?El mejor?
Al parecer esa innegociable divinidad se llama Cristiano Ronaldo, se?or que frota en su camiseta el s¨ªmbolo del campe¨®n cuando le largan del campo por soltar una patada demencial
Me asaltan temblores ante la renovada crucifixi¨®n que le espera durante esta semana a Casillas, al que hab¨ªan devuelto recientemente a los viejos altares, cuando el bal¨®n se empe?a en cruzar la l¨ªnea fat¨ªdica entre su torso y su sobaco. No me extra?ar¨ªa que aquel ser tan t¨®xico para el f¨²tbol y para la vida llamado Mourinho ofreciera su venenosa opini¨®n sobre el trascendente error de ese jugador mod¨¦lico, justificadamente legendario.
Y aunque sea a costa de mi frustraci¨®n celebro que la volc¨¢nica afici¨®n atl¨¦tica, acostumbrada tantas veces al fracaso y a afrontarlo con dignidad, sin que su amor desfallezca, lleve tanto tiempo viviendo el ¨¦xtasis. Y lo recordar¨¢n siempre, aunque el poema de Ernest Dowson asegure en plan cenizo: ¡°Largos no son los d¨ªas de vino y rosas, de un nebuloso sue?o surge nuestro sendero y se pierde en otro sue?o¡±. Pero aunque no perdure, que nos quiten lo bailado a los que hemos sentido alguna vez el esplendor en la hierba, la gloria en la flor, esas cursiladas del coraz¨®n.
Tampoco ayer se puso de acuerdo con la realidad el fatigoso y abusivo mantra que repiten cada vez que abren la boca no ya los fan¨¢ticos y los ciegos sino tambi¨¦n desde el se?or P¨¦rez (es su negocio) hasta los esp¨ªritus m¨¢s ecu¨¢nimes de la gran familia blanca. Qu¨¦ pesadez repetir continuamente de algo o de alguien que es lo mejor del mundo. Al parecer esa innegociable divinidad se llama Cristiano Ronaldo, se?or que frota en su camiseta el s¨ªmbolo del campe¨®n cuando le largan del campo por soltar una patada demencial o reivindica histri¨®nicamente su monarqu¨ªa cuando marca un gol de penalti en una final a un equipo que ya se siente desolado, lacerante, perdedor. Pero resulta que Dios hace m¨ªnimo acto de presencia en muchas batallas decisivas, aunque sea implacable con los d¨¦biles.
De acuerdo. Es muy bueno, es un superdotado. Pero un genio es otra cosa. Este no solo es eficiente, su arte posee aroma, hace de forma muy hermosa lo que no puede hacer nadie. O sea, Di St¨¦fano, Pel¨¦, Cruyff, Maradona, Zidane, Messi, gente as¨ª. Maradona, tan impresentable como personaje p¨²blico, exclam¨® en su emocionada retirada como jugador: ¡°Yo me equivoqu¨¦ y pagu¨¦. Pero la pelota no se mancha¡±. En muchas citas hist¨®ricas, Cristiano no es que manche la pelota, es que no la huele.
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