bartolom¨¦ (M¨¦xico), Mario Boj¨®rquez (M¨¦xico), Piedad Bonnet (Colombia), Al¨ª Calder¨®n (M¨¦xico), Gabriel Ch¨¢vez (Bolivia), Eduardo Chirinos (Per¨²), Andrea Cote Botero, (Colombia), Federico D¨ªaz Granados (Colombia), Jorge Gal¨¢n (El Salvador), Eduardo Langagne (M¨¦xico), Roxana M¨¦ndez (El Salvador), Xavier Oquendo (Ecuador), Miguel ?ngel Zapata (Per¨²).
Magreb y Oriente Pr¨®ximo: Mohammed Doggui (T¨²nez), Abderrahman El Fathi (Marruecos), Nathalie Handal (Palestina), Kh¨¦dija Gadhoum (T¨²nez-EE?UU), F¨¢tima Galia (S¨¢hara Occidental).
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.