Markaris: ¡°Mi comisario no espera nada de la Grecia de Syriza¡±
El escritor griego analiza, en el Hay de Cartagena de Indias, el panorama que se ha abierto en su pa¨ªs con el nuevo gobierno y el destino de su personaje literario
Hay personajes que han necesitado el cine para llegar, no a la gloria literaria, donde ya campaban a sus anchas, sino al gran p¨²blico. El Marlowe de Humphrey Bogart o el Ripley de Matt Damon no a?adieron estrellas al firmamento de Raymond Chandler o Patricia Highsmith, que ya fulguraban con suficiente luz propia, pero s¨ª una proyecci¨®n masiva que les hizo masticables, adorables, temidos o queridos.
Hay otros personajes, sin embargo, que no necesitaron el cine. Solo una crisis.
El comisario Jaritos, el entra?able polic¨ªa creado por P¨¦tros Markaris, ha ganado ya m¨¢s empat¨ªa por c¨®mo se las arregla para llegar a fin de mes que por su forma de resolver los cr¨ªmenes. El autor griego (Estambul, 1937) logr¨® esa magia mediterr¨¢nea que comparte con el Carvalho de V¨¢zquez Montalb¨¢n o el Montalbano de Camilleri: la de saber crear un investigador cercano, humano, con la dosis suficiente de humor y de neurosis en su rutina como para convertirse en un t¨ªo adoptivo, muy lejos del tipo solitario colgado del whisky en una barra de los barrios bajos de Los ?ngeles. Por eso nos puede interesar m¨¢s preguntar a Jaritos que a su autor, que estos d¨ªas est¨¢ en el Hay Festival de Cartagena de Indias (Colombia). Para empezar.
Pregunta. ?Qu¨¦ espera Jaritos de la Grecia de Syriza?
Respuesta. Nada. ?l es conservador y nunca est¨¢ satisfecho con nada, siempre se est¨¢ quejando de todo. Recordemos que viene de la regi¨®n fronteriza con Albania, muy golpeada por la guerra y la pobreza, y la ¨²nica forma que ten¨ªa de huir de all¨ª era meterse en la academia de polic¨ªa. Es lo que hizo, pero sigue siendo conservador. ?l, su mujer y su hija han hecho muchos sacrificios para sobrevivir. Como los griegos. Por eso no esperan nada.
P. ?Y M¨¢rkaris? ?Qu¨¦ espera Petros M¨¢rkaris de la Grecia de Syriza?
No soy entusiasta con el nuevo gobierno, nunca he apoyado a Syriza. No se acaba Jaritos, ni se acaba la crisis, se acaba el Jaritos de la crisis
R. No soy entusiasta con el nuevo gobierno, nunca he apoyado a Syriza. Lo primero por la confusi¨®n: es un partido confuso, cada l¨ªder te cuenta una historia y contradice a todos los dem¨¢s, hay muchos grupos y tendencias distintas en ¨¦l. Lo segundo, por pactar con la ultraderecha. Si eres de izquierdas no puedes pactar con la extrema derecha dejando de lado la ideolog¨ªa. Han demostrado que para ellos la prioridad es la pol¨ªtica contra la troika, que une a los dos, y no todo en Grecia es econom¨ªa. C¨®mo van a afrontar la educaci¨®n con la extrema derecha, la pol¨ªtica hacia Turqu¨ªa, la inmigraci¨®n.?
Eso es lo que preocupa a M¨¢rkaris, de izquierdas confeso, que fuma en pipa y bebe un caf¨¦ negro mientras espanta el calor h¨²medo de Cartagena de Indias, donde es una estrella del Hay festival. Cuando empez¨® la crisis, el escritor griego cambi¨® de registro y decidi¨® meterse en harina con una trilog¨ªa que ha estirado en una cuarta, Hasta aqu¨ª hemos llegado (Tusquets, en abril en Espa?a), y que se ha ganado el coraz¨®n del lector europeo.
P. ?Por qu¨¦ se acaba?
R. No se acaba Jaritos, ni se acaba la crisis, se acaba el Jaritos de la crisis. Nunca me hab¨ªa involucrado emocionalmente en mis novelas, con la excepci¨®n de Muerte en Estambul, y en esta serie lo he hecho. Ha sido dif¨ªcil, estoy agotado. No hay familia que no tenga graves dificultades, la m¨ªa tambi¨¦n. Y escuchar y escribir sobre ello no es f¨¢cil, estoy exhausto. He puesto mucho de m¨ª. Se acab¨®.
P. ?Y por qu¨¦ lo alarg¨® entonces? ?Por qu¨¦ la cuarta?
R. Me di cuenta de que hab¨ªa abordado la banca, la evasi¨®n fiscal y la generaci¨®n de los pol¨ªticos que nos metieron en esto. Me faltaba la gente. La cuarta es sobre la gente com¨²n.?
Gente com¨²n. Puro caviar en boca de un escritor que hizo bingo cuando quiso crear su personaje. ?Dentista o polic¨ªa? Ambas opciones encajaban en el protagonista terco que buscaba, pero el dentista no iba a generar simpat¨ªas, cuenta riendo. Le dio vueltas. Polic¨ªa. Y no uno solitario, duro e irreal. No en el Mediterr¨¢neo, donde un poli es gente sencilla, quiere familia, hijos, odia estar solo. Y donde el lector quiere identificarse, no con un agente, sino con su familia entera. Para concebir a Jaritos, a su mujer y su hija mir¨® hacia dentro, mir¨® cerca, en busca del hombre com¨²n, y encontr¨® a su propio padre. A su madre. A su hija. De ellos rob¨® los trazos que han convertido a esa familia en la que todos pueden encontrarse al llegar a casa. La que ve recortarse el sueldo, perder empleos a su alrededor y estrecharse el margen de visibilidad en el futuro. La que sobrevive a ello con imaginaci¨®n, con unidad y con cierto humor. La Grecia que hoy se ha despertado sin sue?os.
P. ?Qu¨¦ ha pasado?
R. Los griegos siempre supieron sobrevivir en la pobreza, tienen una cultura de supervivencia en la pobreza y eso se hab¨ªa acabado. Los valores ya no estaban.
P. ?Cu¨¢les eran esos valores?
R. Ser decentes y saber ser felices con poco, se trataba de eso. Bastaba cantar rebetika, el folk de la gente com¨²n, y beberse un ouzo para ser los m¨¢s felices del mundo. Sab¨ªamos ser pobres y felices. Pero hicimos todo mal. Los griegos dejaron que dos familias nos gobernaran, se cometieron muchos errores, hab¨ªa dinero, se cre¨® un sistema clientelar y eso es nuestra responsabilidad. Lleg¨® el sue?o del segundo piso. Todos quer¨ªan una casa de dos pisos. Se endeudaron y cuando lleg¨® la crisis hubo que recortar en comida y ropa para pagar la hipoteca. Con los valores perdidos. Hemos perdido cinco a?os porque la gente no estaba preparada.
P. ?Han vuelto los valores?
R. Los j¨®venes se han dado cuenta de que hay que luchar, empiezan a inventar sus posibilidades, a construir empresas, son excelentes en Internet, se ayudan, ayudarse es su nuevo valor. Y tienen algo en com¨²n: no creen en pol¨ªtica. No quieren ni o¨ªr hablar de la pol¨ªtica.
Armenio por parte de padre, miembro de la minor¨ªa griega de Estambul por parte de madre y educado en alem¨¢n, M¨¢rkaris lo tiene todo para afirmar que lo que hoy vive Grecia no es solo una crisis griega, sino europea. No es solo responsabilidad griega, sino europea. Y no se resuelve con divisi¨®n, sino entendiendo al diferente, buscando el consenso. Pero el optimismo ahora mismo en Grecia, dice parafraseando a Heiner M¨¹ller, es solo falta de informaci¨®n. ?Y el pesismismo? Es ignorar la Biblia porque, r¨ªe, ¡°el universo se cre¨® del caos¡±.
Babelia
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