Otros bancos
Cuando llega el fr¨ªo, miramos con m¨¢s inter¨¦s las soluciones de quienes se han quedado fuera del sistema inmobiliario y es bueno reparar en lo complicado que se les ha puesto el asunto
El programa El convidat de TV3, donde Albert Om se instala durante un par de d¨ªas en la casa de alg¨²n anfitri¨®n relevante, quiso cambiar el paisaje y se fue a ver a un hombre acogido en una residencia social. En una quinta temporada con invitados como Jaume Massagu¨¦, Leopoldo Pom¨¦s o Albert Serra, quien convidaba esta vez era el periodista Jaume Mars¨¦, al que la peripecia de la vida hab¨ªa condenado a la pobreza extrema. Aunque nos quedamos sin verles compartir el camastro del cuarto, sirvi¨® para cambiar el paisaje habitual, cosa siempre de agradecer. Me quedo con el momento en que ambos, detenidos en los asientos de la calle, ahora reconvertidos en sillitas individuales frente al tradicional banco, reflexionaban sobre el dif¨ªcil acomodo para los indigentes. En Madrid pas¨® a la historia el alcalde ?lvarez del Manzano por incluir una barra separadora en mitad de los bancos y lograr de ese modo que los mendigos no pudieran usarlos como cama.
Las soluciones imaginativas no siempre tienden a un fin encomiable; en demasiadas ocasiones retratan la miseria moral de la autoridad. Ahora, en las paradas de autobuses madrile?as se ha incorporado un extra?o murete divisorio que tiene la finalidad principal de impedir que nadie se tumbe. Las paradas de autob¨²s boicoteadas como refugio de urgencia se suman a medidas como el empe?o de muchos bancos por volver a deshacer sus cabinas de cajeros y retornarlas a la acera descubierta para evitar tambi¨¦n que sirvan de improvisada habitaci¨®n de hotel para los sin casa. Cuando llega el fr¨ªo, miramos con m¨¢s inter¨¦s estas soluciones de quienes se han quedado fuera del sistema inmobiliario y es bueno reparar en lo complicado que se les ha puesto el asunto.
Era el Ayuntamiento de Sevilla el que quer¨ªa multar la b¨²squeda de desperdicios en la basura y no es raro que vaya por ah¨ª el ah¨ªnco legislativo. Si las autoridades son incapaces de frenar la ca¨ªda en la pobreza de una parte de la poblaci¨®n resulta l¨®gico que propongan otra soluci¨®n: multarles por ser pobres. Mejor que fastidiar bancos p¨²blicos, parques, paradas de autobuses, bocas de metro o recodos y pasillos subterr¨¢neos, que son instituciones sociales, prohibir ser pobre suena como la medida perfecta. An¨ªmense.
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