Desvalorizarse
TVE parece condenada a la irrelevancia y a un papel sin pugna competitiva con las dos grandes marcas de televisi¨®n privada due?as de los cuatro canales de referencia
La pol¨¦mica por la contrataci¨®n de periodistas en TVE bajo la excusa de un a?o cargad¨ªsimo de citas electorales suena a broma. M¨¢s all¨¢ de la sospecha de que procedan de medios afines al Gobierno, reitera el desaprovechamiento de los recursos humanos del canal p¨²blico. La descapitalizaci¨®n de esta instituci¨®n nacional ha marcado esta legislatura en todo lo que tiene que ver con nuestra televisi¨®n p¨²blica. Parece condenada a la irrelevancia y a un papel sin pugna competitiva con las dos grandes marcas de televisi¨®n privada due?as de los cuatro canales de referencia. El da?o comenz¨® cuando Rajoy, en una de las medidas m¨¢s mezquinas de su Gobierno, suprimi¨® la elecci¨®n parlamentaria del presidente de la corporaci¨®n por el dedo supremo. Ese pecado original en lugar de provocar una reacci¨®n por parte de la ciudadan¨ªa ha impuesto la sedaci¨®n buscada. El control de los medios p¨²blicos sale a cuenta y, por desgracia, sigue funcionando a las mil maravillas.
El nervio que toda televisi¨®n p¨²blica puede aplicar a los informativos por su capacidad de expansi¨®n y la musculatura de enviados especiales se ha visto mermado y la crisis de credibilidad se evidencia en unos telediarios que dedican sus mejores recursos a dar cuenta del tiempo, las nieves y las lluvias en las cuatro esquinas de la Pen¨ªnsula, pero sin aplicar esa din¨¢mica a la informaci¨®n pura. En el estado de atontamiento general, la sobreestimulaci¨®n futbol¨ªstica sigue siendo un rasgo de nuestro panorama informativo. No hay gol del que no quede constancia repetida hasta la saciedad, mientras otros goles fundamentales para nuestra vida pasan desapercibidos.
En ese destejerse del medio p¨²blico, parece una jugada muy esclarecedora cerrar el centro de TVE en La Habana para trasladarlo a R¨ªo de Janeiro, donde nos esperan Olimpiadas. Pero en t¨¦rminos informativos, ser¨¢ precisamente Cuba un foco de permanente inter¨¦s durante los pr¨®ximos dos a?os de transici¨®n y reforma y, al igual que en nuestra errada pol¨ªtica con la isla, donde hemos perdido la relaci¨®n de privilegio, parece que tambi¨¦n asumimos la p¨¦rdida del valor informativo para terminar compr¨¢ndole la noticia a las agencias, m¨¢s inteligentes y precavidas que nuestros gestores del canal. De eso se trata quiz¨¢, de desvalorizar lo p¨²blico hasta aconsejar su finiquito.
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