Augusto Cruz: ¡°La p¨¦rdida del cine mudo fue una tragedia¡±
El autor mexicano escribe en 'Londres despu¨¦s de medianoche' sobre la m¨ªtica pel¨ªcula de vampiros de 1927, desaparecida como la mayor parte de filmes de entonces
'Londres despu¨¦s de medianoche', de Augusto Cruz (M¨¦xico, 1971), fue una de las novelas m¨¢s apasionantes, audaces y documentadas de 2014. Era una road movie, era un Indiana Jones con pel¨ªcula ignota en lugar de arca perdida, era El coraz¨®n de las tinieblas y El mundo perdido. En ella aparec¨ªan exagentes del FBI con pasado ominoso, ¨¹bervillanos al modo Bond (Mart¨ªnez, basado en el misterioso millonario David Mart¨ªnez), un coleccionista de cornucopia terror¨ªfica (Forrest Ackerman, as himself), incluso Edward James, el icono surrealista ingl¨¦s. Y, en el centro de todo, quiz¨¢s la m¨¢s buscada de las pel¨ªculas desaparecidas del cine mudo: Londres despu¨¦s de medianoche, de Tod Browning.
Augusto Cruz me abre los ata¨²des de su debut en una charla que es casi tesis magistral. Antes de despedirnos, me graba con tinta roja un sello en mi copia de la novela. ¡°Es una reproducci¨®n exacta del anillo que llevaba Bela Lugosi en Dr¨¢cula¡±, me cuenta, dej¨¢ndome ojipl¨¢tico
-Kurt Vonnegut dijo: ¡°Haz que todo personaje desee algo, aunque solo sea un vaso de agua¡±. Tu novela ya viene con b¨²squeda: el santo grial de las pel¨ªculas mudas.
-Es lo que los estudiosos llaman ¡°necesidad dram¨¢tica¡±. Incluso en el cine surrealista el personaje tiene que buscar algo. Es una b¨²squeda externa e interna. ?Qu¨¦ es lo que busca Rocky en Rocky? Rocky no busca ganar el campeonato del mundo; sabe que eso es imposible, porque lucha contra el mejor boxeador del mundo. ?l solo quiere mantenerse quince rounds, para demostrar que puede ser un hombre y no el rompenudillos de un gatillero de cuarta. Como dec¨ªa Joseph Campbell, lo que encuentras te transfigura o incluso a veces llega a no ser tan importante como lo que te sucedi¨® por el camino.
-En un mont¨®n de pel¨ªculas, al final el h¨¦roe acaba tirando a la basura lo que tanto anhelaba hallar.
-O sucede como en las de Indiana Jones. Ya tienes en las manos el Santo Grial, pero se te escapa porque decides que es mejor salvar a una persona. Por una acci¨®n m¨¢s noble que la posesi¨®n de un objeto.
-H¨¢blame de Londres despu¨¦s de medianoche. ?Qu¨¦ ten¨ªa el filme para que haya generado ese culto?
-Es la primera pel¨ªcula norteamericana que trata el tema de los vampiros. Londres... junt¨® a Tod Browning y a Lon Chaney, el n¨²mero uno del terror. Era muy famoso, pero tambi¨¦n muy reservado. Se dec¨ªa ¡°entre pel¨ªcula y pel¨ªcula, no existe Lon Chaney¡±. No iba a fiestas, era muy misterioso. Chaney era el hombre de las mil caras, en sus estuches viv¨ªan todos los hombres. Prefer¨ªa los personajes lastimeros, tullidos, con deformaciones. Sus padres eran sordomudos, as¨ª que tuvo que aprender a hablar con ellos mediante la m¨ªmica. Cuando Chaney muere, su l¨¢pida no lleva inscripci¨®n; solo es un bloque cuadrado.
?Cu¨¢ndo se pierde un objeto? Cuando las personas que han estado en contacto con ¨¦l mueren o lo olvidan¡±
-Se rumoreaba que en la pel¨ªcula participaron verdaderos vampiros, ?no?
-S¨ª. Creo que el rumor empez¨® con Forrest Ackerman, el coleccionista que ten¨ªa la capa de Bela Lugosi, el anillo de Dr¨¢cula, parafernalia que amas¨® a lo largo de m¨¢s de 70 a?os. ?l vio la pel¨ªcula a los 11 a?os, y a trav¨¦s de su m¨ªtica revista Famous Monsters of Filmland la empez¨® a popularizar en los 50. ?l hizo de ella el santo grial del cine de terror. Nadie la hab¨ªa visto desde el 27. De las actrices nunca m¨¢s se supo. Edna Tichenor, que hac¨ªa de chica vampiro, hizo un par de pel¨ªculas y desapareci¨®. Nadie sabe cu¨¢ndo muri¨®.
-El ¨²ltimo clavo de fascinaci¨®n lo pone su car¨¢cter elusivo de pel¨ªcula desaparecida.
-?Cu¨¢ndo se pierde un objeto? Cuando desaparece f¨ªsicamente, o cuando las personas que han estado en contacto con ¨¦l mueren o lo olvidan. En el libro, Ackerman decide contratar a un ex-agente del FBI para que le ayude a localizar una copia. Sabe que cuando sus recuerdos se desvanezcan, el filme se perder¨¢ para siempre. Eso sucedi¨® con el 80% del cine mudo. Se perdi¨® o se tir¨® a la basura, se quem¨®... Es una tragedia cultural incre¨ªble. Imagina que se hubiesen perdido un 80% de las novelas del siglo XVIII. A la gente joven le pregunto: ¡°Te gusta La guerra de las galaxias? Pues imagina que de las 6 pel¨ªculas de Star Wars solo nos quedaran tres minutos. Y solo conoces a un caballero negro robotizado que le corta la mano a un muchacho, le dice ¡°Soy tu padre¡± y el muchacho salta al vac¨ªo. No tienes nada m¨¢s, solo alguna rese?a y foto. ?No ser¨ªa eso una p¨¦rdida impresionante para ti? De ese tama?o es la p¨¦rdida del cine mudo para nosotros¡±.
-Esa fue la ¨²ltima vez en la historia moderna en que algo fue desechado como no-arte. Lo hemos conservado todo desde entonces. Algunas porquer¨ªas tambi¨¦n.
-Claro. Piensa en el cisma terrible que represent¨® la legada del cine sonoro. Y no solo para las actrices con voces chillonas. Piensa en Billy Wilder, que tuvo que aprender a escribir en ingl¨¦s a los treinta a?os. Esa cambio lo retrata muy bien el propio Wilder en Sunset Boulevard, cuando Norma Desmond dice: ¡°Palabras, palabras, palabras. ?No necesit¨¢bamos palabras, ten¨ªamos rostros!¡±. Ella es un personaje en peligro de extinci¨®n. Cuando le dicen que ella hab¨ªa sido grande, responde: ¡°Soy grande. Son las pel¨ªculas las que se han hecho peque?as¡±. Y se refiere a los talkies. El director fue perdiendo control. Antes el actor no estudiaba el gui¨®n, le iban diciendo donde colocarse y qu¨¦ expresi¨®n poner. El director les hablaba durante el rodaje, algo que el sonido mat¨®. La paradoja es que toda esa gente como Mary Philbin, la actriz que aparece en El fantasma de la ¨®pera, dej¨® de trabajar cuando lleg¨® el sonido; pero luego, d¨¦cadas despu¨¦s, cuando se descubri¨® que a¨²n viv¨ªa, todo el mundo quer¨ªa escucharla hablar. Fue un doble cisma: la llegada del sonido, y el fin de los reestrenos de cine mudo. Fue un cisma tan grande que cuando apareci¨® el Dr¨¢cula de Tod Browning, que es hablada, se hizo una versi¨®n con subt¨ªtulos para la gente que no estaba acostumbrada al cambio.
-?Llegaste a conocer a Forrest Ackerman?
El coleccionista Forrest Ackerman vio la pel¨ªcula de ni?o y la populariz¨® en los cincuenta. No pudo leer la novela terminada¡±
-S¨ª. Me daba miedo buscar referencias sobre ¨¦l porque pensaba que ya habr¨ªa muerto. De repente me arm¨¦ de valor y le dije a un amigo de Los ?ngeles que lo buscara en la gu¨ªa telef¨®nica. Y all¨ª estaba. Deb¨ªa tener 92 a?os, por aquel entonces. Ackerman viv¨ªa entre dos mundos: entre la gente que tiraba los objetos de cine a la basura, y los que pagaban millones de d¨®lares por poseerlos. ?l hizo que todos aquellos objetos sobreviviesen para nosotros, rebuscando en la basura, escribiendo cartas a directores para que le consiguieran escenograf¨ªa. Ten¨ªa una casa de 18 habitaciones que llen¨® de objetos de cine. Esa casa la tuvo que vender por un problema legal y se deshizo de gran parte de su colecci¨®n, qued¨¢ndose solo los ic¨®nicos. Algunos dec¨ªan que los buitres se abalanzaron sobre su colecci¨®n, pero ¨¦l lo ve¨ªa como si regresase a los fans. Yo le devolv¨ª algunos de esos objetos, que compr¨¦ por internet, y a ¨¦l le pareci¨® intrigante. Como si la vida fuese un b¨²meran, que viaja de ida y vuelta. Finalmente le llam¨¦ por tel¨¦fono. Se puso su asistenta, con un tremendo acento filipino y peor ingl¨¦s que el m¨ªo [sonr¨ªe], y trat¨¦ de explicarle que buscaba conocer a Ackerman, porque estaba escribiendo un libro... Ella me dijo: ¡°Ackerman est¨¢ indispuesto. Ll¨¢mele ma?ana¡±. Le llam¨¦, y tras un largo silencio escuch¨¦ esa voz cavernosa. Yo (con mi ingl¨¦s rudimentario) trat¨¦ de decirle todo lo que representaba ¨¦l para el cine de terror, que quisiera ir a visitarle a Los ?ngeles, y de repente, ?pum! Se cort¨® la l¨ªnea. Vuelvo a llamarle, y vuelve a ser la enfermera, que me dice que Ackerman solo recibe a gente los s¨¢bados de 9 a 12h en su bungalow-museo, pero que por ser de M¨¦xico me iba a recibir cuando yo quisiera. Vol¨¦ hacia all¨ª, hubo una tormenta terrible, la direcci¨®n que me dio la enfermera fue capaz de despistar a un GPS [r¨ªe]... Al final llego, y me traen a un hombre en silla de ruedas. La enfermera me dice que se va al cajero autom¨¢tico y se larga, dej¨¢ndome solo con Forrest Ackerman, con todas sus piezas al alcance de la mano. Pude haber cogido cualquiera de ellas y salir corriendo. Ackerman no pudo ver la novela terminada, pero tuve el privilegio de decirle la primera frase: ¡°Forrest Ackerman vivi¨® para los monstruos, y algunos monstruos, los m¨¢s legendarios, se manten¨ªan en vida gracias a ¨¦l¡±. A ¨¦l le debi¨® parecer curioso que un joven mexicano recorriera tantos kil¨®metros para soltarle una frase que trataba de condensar toda su vida.
-Me chifla tambi¨¦n tu detective principal, con su pasado ominoso y el misterio de la desaparici¨®n de su familia que lleva a cuestas.
-Investigando descubr¨ª que una compa?¨ªa, Blackhawk Films, se hab¨ªa dedicado a vender pel¨ªculas raras sin permiso de los due?os de los derechos. Las vend¨ªan por suscripci¨®n. En el listado aparec¨ªa Londres despu¨¦s de medianoche por 43 d¨®lares. El gobierno incaut¨® la compa?¨ªa, junt¨® todas las pel¨ªculas y las quem¨®. Mi idea para la novela fue: ?Qu¨¦ tal si alguna copia de Londres fue a parar a alg¨²n lugar fuera de Estados Unidos? ?Y qu¨¦ tal si contrataban a un detective para ir en su busca? Mi detective hab¨ªa sido secretario de Edgard Hoover, lo habr¨ªa visto todo, as¨ª que me pregunt¨¦: ?Qu¨¦ le habr¨ªa puesto en desventaja? Pues llegar a un M¨¦xico violento, a un estado con guerra ca¨®tica entre c¨¢rteles, donde puedes encontrarte un pueblo sitiado, con un Jaguar ¨²ltimo modelo ametrallado y vuelto al rev¨¦s. Trato siempre de poner a mis personajes en la mayor desventaja psicol¨®gica y f¨ªsica posible. Y todo eso independientemente del parque fant¨¢stico y surrealista de Edward James, el poeta ingl¨¦s, que tambi¨¦n halla en su periplo. Quise sacarle de su zona de confort, y enfrentarle a personajes peligrosos de verdad...
-Como Mart¨ªnez. Esa especie de ¨¹ber-villano Bond...
-Lo bueno es que ese es un personaje que existe. Es un millonario mexicano llamado David Mart¨ªnez, un misterioso hombre de negocios del que no se sabe nada, que rescata pa¨ªses en deuda, que usa el metro, que tiene un departamento en el edificio Warner de NY con paredes de plata, que compra obras de Jackson Pollock por cientos de millones de d¨®lares y luego va por ah¨ª sin escolta...
-Ahora estoy leyendo The age of the moguls, el libro sobre los grandes magnates americanos de principios del XX, y por supuesto aparece William Randolph Hearst, que inspir¨® al Ciudadano Kane y tambi¨¦n a tu Mart¨ªnez.
-S¨ª, Mart¨ªnez en parte est¨¢ basado en los Carnegies, los Hearst y todos los dem¨¢s millonarios extra?os y reclusivos. Le¨ª ayer que la capacidad de sentir dolor o l¨¢stima en los millonarios es menor que el de las personas normales. Necesitan ese porcentaje menor para escalar hacia la cima. Ese tipo de millonario desear¨ªa que el teorema de Fermat nunca se hubiese descubierto; hubiese pagado para que no se publicase. Mart¨ªnez cree que el hombre necesita misterios para seguir avanzando. Aquellos territorios en blanco que hab¨ªa en los mapas antiguos eran fascinantes. Cuando el mundo se empez¨® a llenar de r¨ªos, de monta?as, de geograf¨ªa, ganamos en certeza pero perdimos en imaginaci¨®n. Mart¨ªnez busca mantenerlos, porque son los que nos hacen mover a buscar vacunas o territorios inexplorados. El mundo deber¨ªa tener misterios reservados para que podamos seguir viviendo.
-Me alegr¨® mucho ver el parecido entre tu novela y El mundo perdido de Conan Doyle. Tambi¨¦n hay algo de Apocalypse Now. Ese adentrarse en un lugar hostil que funciona con leyes extra?as.
-Claro. Y m¨¢s a¨²n para un ex-agente del FBI. Si creemos la idea aceptada de que el presidente de los Estados Unidos es el personaje m¨¢s poderoso del mundo, siete de esos presidentes no pudieron despedir a Hoover. Eso nos lleva al axioma de que Hoover fue el hombre m¨¢s poderoso del mundo durante siete mandatos presidenciales. La novela es una suerte de tri¨¢ngulo entre Ackerman, que colecciona objetos para el bien de todos, Hoover, que colecciona objetos e informaci¨®n para uso personal y venganza, y el Sr. Mart¨ªnez, que busca que los objetos no aparezcan. Mi detective, McKenzie, acarrea tambi¨¦n el misterio de qu¨¦ sucedi¨® con su familia o la muerte de su padre, y ambas van motivando la b¨²squeda por esas tierras inh¨®spitas. Los ex-agentes y los detectives tienen vidas complicadas, pues qu¨¦ podr¨ªa ser m¨¢s complicado que buscar algo tan abstracto como la verdad. Por 25 d¨®lares al d¨ªa m¨¢s los gastos, parafraseando al Marlowe de Chandler [sonr¨ªe].
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