La buena memoria
¡°Hay actores que se mueren y nadie se entera de ello, ni siquiera los compa?eros o los amigos¡±, se lamentaba Manuel Zarzo en una entrevista en televisi¨®n al saber de la muerte de un colega: ¡°La prensa s¨®lo habla de los que son famosos; este pa¨ªs no suele tener respeto a nuestra profesi¨®n¡±, conclu¨ªa entristecido. Y con cierta raz¨®n. Cada a?o, en el recuerdo a los fallecidos que se hace en la ceremonia de los Goya suele producirse m¨¢s de una sorpresa ya que hay quienes han desaparecido sin haber tenido eco alguno o suficiente en los medios de prensa.
Entre otros ser¨¢ este a?o el caso de Germ¨¢n Cobos, gal¨¢n y buen actor que intervino en m¨¢s de cien pel¨ªculas luciendo su palmito, casi siempre en papeles de reparto aunque tambi¨¦n como protagonista. Demostr¨® sus dotes de buen int¨¦rprete en pel¨ªculas de Carlos Saura, Pedro Almod¨®var, Pedro Olea, Manuel G¨®mez Pereira, Jos¨¦ Luis Cuerda, Enrique Urbizu, y Jaime Camino, entre muchos otros directores de talento. Tambi¨¦n intervino en pel¨ªculas baratas en los a?os cincuenta y sesenta, aquellas en las que incluso el sueldo de los actores depend¨ªa de la categor¨ªa con la que el ministerio clasificara la pel¨ªcula, como ¨¦l mismo recordaba. Y en coproducciones con Italia, Francia o M¨¦xico¡
Hubo un tiempo en que la SGAE grababa con los cineastas largas entrevistas para sus archivos, y algunas son memorables. Pero por la raz¨®n que fuera se dejaron de hacer. Germ¨¢n Cobos hubiera tenido cosas interesantes que contarnos al igual que otra mucha gente del cine que se nos van yendo sin haber dejado testimonio de sus experiencias. Al dolor de su p¨¦rdida se une la ausencia de sus memorias, tan necesarias en este pa¨ªs tan olvidadizo. Con sus muertes desaparece parte de la historia del cine espa?ol que nadie podr¨¢ ya reemplazar. Y quien dice historia del cine espa?ol dice Historia a secas.
La SGAE, las academias de cine, las diversas filmotecas, las asociaciones profesionales, las teles¡ ?No podr¨ªan invertir parte de su tiempo en recabar recuerdos de las gentes del cine y formar entre todos un archivo hist¨®rico que conserve nuestra memoria? Si lo est¨¢n haciendo, no se sabe, y si lo hicieron permanece oculto. Este pa¨ªs nuestro es como es¡
Babelia
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