Naturaleza desordenada
El artista ?lvaro Perdices ofrece una interpretaci¨®n neorrousseauniana de la humanidad
Las paredes de la peque?a sala prism¨¢tica de la galer¨ªa est¨¢n cubiertas con reproducciones fotogr¨¢ficas cuyos finos marcos se tocan unos con otros de manera que el espectador se ve literalmente sumergido en un ambiente. A pesar del tipo de soportes utilizados, la fotograf¨ªa, no es esta una exposici¨®n de obras fotogr¨¢ficas sino una instalaci¨®n del artista ?lvaro Perdices (Madrid, 1971) construida con im¨¢genes de zarzales y espinares con las que pretende transmitir la idea del desorden propio de una naturaleza que se desarrolla libremente, frente a la imposici¨®n de un orden que aparece impl¨ªcito en los trazados geom¨¦tricos de las acciones humanas, en concreto del trazado de los jardines o de las rotondas periurbanas. Nos encontramos pues ante una interpretaci¨®n neorrousseauniana de la humanidad. En buena medida, una de las claves de esta interpretaci¨®n se encuentra en el t¨ªtulo de la muestra: 300 x 437 x 240, cuyos guarismos expresan las medidas de la sala que ha sido transformada en obra de ¡°arte conceptual¡±.
Visual y espacialmente, la instalaci¨®n de ?lvaro Perdices ofrece un indudable atractivo ya que posee cualidades de buena presencia f¨ªsica, al lograr envolver satisfactoriamente la mirada del espectador, lo cual no es poco si se compara con el tipo de obras de apariencia ambigua y presencia difusa que caracteriza buena parte del trabajo de los artistas de su generaci¨®n. Pero tanto esta como la mayor¨ªa de las obras que hoy se presentan en las galer¨ªas justifican su esencia y su existencia desde posturas conceptualistas a trav¨¦s de textos que explican o teorizan sobre el sentido del arte o que pretenden ofrecer claves interpretativas. Aqu¨ª es donde esta obra naufraga, ya que los textos justificativos son de una puerilidad insoportable y lo que consiguen no es aclarar el sentido de la obra o el significado de sus elementos que, por lo general, escapan al espectador poco advertido, sino que ponen en evidencia la vacuidad de las ideas y presupuestos sobre los que se apoya la realizaci¨®n de esta obra.
300 x 437 x 240. ?lvaro Perdices. Casa Sin Fin. Doctor Fourquet, 11. Madrid. Hasta el 14 de marzo.
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