Una luz al final de la nigredo
Cuando Rafael ?lvarez El Brujo entra, el p¨²blico de a diario le recibe con un aplauso, como a los directores de orquesta. Sus sencillos rituales esc¨¦nicos (salir y contar, acompa?ado por tres m¨²sicos que punt¨²an, subrayan y acompasan el relato solista) nos devuelven a ¨¦pocas en las cuales los sucesos reunidos posteriormente en La Il¨ªada o en el Majabh¨¢rata corr¨ªan de boca en boca, los romances de gesta se entonaban y se bailaban comunalmente, como se hace a¨²n en La Gomera y en las islas Feroe (escuchen el archivo del programa M¨²sicas de tradici¨®n oral, de Gonzalo P¨¦rez Trascasa, del 18 de enero pasado) y los cuentos se desgranaban a la luz de la hoguera.
EL ASNO DE ORO
Autor: Apuleyo. Versi¨®n, interpretaci¨®n y direcci¨®n: Rafael ?lvarez. Luz: Miguel ?ngel Camacho. M¨²sicos: Javier Alejano, Daniel Su¨¢rez ¡®Sena¡¯ y Kevin Robb. Teatros del Canal. Hasta el 8 de febrero.
El asno de oro, nos dice su int¨¦rprete y adaptador en el pr¨®logo, entre chanzas muy de veras, es una f¨¢bula inici¨¢tica sobre la mutaci¨®n dolorosa que conduce a su protagonista desde la ignorancia feliz a la iluminaci¨®n, atravesando una nigredo o noche oscura del alma. Para engancharnos, El Brujo establece analog¨ªas entre la actualidad y lo que en la novela latina se nos cuenta, entre la penuria que atraviesa hoy la Espa?a de a pie y el hambre y el apaleamiento cr¨®nicos a los que se ve sometido el Lucio Apuleyo de la ficci¨®n, alter ego del autor, desde el momento en que un hechizo lo convierte en jumento y, entrado en servidumbre (cual muchos siglos despu¨¦s los protagonistas de Lazarillo de Tormes y La vida del Busc¨®n, que viven episodios harto inspirados en otros de El asno de oro), comienza a rodar de amo en amo, a cual de ellos peor.
Con la voz una octava m¨¢s grave, El Brujo desgrana algunas frases en lat¨ªn, que escuchamos con un plus de atenci¨®n, intentando adivinar su sentido por simpat¨ªa, como los feligreses en las misas antiguas y los aldeanos del final de Divinas palabras. No es cuesti¨®n de contar aqu¨ª lo que Apuleyo narra y su int¨¦rprete, adaptador y ex¨¦geta encarna, pero s¨ª procede observar cu¨¢nto resonar¨¢ todo ello no s¨®lo en la futura novela picaresca espa?ola sino tambi¨¦n en alg¨²n episodio de El Quijote, como el del ingenioso hidalgo embistiendo unos odres porque los confunde con gigantes.
La labor divulgativa de El Brujo es ins¨®lita. Ni ¨¦l mismo acaba de creerse que ande llenando el teatro no con chistes de monologuistas, con versiones teatrales de pel¨ªculas ni con obras celeb¨¦rrimas del repertorio cl¨¢sico, sino con la adaptaci¨®n sint¨¦tica de la novela de un autor n¨²mida (tribu berebere) del siglo II de nuestra era. ?Pero por qu¨¦ no, si ha llenado tambi¨¦n comentando El evangelio de San Juan y relatando El Corbacho, del Arcipreste de Talavera? ?Qui¨¦n dice que no hay p¨²blico para obras tales? Sin duda, los mismos que votaron a quienes las gravan con el 21 por ciento de IVA.
En sus subrayados gestuales, apoyados en la labor de los m¨²sicos, El Brujo se vuelve manierista: es dif¨ªcil no serlo, estando solo en escena. Cuando, d¨¢ndonos la espalda, tras los aplausos, se retira al fondo del escenario, su balanceo, que recuerda el tan caracter¨ªstico de Chaplin y el de Rivel, tiende un hilo de plata entre grandes juglares, payasos y pantomimos.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.