Luis Siret y los secretos de la Prehistoria
El Museo Arqueol¨®gico Nacional expondr¨¢ en l¨ªnea los 31.000 documentos del archivo del ingeniero que descubri¨® y estudi¨® sobresalientes yacimientos del Sudeste espa?ol
A Luis Siret (1860-1934) le gustaban los gatos, las palmeras, las obras de caridad y, sobre todo, los secretos del pasado y el sur de Espa?a. Gracias a este belga tan dotado para la ingenier¨ªa como para el dibujo, se desenterraron sobresalientes yacimientos de la Prehistoria que hab¨ªan permanecido ocultos en el sudeste peninsular, como Los Millares, Villaricos o El Argar, que desvelaron nuevas conexiones entre culturas y deshicieron algunos axiomas de cart¨®n piedra.
Sus cuadernos de excavaci¨®n, sus l¨¢minas, sus cartas, sus dibujos, sus textos cient¨ªficos y sus informes conforman el archivo Siret, adquirido por el Estado espa?ol en agosto de 1956 junto a su biblioteca. Hasta ahora hab¨ªan estado disponibles para cualquier investigador que acudiese al Museo Arqueol¨®gico Nacional (MAN), donde est¨¢n depositados, pero a partir del pr¨®ximo martes tendr¨¢n una visibilidad infinita. ¡°Se trataba de poner en valor su trabajo¡±, subraya la jefa del archivo del MAN, Aurora Ladero. Tras haber sido estudiados, catalogados y digitalizados los 31.000 documentos, ser¨¢n accesibles en la web del Museo y el portal CER.ES (Colecciones en Red, del Ministerio de Educaci¨®n, Cultura y Deporte). Ser¨¢ una v¨ªa directa para acercarse a la personalidad y la labor de Siret, desconocida fuera del ¨¢mbito arqueol¨®gico pese a su trascendencia. ¡°Es un pionero de la Arqueolog¨ªa. Con sus trabajos da a conocer la Prehistoria espa?ola en Europa¡±, destaca Concha Pap¨ª, t¨¦cnica del archivo del Museo y arque¨®loga.
Lleg¨® a Espa?a con 21 a?os y ya nunca se quiso ir, excepto durante el duro par¨¦ntesis de la Primera Guerra Mundial, que pas¨® entre B¨¦lgica y Holanda, muy afectado por el conflicto y las heridas de su hijo. Cuando muri¨® en 1934 en su casa de Herrer¨ªas, en Cuevas del Almanzora ¡ªdonde desarroll¨® su primera obra de ingenier¨ªa junto a su hermano Henri: la conducci¨®n de agua potable a la localidad, una infraestructura providencial en un lugar maltratado por la sequ¨ªa y la aridez¡ª, hab¨ªa acumulado un legado impresionante en libros, documentos y piezas arqueol¨®gicas, excavadas en paralelo a su actividad profesional (desde 1900 dirigi¨® la Sociedad Minera de Almagrera). A lo largo de cinco d¨¦cadas de prospecciones reuni¨®, seg¨²n Mart¨ªn Almagro-Gorbea, catedr¨¢tico de Historia de la Universidad Complutense, ¡°las mejores colecciones que nunca un particular ha llegado a reunir sobre la Prehistoria de la Pen¨ªnsula Ib¨¦rica¡±.
Esos fondos tuvieron varias vidas. Los obtenidos por los dos hermanos Siret, Luis y Henri, antes de la marcha del segundo a B¨¦lgica se vendieron entre diferentes instituciones y particulares. Una pr¨¢ctica il¨ªcita hoy, pero no entonces. ¡°Ni era raro ni ilegal que se intercambiasen piezas entre arque¨®logos o se vendiesen¡±, puntualiza Virginia Salve, jefa del departamento de Documentaci¨®n del MAN. Una parte notable est¨¢ en el Mus¨¦e du Cinquantenaire (antes Mus¨¦es Royaux d'Art et d'Histoire, Bruselas) y el British Museum (Londres), pero tambi¨¦n hay restos arqueol¨®gicos en Harvard, Oxford, Cambridge o Roma. ¡°Hasta 1887 toda su colecci¨®n sali¨® fuera¡±, se?ala Juan Grima, historiador y editor almeriense, que acaba de publicar Las Casit¨¦rides y el imperio colonial de los fenicios, escrito por Luis Siret a finales del XIX ¡ªsus obras, en franc¨¦s, se publicaban originalmente en el exterior¡ª y que hab¨ªa permanecido in¨¦dito hasta ahora en Espa?a.
Cuando Luis Siret emprendi¨® su labor en solitario, con la ayuda del eficaz y leal capataz Pedro Flores ¡ªun agricultor de Antas dotado de talento natural y formado por el ingeniero a la medida de sus necesidades¡ª, el destino de las colecciones cambia. En 1905 dona a la Real Academia de la Historia piezas tan singulares como una estela fenicia del siglo IV a. C. con inscripciones o la Sirena de Villaricos, ¡°una obra excepcional en la pl¨¢stica prerromana de Hispania, pues ofrece elementos de tradici¨®n neohitita que pasaron al arte sirio-fenicio de la costa siria¡±, valora Almagro-Gorbea en un art¨ªculo.
El cient¨ªfico don¨® en 1928 parte de su colecci¨®n de piezas al Estado espa?ol
Siret, que descend¨ªa de arist¨®cratas franceses que hab¨ªan burlado la guillotina refugi¨¢ndose en B¨¦lgica, mostr¨® una generosidad mayor que la de sus descendientes, que pleitearon con el Estado por su legado. Su gesto m¨¢s altruista lleg¨® en 1928, cuando dona parte de su colecci¨®n al Estado espa?ol, seis a?os antes de morir. Miles de piezas que hoy custodia el MAN y que no acabaron en Estados Unidos por la firmeza del ingeniero, seg¨²n la historia que relat¨® su nuera, Ophelia Quintas de Carvalho, en una biograf¨ªa sobre el arque¨®logo difundida en la revista Axarqu¨ªa (2010) por Juan Grima.
¡°Rechaz¨® igualmente con indiferencia la inmensa oferta hecha por unos americanos, de cinco millones de pesetas por sus colecciones. Viendo ellos que Siret no contesta, creen que su oferta no est¨¢ a la altura de este tesoro y presentando un cheque en blanco le piden que ponga la cantidad de su agrado. Les sonr¨ªe Siret amablemente y contesta con sencillez: ¡®El arte no se vende y estos valiosos objetos que encontr¨¦ en Espa?a los quiero ofrecer a Espa?a¡±.
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