Fern¨¢n G¨®mez, palabras mayores
El gran c¨®mico y maestro regresa al primer plano con la reedici¨®n de sus memorias
1.?Sin padre. Fernando Fern¨¢n G¨®mez naci¨® en 1921 en Lima (Per¨²), durante una gira de teatro de su madre, Carola. Fue adorado por su madre y su abuela materna, pero vivi¨® sin padre: el actor Fernando D¨ªaz de Mendoza, hijo de Mar¨ªa Guerrero, no le reconoci¨®. Un d¨ªa fue al teatro donde actuaba su padre, pero ¨¦ste no le salud¨® y orden¨® que ese chico no volviera a aparecer por all¨ª. Cada vez que le preguntaban c¨®mo se llamaba su padre le sacaban los colores. El padre muri¨® en 1942 en un naufragio en el oc¨¦ano Atl¨¢ntico, a los 45 a?os. Su identidad no se aire¨® hasta la muerte de Fern¨¢n G¨®mez, el 21 de noviembre de 2007. Se subray¨® que, entonces, era nieto de una de las actrices m¨¢s ilustres del teatro espa?ol. Fern¨¢n G¨®mez no cruz¨® una sola palabra con su padre, pero, en cambio, mantuvo buena relaci¨®n con su t¨ªo Carlos D¨ªaz de Mendoza, con el que cont¨® como actor en algunas de las pel¨ªculas que dirigi¨®.
2.?Fuera de serie. Dej¨® obras de culto como dramaturgo (Las bicicletas son para el verano), escritor de memorias (El tiempo amarillo), novelista (El vendedor de naranjas), guionista, director de cine (La vida por delante, El mundo sigue, El extra?o viaje, El viaje a ninguna parte), teatro (Un enemigo del pueblo) y televisi¨®n (Juan Soldado, El p¨ªcaro), y por descontado, como int¨¦rprete de multitud de personajes desde la d¨¦cada de los cuarenta hasta los primeros a?os del siglo XXI. Ese c¨®ctel de exuberancia, versatilidad, resistencia y excelencia marca un techo en la cultura espa?ola. Sin embargo, no se libr¨® de la precariedad y los altibajos. Por ejemplo, durante m¨¢s de un a?o, en los sesenta, no recibi¨® ni una sola propuesta laboral y tuvo que recurrir a los amigos para salir adelante. Y, con 85 a?os, ¨¦l admit¨ªa que si no dejaba de trabajar era, sencillamente, porque no consideraba que tuviera el futuro asegurado. Fue un gigante de la cultura en un pa¨ªs que siempre la despreci¨®.
3.?Amigos y amores. Ten¨ªa un poderoso sentido de la amistad y de la lealtad. Siempre estaba a punto para ayudar a los amigos en apuros. Cuando a finales de los cuarenta Jardiel Poncela, el primero que confi¨® en su talento, se arruin¨®, Fern¨¢n G¨®mez fue uno de sus benefactores an¨®nimos. Tuvo decenas de amigos ¨ªntimos, pero se sent¨ªa incapaz de ser amigo de una mujer. Ahora bien, las tres grandes mujeres de su vida han sido de lo mejorcito de nuestro tiempo: Mar¨ªa Dolores Pradera, Anal¨ªa Gad¨¦ y Emma Cohen.
4.?Libertario. ?l sosten¨ªa que, as¨ª como la historia hab¨ªa demostrado el rotundo fracaso del comunismo y el capitalismo para hacer del mundo un lugar decente, a las ideas libertarias no se les hab¨ªan concedido demasiadas oportunidades.
5.?Bombas verbales. Era genial, tambi¨¦n, cuando tomaba la palabra. Nadie que le conociera ha dudado sobre qui¨¦n ha sido el conversador m¨¢s deslumbrante, explosivo, inesperado, incorrecto, excitante, divertido e irresistible. Te miraba con los ojos azules, disparaba sus bombas verbales y t¨² sab¨ªas que ese tipo s¨ª que era un ser superior. Alex de la Iglesia le bautiz¨® como ¡°el puto amo¡±. Lleg¨® a la vejez en estado de gracia. Dec¨ªa lo que se le pasaba por la cabeza, sin filtro, sin importarle el qu¨¦ dir¨¢n, ni las consecuencias de sus palabras. En La silla de Fernando David Trueba y yo procuramos capturar algunos destellos de ese milagro. En sus ¨²ltimos d¨ªas solt¨® esta perla: ¡°Una de las cosas de las que m¨¢s me arrepiento es de no haberle dicho a la gente que quer¨ªa hasta qu¨¦ punto la quer¨ªa¡±.
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