Sergio Pitol se cura, el litigio sigue
El escritor mexicano supera la hemorragia g¨¢strica que le ha tenido al borde de la muerte
En la planta de terapia intermedia del hospital ?ngeles, en Xalapa (Veracruz), el escritor mexicano Sergio Pitol se recupera de una hemorragia g¨¢strica que ha estado a punto de costarle la vida. A sus 81 a?os, el Premio Cervantes ha salido del trance rodeado de sus ¨ªntimos y algunos familiares. Ahora ya come s¨®lido e incluso escucha ¨®pera. En unas semanas m¨¢s espera volver a su legendaria casa xalape?a de la calle Pino Su¨¢rez, con sus 14.000 libros y sus perros Homero y Lola.?Pitol no sabe a¨²n, o eso aseguran sus allegados, que durante su estancia en el hospital, mientras luchaba por sobrevivir, un vendaval ha golpeado su puerta. El terremoto, que ha agitado durante d¨ªas los medios mexicanos, ha sacado a la luz oscuros demonios familiares y quebrado el muro de discreci¨®n que rodeaba a este exquisito escritor, traductor y diplom¨¢tico. En una disputa dirigida por una parte de su familia contra su c¨ªrculo m¨¢s ¨ªntimo, su lucidez ha sido puesta en duda, se han lanzado acusaciones de secuestro y negligencia y, a la postre, ha emergido la fragilidad crepuscular de un hombre que desde hace a?os apenas puede hablar, pero que, como dice su compatriota Elena Poniatowska, ¡°siempre ha sido capit¨¢n de su nave¡±.
Aunque seguramente hunda sus ra¨ªces en una historia m¨¢s antigua, el primer acto p¨²blico de esta enrevesada trama se registr¨® en octubre pasado, cuando una parte de la familia de Sergio Pitol, encabezada por su primo Luis Demeneghi, present¨® una demanda de interdicci¨®n para lograr la tutela del autor. La relaci¨®n de Pitol con estos parientes fue muy estrecha en una ¨¦poca. Hu¨¦rfano de padre y madre desde los cinco a?os, el escritor creci¨® bajo los cuidados de su t¨ªo materno, Agust¨ªn Demeneghi. Durante mucho tiempo, Pitol, como atestiguan los documentos que muestra la familia, result¨® casi un hermano mayor para su primo Luis. Aun as¨ª, desde hac¨ªa d¨¦cadas su c¨ªrculo m¨¢s ¨ªntimo, seg¨²n corroboran tres escritores consultados, lo formaban su secretario personal, su ch¨®fer y su cocinera, a cuyo hijo pag¨® la carrera. En un segundo nivel, aunque tambi¨¦n muy pr¨®ximo, se encontraba un grupo de acad¨¦micos y estudiosos de su obra.
La demanda buscaba declararle incapaz y nombrar tutor a su primo, malavenido con la esfera m¨¢s cercana a Pitol. Su base eran los problemas neurol¨®gicos del escritor. Y no s¨®lo la afasia progresiva que le impide el habla. El documento m¨¦dico aportado por los parientes, y que m¨¢s tarde se hizo p¨²blico, trazaba un cuadro de discapacidad, en el que no se escatimaban alertas a supuestos riesgos para su integridad ¡°f¨ªsica, jur¨ªdica y econ¨®mica¡±.
A mediados de octubre, la magistrada, para sorpresa de la familia, deneg¨® la tutela al primo. Pero mientras resolv¨ªa sobre la capacidad del escritor, dio la custodia temporal al Departamento de Desarrollo Integral de la Familia, dependiente del Estado de Veracruz. Y como cuidadoras nombr¨® a dos amigas del escritor: Nidia Vicent Ortega y Elizabeth Corral Pe?a, profesoras de la Universidad Veracruzana. Ambas defienden a capa y espada su lucidez. ¡°Lee todo los d¨ªas el peri¨®dico y a sus autores preferidos, escucha m¨²sica y, por medio de se?as y otros medios, se comunica con su entorno¡±, afirma Vicent.
El rechazo judicial no fue ajeno a la envenenada atm¨®sfera familiar. Pocos fuera del universo m¨¢s cercano al autor sab¨ªan que desde principios de octubre una demanda firmada por Pitol responsabilizaba a su primo de haberle administrado quetiapina, un f¨¢rmaco supuestamente contraindicado. ¡°El medicamento lo recet¨® el m¨¦dico y por eso se le administr¨® y a dosis muy bajas. Es todo falso; ni siquiera es verdad que fuese ¨¦l quien presentase la demanda, no es capaz de hacerlo¡±, se defiende Luis Demeneghi.
Vida y literatura
El mexicano Sergio Pitol Demeneghi naci¨® en 1933 en Puebla. Diplom¨¢tico, traductor y escritor,recibi¨® entre otros galardones y distinciones, el Premio Cervantes en 2005 a toda su trayectoria.
De humor mordaz y refinado, sus novelas son ejercicios de estilo de mirada cr¨ªtica y desencantada. Destaca Trilog¨ªa del carnaval, formada por El desfile del amor (1984), Domar a la divina garza (1988) y La vida conyugal (1991), El mago de Viena (2005) o Autobiograf¨ªa soterrada (2011). Entre sus vol¨²menes de cuentos, Nocturno de Bujara (1982).
Prueba del aprecio por su obra y por su persona es la reciente carta de apoyo de 700 escritores y amigos, en la que se asegura que "goza de cabal salud mental".
Las aguas, como se ve, bajaban turbulentas y negras, pero hasta principios de febrero el conflicto discurri¨® alejado de los focos. Todo estall¨® con el ingreso hospitalario del autor. Mientras el mundo se sobrecog¨ªa por su estado de salud, el primo sali¨® a la palestra para culpar a sus cuidadores de negligencia por su retraso al internarle. No se qued¨® ah¨ª. En una demoledora entrevista en La Jornada, ha acusado a ¡°la camarilla¡± de tener secuestrado a Pitol y ha hecho p¨²blicos informes m¨¦dicos para demostrar su deterioro mental.
Las imputaciones han desencadenado un se¨ªsmo en el universo literario. Una ola de escritores y amigos, encabezada por autores como Elena Poniatowska, Margo Glantz, Juan Villoro o Mario Bellat¨ªn, muy vinculados al autor de El arte de la fuga, han salido p¨²blicamente en defensa de su lucidez. La andanada ha servido para que la parentela opte por un perfil m¨¢s discreto. ¡°Sergio requiere de ayuda y se la queremos dar. La tutela debe ser para la familia¡±, explica ahora Demeneghi, en un intento de calmar las aguas. Pero la duda ya ha sido sembrada. Entre los amigos de Pitol ha cundido la alarma y no est¨¢n dispuestos a bajar la guardia.
¡°Sergio est¨¢ totalmente l¨²cido. El problema del lenguaje lo tiene desde hace mucho. Cuando cumpli¨® los 70 a?os, le rindieron un homenaje en el Palacio de Bellas Artes, y al dar las gracias por la ovaci¨®n se qued¨® repitiendo ¡®muchas, muchas, muchas¡¡¯ La disfasia ha avanzado, pero ¨¦l logra comunicarse mediante palabras, gestos, balbuceos, indicaciones¡±, afirma Mario Bellat¨ªn.
¡°Es humillante que se hable de un deterioro que los amigos cercanos no hemos percibido. Sergio ha sobrellevado con enorme entereza el no poder hablar, pero sigue leyendo, organiza reuniones oper¨ªsticas en su casa y yo mismo intercambio mails con ¨¦l. El a?o pasado, a¨²n public¨® un libro con algunos textos nuevos¡±, indica Villoro.
Los partes m¨¦dicos apuntan que Sergio Pitol podr¨¢ salir pronto del hospital. Fuera le esperan la casa, un espinoso proceso sobre su tutela y posiblemente la amargura de descubrir muchos cristales rotos.
Babelia
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