Epicentro
Ha bastado que repunte la gripe para que percibamos de nuevo la precariedad en la que andamos sumergidos en el tema de las urgencias hospitalarias
Existen lugares de paso obligatorio, que convocan a toda clase social y unen a los estratos por un instante. Del tanatorio al centro de ex¨¢menes de tr¨¢fico. No son demasiados, lo que habla de una sociedad muy compartimentada. Pero uno de estos lugares son las urgencias hospitalarias. Ha bastado que repunte la gripe para que percibamos de nuevo la precariedad en la que andamos sumergidos. El desamparo anida en pasillos saturados y salas abarrotadas. Asoman entonces datos que hasta ese d¨ªa no fueron importantes en tu lectura de los medios. Por ejemplo, que los empleados en la Sanidad madrile?a han disminuido en m¨¢s de 1.500 solo en el a?o 2013. Puede que la crisis sea historia, pero a la hora del ingreso hospitalario propio o de un familiar esa es su historia.
Hace poco, Mar¨ªa Victoria Viu denunciaba la muerte de su marido tras una crisis cardiaca. La unidad del Hospital de Tarragona cierra a las ocho de la tarde, as¨ª que se hac¨ªa necesario trasladar al paciente a Barcelona. La muerte le alcanz¨® en la ambulancia, que es una patria en s¨ª misma. Nadie va a evitar que nos muramos, como nadie elude la gripe. Son procesos democr¨¢ticos que no distinguen entre votantes de un partido u otro, ni tan siquiera entre abstencionistas y los que viven sin carnet de identidad, que los hay. La sanidad es un asunto sensible en el que la pol¨ªtica solo entra para reivindicar su gesti¨®n, su importancia, su prioridad, su absoluto compromiso para no recortarle medios ni eliminar su perfil de servicio p¨²blico.
La marea blanca es expresi¨®n del hartazgo de m¨¦dicos y sanitarios ante el ¨ªmpetu privatizador sobre la salud nacional. Y ya van 28 marchas. Los enfermos de hepatitis C pugnan contra el af¨¢n de lucro desmedido en el negocio farmac¨¦utico. Sin aspirar a un mundo perfecto, estimulan la acci¨®n pol¨ªtica. Hay mucho por hacer, como tambi¨¦n hay mucho bueno por intentar que no se destruya interesadamente, en un pa¨ªs que es puntero en trasplantes y que se enorgullece de su sistema de salud. Expresi¨®n democr¨¢tica como pocas, la sala de urgencias hospitalaria puede ser uno de los epicentros electorales, si los medios consiguen hacerla visible mientras las maniobras de distracci¨®n no se salen con la suya.
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