Kidman se pierde en el desierto

La foto fue tomada en El Cairo all¨¢ por 1921. Aparecen montando a camello Winston Churchill y E.L. Lawrence, alias Lawrence de Arabia. Una mujer separa a ambos pese a que su rostro no haya conseguido pasar a la historia. Es Gertrude Bell, escritora, exploradora y polit¨®loga que jug¨® un papel clave cuando lleg¨® la hora de repartirse las migas del Imperio otomano. Esta mujer protagoniz¨® ayer la segunda jornada de una Berlinale que, tras el arranque con Isabel Coixet y Nadie quiere la noche,se anuncia marcada por grandes personajes femeninos.

Tras Juliette Binoche, ayer fue Nicole Kidman quien se meti¨® en la piel de una hero¨ªna prefeminista. La l¨¢stima es que Queen of the desert, la biograf¨ªa de Bell que ha dirigido Werner Herzog, no cumpliera con las expectativas. El cineasta alem¨¢n decepcion¨® con un melodrama de inspiraci¨®n cl¨¢sica, perjudicado por un convencionalismo impropio, un esquematismo desconcertante y una m¨²sica atroz. Al final de la proyecci¨®n, solo hubo silencio.

Pese a todo, Herzog tampoco merec¨ªa el linchamiento que parec¨ªa orquestarse ayer. Su genialidad sigue brillando por momentos, como en esa escena rom¨¢ntica observada por un buitre que devora a sus presas, o bien en su forma de describir accidentes geogr¨¢ficos, una de sus especialidades desde Aguirre, la c¨®lera de Dios y Fitzcarraldo. ¡°El paisaje siempre est¨¢ conectado con el interior de los personajes. Es el paisaje de los sue?os febriles. Es lo que s¨¦ hacer y por eso me pagan¡±, reconoci¨®. En su retrato de los pueblos del desierto, Herzog quiso mostrar ¡°la dignidad de la vida bajo el Islam¡±, al que considera ¡°vilipendiado por los medios¡±. ¡°Hay razones para hacerlo, claro. Pero he querido mostrar un lado distinto¡±, asegur¨®.

En esta empresa algo fallida, la mejor baza del director se llama Nicole Kidman, quien sigue demostrando su valent¨ªa y firma una magn¨¦tica interpretaci¨®n. ¡°En este momento me apetece salir de mi zona de confort, viajar a otros pa¨ªses para contar otras historias. No quiero quedarme en casa y limitarme a conducir hasta un estudio para rodar¡±, afirm¨® la actriz, rodeada de sus coprotagonistas, Damian Lewis y James Franco. Su colaboraci¨®n con Herzog no la har¨¢ regresar a aquella ¨¦poca dorada en que colabor¨® con Kubrick o Von Trier. M¨¢s bien parece emparentada con Grace de M¨®naco, el risible biopic que inaugur¨® el pasado Cannes.

Las otras dos pel¨ªculas del d¨ªa en la secci¨®n competitiva tuvieron mejor suerte. El iran¨ª Jafar Panahi, perseguido por el r¨¦gimen islamista y ausente en este festival, levant¨® una ovaci¨®n con Taxi, donde propone una radiograf¨ªa del pa¨ªs sentado en un veh¨ªculo por el que pasar¨¢n todo tipo de parlanchines personajes. La aridez de algunas de sus anteriores pel¨ªculas desaparece en favor de un nuevo componente ligero y vivaz, construido con un sencillo dispositivo de c¨¢maras m¨®viles admirable por su simplicidad.

El otro aplauso fue para 45 years, del brit¨¢nico Andrew Haigh, uno de los responsables de la serie Looking, sobre el colectivo gay de San Francisco, y aplaudido a?os atr¨¢s con su debut, Weekend. Su nueva pel¨ªcula es un estudio psicol¨®gico sobre un maduro matrimonio enfrentado a una crisis tard¨ªa, en el que sobresale una esposa desestabilizada, interpretada con acierto por Charlotte Rampling. A la pel¨ªcula le falta complejidad dram¨¢tica, pero acierta al describir esa insoportable puesta en escena a la que llamamos felicidad conyugal.