Casi cuatro interminables horas de ¡°fiesta del cine espa?ol¡±

Esta era la XXIX edici¨®n de los Goya. Pero casi 30 a?os de galas parece que no es suficiente experiencia para saber que casi cuatro horas de duraci¨®n (exactamente, 3 horas y 46 minutos, como atestiguan los dos v¨ªdeos en los que RTVE.es recoge la gala completa del s¨¢bado) es desmesurado. Ni aunque la ceremonia se trasladara al s¨¢bado. No hay cuerpo que aguante tantas horas seguidas de premios, agradecimientos, chistes y actuaciones varias. Casi una hora de m¨¢s sobre lo previsto. Y eso que Dani Rovira, el presentador de esta XXIX edici¨®n de los Goya, hab¨ªa advertido a los asistentes de que solo ten¨ªan un minuto para agradecer el premio a todos sus familiares, amigos, compa?eros y mascotas. Pero no hay forma. Y as¨ª, ya pasada la 1.00 de la madrugada, cuando los espectadores estaban deseando que los premios gordos fueran anunciados de una vez, apareci¨® en escena el cantaor Miguel Poveda para dar un miniconcierto. ?Qu¨¦ necesidad hab¨ªa a esas horas?

La Academia y TVE tienen que mejorar todav¨ªa en el planteamiento de una gala que, a pesar de tener algunos aspectos a su favor, no fueron suficientes para contrarrestar los puntos flacos. Algunas actuaciones, como la de Alex O¡¯Dogherty, resultaron anticlim¨¢ticas, lo mismo que ese momento autopromocional sobre el cine que viene, que m¨¢s consegu¨ªa espantar al espectador que motivarle para ir a las salas. A la falta de ritmo y excesiva duraci¨®n se sumaron los ya cl¨¢sicos errores de realizaci¨®n, con planos de c¨¢maras que apuntan al suelo o a cualquier sitio menos donde deber¨ªan apuntar.

Uno de los momentos m¨¢s bochornosos de la tarde-noche tuvo lugar durante la retransmisi¨®n de la alfombra roja, cuando Jes¨²s Mar¨ªa Montes-Fern¨¢ndez, el experto en moda que estaba en el plat¨® de TVE, hizo el siguiente comentario sobre la actriz Juana Acosta: ¡°Volvemos a ver a Juana Acosta, racial, colombiana pero guap¨ªsima, parece espa?ola, ?no?, esta racialidad del sur...¡±. Y sigui¨® como si tal cosa. Para hacer esas aportaciones tan vergonzosas, mejor que nos dejen ver el desfile sin m¨¢s y nos ahorramos la verg¨¹enza de escuchar en la televisi¨®n p¨²blica comentarios como ese.

Pero es de justicia reconocer que no todo fue malo en la gala de los Goya. Celebrarla en s¨¢bado jug¨® a favor de TVE y logr¨® recuperar parte de la audiencia que hab¨ªa perdido en la edici¨®n del a?o pasado, presentada por Manel Fuentes. La gala del s¨¢bado fue seguida por 3.839.000 espectadores, una cifra m¨¢s que digna teniendo en cuenta la duraci¨®n del programa. Tambi¨¦n fue un acierto elegir a Dani Rovira como presentador. Convertido en uno de los hombres de 2014 con el ¨¦xito de Ocho apellidos vascos, el actor, curtido en los escenarios gracias a su experiencia como monologuista, demostr¨® su pericia con las palabras, su descaro llamando Nacho al ministro Jos¨¦ Ignacio Wert ¡ªque soport¨® como buenamente pudo el vendaval de cr¨ªticas que le fue llegando desde el escenario¡ª e incluso se atrevi¨® a marcarse unos pasos de claqu¨¦. Pero por mucho que se esfuerce el presentador, no hay chistes ni mon¨®logos que aguanten cuatro horas de premios y agradecimientos.

La ¡°fiesta del cine espa?ol¡± (s¨ª, la frase se escuch¨® en reiteradas ocasiones, por supuesto) todav¨ªa necesita mejorar como espect¨¢culo televisivo.