Lo que vale ganar el Oscar
Hollywood gasta cerca de 130 millones de euros anuales en la campa?a de los premios
Como dijo Frank Capra en una ocasi¨®n, el Oscar no s¨®lo es el premio m¨¢s valioso en la industria del cine. Tambi¨¦n es la forma menos costosa de promoci¨®n mundial inventada por una industria. El realizador de Qu¨¦ bello es vivir o Caballero sin espada sab¨ªa de lo que hablaba tras acumular seis candidaturas y tres oscars en su poder a lo largo de su carrera.
Su afirmaci¨®n vale tanto si se refer¨ªa a los 350 euros que viene a costarle a la Academia de Artes y Ciencias Cinematogr¨¢ficas hoy en d¨ªa la fabricaci¨®n de una estatuilla o a los 130 millones de euros anuales que Hollywood se gasta en campa?as para ganar el favor de los votantes que deciden qui¨¦n obtendr¨¢ uno de estos peque?os hombrecillos dorados. La cifra la aventura el comentarista Tom O¡¯Neil en su blog Goldderby.com, dedicado en exclusiva a la temporada de premios. La cantidad no es oficial: nadie quiere reconocer lo que le cuesta la victoria, o al menos intentar acariciarla. Pero por disparatada que suene la cifra, haciendo c¨¢lculos parece acertada. Y por muy alta que suene, mayor es la recompensa. El Oscar se mide no s¨®lo en dinero sino en ego, y alimentar el ego de Hollywood no tiene precio.
Gracias al galard¨®n, ¡®Doce a?os de esclavitud¡¯ recaud¨® 115 millones de euros
Por poner un ejemplo cercano, en 2013 Argo se llev¨® el Oscar a la mejor pel¨ªcula. Para entonces ya llevaba recaudada en la taquilla estadounidense cerca de 100 millones de euros, cifra conseguida a lo largo de tres meses y que entraba dentro de la recaudaci¨®n esperada por Warner para el thriller de Ben Affleck. Su candidatura le hizo sumar otros 16,6 millones de euros en entradas en tan s¨®lo seis semanas y 5,2 millones de euros m¨¢s tras su victoria. Eso s¨®lo en Estados Unidos.
Lo mismo ocurri¨® con Doce a?os de esclavitud. Aunque su estreno fue mucho m¨¢s cercano a la entrega de los Oscar, lo que dificulta la claridad en las cuentas, la revista Variety asegura que su victoria ayud¨® al filme especialmente en la taquilla internacional, donde un drama sobre la esclavitud no habr¨ªa conseguido los cerca de 115 millones de euros que finalmente recaud¨®.
La inversi¨®n econ¨®mica empieza pronto. Si uno quiere ser candidato hay que darse a conocer. Los festivales funcionan pero las ruedas de prensa y las proyecciones privadas son condici¨®n sine qua non para correr la voz. Ah¨ª van los primeros 175.000 euros m¨ªnimo que le puede costar a un filme el sue?o de ser candidato, confirma un representante de BlockKorenbrot, una de las mejores empresas de publicistas de Hollywood que han representado pel¨ªculas como las de Pedro Almod¨®var o este a?o Whiplash y Foxcatcher. Luego viene la publicidad, que va de los 2.500 a 4.500 euros por p¨¢gina en alguna de las publicaciones m¨¢s influyentes como Variety o The Hollywood Reporter a los de 45.000 a 90.000 euros en el The New York Times, peri¨®dico preferido de los acad¨¦micos de m¨¢s edad.
Cada pel¨ªcula env¨ªa hasta 150.000 DVD para que la vean todos los votantes
Y luego vienen los famosos screeners o DVD que han cambiado el juego. Permitidos por la Academia para el visionado de sus miembros, cada copia viene a costar unos 3 euros si hay tiempo o 14 si la entrega se hace en mano. Y junto a los m¨¢s de 6.000 miembros de la Academia, si el productor quiere que los restantes sindicatos y asociaciones que perlan esta temporada con premios reciban copias, acabar¨¢ pagando un dineral, porque puede enviar hasta 150.000. Son muchos los que en lugar de explicar la escasa presencia de Selma en esta contienda como una muestra de racismo hablan de un problema de tiempo: el filme no estuvo acabado en el plazo para la distribuci¨®n de estos DVD.
Da igual lo peque?a o lo grande que sea la pel¨ªcula, todas tienen que pasar por el aro dentro de sus posibilidades. De ah¨ª que una candidata como En tierra hostil ¡ªuna producci¨®n min¨²scula para las medidas de Hollywood con 9,5 millones de euros de presupuesto¡ª recurriera a las arcas sin fondo de Crep¨²sculo, otra pel¨ªcula de la misma distribuidora, Summit, para poder pagarse su camino hasta el Oscar. Para la compa?¨ªa era un problema de orgullo. Una empresa peque?a y de corta historia en esta industria quer¨ªa el Oscar para establecerse entre los grandes. As¨ª lo hizo invirtiendo casi 4 millones de euros en ello. Su recaudaci¨®n final, que no alcanz¨® los 15 millones de euros, no reflej¨® ese empuj¨®n que reciben las ganadoras del Oscar y que se suele cifrar en unos 13 millones m¨¢s de euros en la taquilla. Pero las seis estatuillas que se llev¨® En tierra hostil posicion¨® a su distribuidora en el lugar de honor de Hollywood. Un nuevo caso de ego bien alimentado.
Por mucho que la Academia intente separar el Oscar del dinero que cuesta obtenerlo, el marketing ha sido siempre parte de este galard¨®n. Con los a?os la Academia ha intentado reducir a cero las fiestas o los obsequios que los miembros pueden recibir, aunque con cada norma tambi¨¦n ha surgido una nueva forma de captar la atenci¨®n de los votantes. Porque eso y no el voto es lo que compran las campa?as.
Como recuerda Variety en su ¨²ltimo editorial el objetivo de las campa?as no es el soborno, sino que acad¨¦micos vean la pel¨ªcula o recordarles lo mucho que les gust¨® cuando rellenaron sus papeletas. Eso es lo que le cuesta a la industria 130 millones de euros anuales. No el Oscar.
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