El tesoro de Carlos Edmundo de Ory
Ruben Dar¨ªo, Camus, Juan Ram¨®n, Ginsberg, Bola?o... Son algunos de los escritores que forman el legado de 3.000 cartas que llegan a la Fundaci¨®n del poeta gaditano
Firm¨® como Rub¨¦n. Otras, como Dar¨ªo. Pero esta carta, escrita hace 100 a?os, el poeta nicarag¨¹ense la firm¨® con su nombre de pila. En ella adelantaba, lleno de tachones, su poema Cosas del Cid. Se la envi¨® a Eduardo de Ory, escritor modernista que, por entonces, hab¨ªa fundado, entre otras, la revista Azul. Ten¨ªa De Ory una pasi¨®n desmedida por la literatura. La hered¨® su hijo Carlos Edmundo, quien, adem¨¢s de una ingente capacidad creativa, tuvo tambi¨¦n el af¨¢n de apilar cada misiva que recib¨ªa y enviaba. Su extensa correspondencia, la suya y la de su padre, es un tesoro literario de incalculable valor. Re¨²ne textos de los grandes nombres de la literatura del siglo XX: Rub¨¦n Dar¨ªo, Juan Ram¨®n Jim¨¦nez, Camilo Jos¨¦ Cela, Vicente Aleixandre, Albert Camus, Roberto Bola?o¡ Esas cartas ¡ªunas 3.000¡ª acaban de llegar a C¨¢diz, a la sede de la Fundaci¨®n Carlos Edmundo de Ory, donde se van a archivar para ponerlas a disposici¨®n de los investigadores. Cartas que abren tantos caminos como este poema manuscrito de Rub¨¦n Dar¨ªo con un siglo de historia. Tambi¨¦n incluye este nuevo legado textos in¨¦ditos de Carlos Edmundo como el texto en preparaci¨®n Ensayo de la risa.
Aleixandre: ¡°Queridos amigos. La vibraci¨®n de esas p¨¢ginas es un hecho¡±
¡°Carlos Edmundo ten¨ªa una mente gozosamente organizada. Era muy meticuloso, lo guardaba todo¡±, explica emocionado Javier Vela, gerente de la Fundaci¨®n, mientras abre las cajas de cart¨®n que acaban de llegar a C¨¢diz. All¨ª, gracias a la donaci¨®n acordada con su viuda, la pintora Laura Lach¨¦roy, ya se almacenaban 8.000 vol¨²menes de libros, revistas, carteles, dibujos y objetos personales. Pero en su casa francesa quedaban sus cartas, una extensa correspondencia que ¨¦l y su padre mantuvieron con los m¨¢s grandes escritores del siglo pasado.
El gerente de la Fundaci¨®n muestra a EL PA?S un papel amarillento pero conservado. Es el manuscrito aut¨®grafo de la primera versi¨®n del poema Cosas del Cid, de Rub¨¦n Dar¨ªo, luego publicado en la segunda edici¨®n de sus Prosas profanas (Par¨ªs, 1901). Dar¨ªo se la env¨ªo a su padre, diplom¨¢tico y escritor y fundador de las revistas Espa?a y Am¨¦rica, Azul y Diana. El poeta nicarag¨¹ense le mand¨® ese poema para su publicaci¨®n. Tambi¨¦n m¨¢s cartas de com¨²n felicitaci¨®n. El propio Carlos Edmundo de Ory escribi¨® de la valiosa correspondencia de su padre 40 a?os m¨¢s tarde en un art¨ªculo: ¡°Mi padre me dej¨® sus libros y una mesa con tapa de cristal, en cuyos cajones encontr¨¦ las cartas que ¨¦l me dec¨ªa conservaba con m¨¢s predilecci¨®n¡±.
All¨ª estaba tambi¨¦n la correspondencia con Juan Ram¨®n Jim¨¦nez. ¡°Mi querido amigo: ruego a usted que no d¨¦ el retrato que me pide, y le env¨ªo, para la secci¨®n Juventud triunfante. Eso de triunfar habla de lucha y yo ni lucho ni triunfo. Tengo tan poca fuerza como un ruise?or¡±, le escribi¨® el poeta de Moguer en una carta sin fecha. Las cartas de Juan Ram¨®n son formales. En una de ellas le pide ayuda a Eduardo de Ory como diplom¨¢tico para los negocios de su hermano Eustaquio.
El intercambio de misivas con Camus est¨¢n fechadas en los a?os 1957 y 1958
Eduardo de Ory mim¨® estos papeles, los que recibi¨® de poetas, artistas, m¨²sicos y pintores. Tambi¨¦n Carlos Edmundo cuid¨® las suyas. Las que le llegaban de otros grandes literatos. ¡°Queridos amigos. Quiero agradecerles el env¨ªo de su cuaderno (¡) La vibraci¨®n de esas p¨¢ginas es un hecho¡±, le escribi¨® Vicente Aleixandre en 1951 a ¨¦l y al pintor Dar¨ªo Suro cuando crearon el introrrealismo. ¡°Mi querido amigo (¡) Me dirijo a ti en la esperanza de que te sumaras al homenaje a Joan Mir¨®¡±, le pidi¨® Camilo Jos¨¦ Cela en 1978 mientras preparaba un homenaje. Su hermano, Jorge Cela, le animaba a publicar por 5.000 pesetas (30 euros) en una entonces incipiente editorial, Alfaguara. Tambi¨¦n hay intercambio de misivas de naturaleza editorial con Albert Camus. Est¨¢n fechadas en noviembre de 1957 y 1958. Y otras mucho m¨¢s personales con Pierre Jean Jouve, Allen Ginsberg o Juan Eduardo Cirlot. Quiz¨¢ las m¨¢s ¨ªntimas son las de Roberto Bola?o. Ambos mantuvieron siempre una profunda amistad, forjada en una relaci¨®n en la que Bola?o le trataba de maestro, de hermano peque?o. Muchas de las misivas que recib¨ªa Carlos Edmundo de Ory del escritor chileno eran las primeras pruebas de sus novelas. En una de las cajas aparece llena de anotaciones el manuscrito de Estrella distante, que termin¨® public¨¢ndose en 1996, o de Una novelita lumpen, de 2002, la ¨²ltima que public¨® con vida. Bola?o tambi¨¦n le enviaba todas sus novelas editadas cargadas de emocionantes dedicatorias. En ellas, Bola?o se autodenominaba ¡°rat¨®n veloz¡± y llamaba a De Ory ¡°conejo vertiginoso¡±.
Estas 3.000 cartas ya descansan en C¨¢diz, donde ser¨¢n inventariadas, digitalizadas y puestas a disposici¨®n de los investigadores en un apasionante repaso por la correspondencia de los grandes del siglo XX. Tambi¨¦n hay textos in¨¦ditos de Carlos Edmundo de Ory, como el trabajo inacabado, Elogio de la risa. ¡°La risa es todo. La Poes¨ªa es risa. La vida es risa. Lo profundo es risa. Y la risa es el canto de los ¨®rganos¡±. Ory quer¨ªa reivindicar la risa como un acto de inconformismo ¨¦tico y est¨¦tico. Tambi¨¦n entre esas cajas hab¨ªa apuntes para una reflexi¨®n literaria que quer¨ªa hacer del yo, de la identidad. Est¨¢n sus cartas, sus notas, sus fotos, sus dibujos, sus juguetes. La valiosa correspondencia redescubre a Carlos Edmundo de Ory, m¨¢s all¨¢ de como emblema del postismo. Tres mil cartas para indagar su relaci¨®n con los m¨¢s grandes y por qu¨¦ los m¨¢s grandes tambi¨¦n le admiraban a ¨¦l.
Recuerdos de un poeta
La correspondencia literaria de Carlos Edmundo de Ory tambi¨¦n incluye a Gabriel Celaya, Concha Espina, Jos¨¦ Hierro, Fernando Qui?ones, ?lvaro Mutis, Jacinto Benavente, Salvador Rueda. El gerente de la Fundaci¨®n, Javier Vela, intensifica su admiraci¨®n por De Ory. ¡°Era consciente de su trascendencia y de ah¨ª este esfuerzo meticuloso por guardarlo todo¡±. Hay miles de carpetas, fichas de trabajo, cuadernos de notas, agendas y documentos que conforman su archivo. Hay 86 ¨¢lbumes de fotos donde aparece retratado con las principales figuras de la literatura y el arte de su ¨¦poca. Est¨¢ tambi¨¦n su famoso sombrero. O los disfraces que ¨¦l y su mujer, la pintora Laura Lach¨¦roy, utilizaron para pregonar el carnaval de C¨¢diz en 1983. La ciudad que ¨¦l tanto amaba y donde ahora descansa su legado. Como su viol¨ªn o sus caballos de juguete. Lo guardaba todo. Para permanecer para siempre.
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