¡®Hooligan¡¯
Aunque poner en duda la autonom¨ªa de los jueces perjudica la aceptaci¨®n del sistema, hay demasiados representantes pol¨ªticos que se permiten alegremente hacerlo con reiteraci¨®n
Esperanza Aguirre declar¨® ayer que Pablo Iglesias lo que espera con la querella que le ha interpuesto es dar con un juez de Podemos y que la condenen a pagarle 100.000 euros. Esto lo dijo tras no llegar a un acuerdo de conciliaci¨®n. Desde el momento en que pronunci¨® unas palabras as¨ª, no habr¨¢n faltado los que se hayan dedicado a buscar un juez de Podemos en los tribunales espa?oles. Lo grave de un razonamiento de este calado en una personalidad que ocupa altos cargos pol¨ªticos es que invita a pensar que los jueces act¨²an en funci¨®n de sus simpat¨ªas pol¨ªticas. En el mismo d¨ªa en que ha sido sobrese¨ªda de manera provisional su causa por el incidente con dos agentes de Movilidad en pleno centro de Madrid, no resulta demasiado oportuno se?alar hacia un funcionamiento tan penoso de nuestro aparato judicial. Si lo piensa sinceramente, y no es solo otra salida de tono, ser¨¢ porque tiene datos para hacerlo y habr¨¢ utilizado esas simpat¨ªas pol¨ªticas en la esfera judicial para salir con tino de sus tropiezos.
La an¨¦cdota adquiere proporciones de desacato en un d¨ªa muy cargado de novedades judiciales, incluida la fianza fijada para el excontable Luis B¨¢rcenas. Cada espa?ol tiene la obligaci¨®n de acatar las decisiones judiciales. Pero tambi¨¦n, como hacen los pol¨ªticos que repiten ese mantra incansables, luego criticarlas en funci¨®n de sus opiniones particulares. Aunque poner en duda la autonom¨ªa de los jueces perjudica la aceptaci¨®n del sistema, que encuentra ah¨ª una pata b¨¢sica para mantenerse en pie, hay demasiados representantes pol¨ªticos que se permiten alegremente hacerlo con reiteraci¨®n.
Si alguien tiene alguna duda sobre las presiones que recibe el poder judicial en cuanto se opone al criterio que fija el Gobierno le basta con asomarse a la petici¨®n de amparo que han presentado los magistrados Ram¨®n S¨¢ez, Javier Mart¨ªnez-L¨¢zaro y Manuela Fern¨¢ndez de Prado tras recibir todo tipo de ataques tras la decisi¨®n sobre los ¨²ltimos etarras excarcelados. La presi¨®n ha sido de tal intensidad que se ha dejado notar incluso en un clima que ya estaba enrarecido tras la dimisi¨®n del fiscal general y las rectificaciones forzadas en su labor. Si la presi¨®n viniera desde otro partido hablar¨ªamos de actitudes antisistema. Pero nadie ve al hooligan en su propia grada.
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