La s¨¢tira necesaria
Por s¨ª misma, la s¨¢tira no es capaz de derrocar a reyes ni tiranos; no previene guerras; no decide las elecciones. Aunque casi nunca cambia el curso de la historia, a menudo acompa?a y refuerza la acci¨®n pol¨ªtica. Las caricaturas y chistes contra la familia real ayudaron a crear la atm¨®sfera de furia que culmin¨® en la Revoluci¨®n Francesa. Las burlas contra la guerra de Vietnam lograron el cambio en la opini¨®n p¨²blica que acab¨® con ella. Seg¨²n Freud, la s¨¢tira act¨²a a modo de v¨¢lvula de escape que ventila tensiones que de otro modo podr¨ªan ser letales. Los humoristas sat¨ªricos, a menudo con riesgo de c¨¢rcel, exilio, ejecuci¨®n, siguen buscando maneras de evitar la censura; hacen la pol¨ªtica divertida e interesante para un p¨²blico que de otra manera tender¨ªa a quedarse al margen; dinamitan los tab¨²es que rodean el sexo, la raza y la religi¨®n; son el baluarte de la democracia contra la opresi¨®n. Son m¨¢s necesarios que nunca.
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