El reciclador de im¨¢genes
El Reina Sof¨ªa dedica su primera exposici¨®n del a?o al pionero del Arte en la Red en Espa?a
Cuando a comienzo de los noventa el uso de internet empez¨® a hacerse masivo, el fen¨®meno fue contemplado como una promesa de libertad y de igualdad universal. Sin embargo, el paso de los a?os ha demostrado que la Red se ha convertido en una herramienta en manos de las m¨¢ximas jerarqu¨ªas del poder que ha agrandado las diferencias entre quienes tienen acceso a ese poder y los que no. El artista y activista Daniel G. And¨²jar (Almorad¨ª, Alicante, 1966), pionero del llamado Arte en la Red, est¨¢ convencido de que lejos de traer m¨¢s democracia, la brecha entre los ciudadanos comunes y el mundo digital es cada vez m¨¢s peligrosa. Creador de una poderosa obra que empez¨® a mostrar a mediados de la d¨¦cada de los noventa, el artista protagoniza hasta el 4 de mayo la primera gran exposici¨®n del a?o del Reina Sof¨ªa, de Madrid, Sistema Operativo, un repaso por cincuenta instalaciones realizadas en su mayor parte durante los ¨²ltimos veinte a?os y otras creadas expresamente para la ocasi¨®n.
En la primera sala de la tercera planta que ocupa la exposici¨®n se lee: Acces to Technology Is a Human Right; un lema que corresponde a una de las primeras acciones protagonizadas por And¨²jar, en Hamburgo en 1996, y que forma parte de la obra Technologies To The People, una corporaci¨®n ficticia que funciona como carpeta de la obra conceptual del artista.
Vestido totalmente de negro y luciendo una camiseta en la que puede leerse Watch the Watchers, And¨²jar cuenta con gran sentido del humor c¨®mo eran aquellos primeros a?os de acceso a Internet en los que el router se paralizaba y desencriptar contenidos era una tarea tit¨¢nica. "Te encontrabas con que te prohib¨ªan la reproducci¨®n, cuando a m¨ª nadie me hab¨ªa preguntado si yo quer¨ªa que esas im¨¢genes deambularan en mi ordenador. Yo no creo en las im¨¢genes originales. Mi obra se abastece de lo que encuentro en las redes, en la publicidad o en la televisi¨®n".
And¨²jar se autodefine como un reciclador del paisaje visual que ofrece la Red y que le permite crear un nuevo lenguaje con un nuevo sujeto. "Soy de los que cree en la utop¨ªa de que el lenguaje es un garante del futuro para lograr cotas de libertad m¨¢s altas de las que tenemos".
Manuel Borja-Villel, director del museo y comisario de la exposici¨®n, explica que la muestra es una reflexi¨®n sobre c¨®mo las nuevas tecnolog¨ªas pueden ser, por un lado, una extraordinaria manera de abrir nuevos ¨¢mbitos y, por otro, una f¨¦rrea forma de control. "And¨²jar", resume, "se pregunta sobre la propiedad de las im¨¢genes a la vez que trabaja en las fisuras del sistema con iron¨ªa y esp¨ªritu cr¨ªtico. En esta ¨¦poca de conflictos, el artista es un elemento central que ofrece im¨¢genes y herramientas a quienes no las tienen".
A quienes piensan que una obra de estas caracter¨ªsticas no es propia de un museo, el artista les aclara que ¨¦l no quiere un p¨²blico est¨¢tico porque sus piezas parten, precisamente, de la observaci¨®n y de la construcci¨®n colectiva. "Como los hackers (piratas inform¨¢ticos), busco agujeros por los cuales colarme".
Una de sus piezas m¨¢s antiguas es la titulada Soy gitano (1992). En ella, And¨²jar quiso transformar el espacio p¨²blico a principio de los noventa eligiendo como escenario a la ciudad de Valencia. Un cartel de peque?as dimensiones recuerda el Art¨ªculo 14 de la Constituci¨®n espa?ola superpuesto en la fotograf¨ªa de un joven gitano manchada de rojo: "Los espa?oles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminaci¨®n alguna por raz¨®n de nacimiento, raza, sexo, religi¨®n, opini¨®n o cualquier otra condici¨®n o circunstancia personal o social". El texto no est¨¢ en castellano, sino traducido al cal¨® (una variante del roman¨ª, la lengua hablada por los gitanos en toda Europa), convirtiendo as¨ª a este colectivo en los verdaderos emisores y receptores del mensaje.
¡®Sistema operativo¡¯ expone 50 instalaciones que invitan a la reflexi¨®n
Entre las obras recientes se exhibe Infiltrados, una instalaci¨®n inspirada en las t¨¢cticas policiales usadas por aquellos agentes que se mezclan entre los manifestantes para acabar deteniendo a los alborotadores. La pieza parte de una reproducci¨®n de un grabado de William Hogarth de 1822, The Battle of the Pictures (La batalla de las im¨¢genes), colgado junto a la proyecci¨®n de un v¨ªdeojuego en el que los infiltrados golpean de manera contundente a los manifestantes.
Ante la obra, Daniel G. And¨²jar reflexiona sobre el poder absoluto que los mandatarios ejercen sobre los ciudadanos diciendo qu¨¦ es lo que puede hacerse y qu¨¦ es lo que puede decirse. Como ejemplo reciente recuerda el salvaje ataque en Par¨ªs contra la redacci¨®n de Charlie Hebdo y la confusi¨®n que hay sobre lo que se puede decir o no en la Red.
Activista incansable a la hora de se?alar a los responsables de la crisis econ¨®mica que se vive en Espa?a, el artista alicantino ha creado una pieza dedicada a los especuladores inmobiliarios: Objetos de deseo (2004). En torno a una maqueta en la que vemos un palacete construido sobre un suelo formado por billetes de 500 euros, se pueden escuchar nueve conversaciones de personas implicadas en casos de corrupci¨®n relacionados con la construcci¨®n y el desarrollo urban¨ªstico en la costa del levante espa?ol. "Son todas reales, aunque he distorsionado sus voces. Cuentan sin cortarse que es lo que han recibido a cambio de corromperse".
El recorrido concluye con una gran sala dedicada a Pablo Picasso y a Guernica dividida en varios proyectos en los que el artista reflexiona sobre las met¨¢foras y los s¨ªmbolos que han rodeado hist¨®ricamente el famoso mural. A trav¨¦s de material documental presentado en varias vitrinas, la sala invita al p¨²blico a repensar sus conocimientos sobre la obra.
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