?Y el legado de Lara?
Aquel editor de fuste del Grupo Planeta ha dejado demasiados interrogantes en el aire
Si un doctorando en filolog¨ªa ¡ªo en marketing¡ª anduviese despistado, los concursos literarios en Espa?a dan para un estudio sesudo. No s¨®lo los perfiles, mecanismos, alianzas, trastiendas, jurados, deliberaciones, descubrimientos, cat¨¢strofes o ¨¦xitos de ventas, apuestas y compromisos. Existe tambi¨¦n el h¨¢bil profesional del asunto.
Como el experto en best seller ¡ªquien les pillara el truco¡ª, resulta admirable ese selecto grupo que ha dado con la f¨®rmula secreta de asombrar jurados. Fernando Mar¨ªas puede ser un caso. Ocho premios desde que en 1991 ganara el Ciudad de Barbastro por La luz prodigiosa, arriesgada resurrecci¨®n de Lorca tras fantasear que hab¨ªa sobrevivido a su asesinato, este bilba¨ªno de literatura flexible y vicio por el travestismo en los g¨¦neros se ha hecho con el Nadal, el Primavera, unos cuantos de infantil y juvenil y desde este jueves con el galard¨®n de Biblioteca Breve.
Nos comentan que para los 30.000 euros de dotaci¨®n en 2015 han concurrido a la criba 795 manuscritos para seguir la senda que abriera Luis Goytisolo con Las afueras, all¨¢ por 1958. Lo siguieron en un pulso entre talentos patrios y criaturas del boom latinoamericano, Vargas Llosa, Caballero Bonald ¡ªaun en el jurado y dispuesto siempre a premiar novelas en las que aparezcan caballos, admit¨ªa este lunes el maestro¡ª, Cabrera Infante, Mars¨¦, Benet, Carlos Fuentes, Donoso, Guelbenzu¡
De padres, si nos atenemos a la novela premiada, se habl¨®. Ah¨ª reside la clave de esta historia. Mar¨ªa se encerr¨® en la centenaria casa familiar con el fantasma de su progenitor muerto. Lo hizo para que le susurrara los amarres de aventura con que sobrevivi¨® al franquismo, autoexili¨¢ndose como marino mercante.
Pero tambi¨¦n merodearon los patriarcas. Porque lo que tiene a todo el mundo en vilo es qu¨¦ ser¨¢ de Planeta tras la desaparici¨®n de Jos¨¦ Manuel Lara Bosch. Seix Barral pertenece al grupo y entre los corrillos de autores y escritores ¡ªno confundir¡ª, varios periodistas, algunos editores y todas las agentes ¡ªno faltaba ninguna¡ª, el legado se toc¨®.
Un cazagalardones
-? Fernando Mar¨ªas (Bilbao, 1958), p¨²blico La luz prodigiosa (1991), con la que gan¨® el Ciudad de Barbastro. Desde entonces ha obtenido ocho premios, incluido este jueves el Biblioteca Breve.
- Siguieron el Nadal por El ni?o de los coroneles, el Anaya de Literatura infantil y juvenil por Cielo abajo, que logr¨® el Nacional del g¨¦nero; el Ateneo de Sevilla por El mundo se acaba todos los d¨ªas; el Dulce Chac¨®n de narrativa por Invasor, el Gran Angular de Juvenil por Zara y el librero de Bagdad, y el Primavera por Todo el amor y casi toda la muerte.
La cosa anda de encaje entre sus hermanas, los herederos de Fernando, fallecido en accidente en 1995, los hijos del difunto, nietos del fundador Lara padre y quien desde hace tiempo ha mantenido, junto al patr¨®n, amplias cuotas de poder.
El hasta ahora vicepresidente del conglomerado, Jos¨¦ Creuheras, tiene las riendas de la transici¨®n y todos los ojos clavados en sus movimientos. Algo que debe incomodar a este ejecutivo experto en el arte de crecer a la sombra.
No es una tonter¨ªa, qu¨¦dense con el nombre. Porque al mastodonte editorial ¡ªla primera en el mundo hispanohablante y la segunda de Francia¡ª hay que unir el intr¨ªngulis medi¨¢tico con peri¨®dicos, radios y televisiones que van desde Onda Cero a Antena 3 o La Sexta, agrupadas en Atresmedia.
En a?o electoral, la transici¨®n debe ser resuelta con guante blanco. M¨¢s en un grupo que asombrosamente controla medios afines al conservadurismo ¡ªcomo el diario La Raz¨®n¡ª y una eficaz lanzadera del fen¨®meno Podemos, como La Sexta.
Al amigo Lara Bosch se le ech¨® en falta. Aquel editor de fuste, que multiplic¨® las expectativas puestas en ¨¦l con resultados incuestionables y gusto por el dominio de todos los espectros en el mundo del libro y los medios de comunicaci¨®n, ha dejado demasiados interrogantes en el aire cuando no est¨¢ el horno para bollos.
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