La pol¨ªtica se hace fuerte en las series

Un impeachment, un majority whip o l¨ªder de la mayor¨ªa del Congreso, la situation room de la Casa Blanca o el roll call, la llamada para votar a los legisladores estadounidenses. El lenguaje especializado de Washington ha saltado de las conversaciones de los expertos pol¨ªticos al sill¨®n de los espectadores, con la capital de Estados Unidos como tel¨®n de fondo de las tramas de House of Cards, Scandal, Homeland o incluso Veep.

Desde el blanco y negro de los monumentos iluminados en la noche de Washington hasta el gris de los trajes de los pol¨ªticos y funcionarios encorbatados que plagan las calles alrededor del Capitolio, han cambiado el tono de la televisi¨®n estadounidense. Como nunca antes en la historia, una de las ciudades menos queridas por los ciudadanos ha tomado el relevo de Chicago o Nueva York, conquistando las pantallas de televisi¨®n como cualquier otro protagonista.

¡°Cuando hablamos de Hollywood y de televisi¨®n nunca se trata de una coincidencia¡±, asegura Trevor Parry-Giles, profesor de comunicaci¨®n pol¨ªtica de la Universidad de Maryland. La ¨¦poca de las series de abogados dio paso a la de los polic¨ªas y despu¨¦s a los m¨¦dicos. ¡°Ahora es el turno de los pol¨ªticos y el gobierno¡±.

Desde el final de El ala oeste de la Casa Blanca en 2006, la pol¨ªtica no hab¨ªa protagonizado la ficci¨®n televisiva de EE UU. Tampoco hab¨ªan coincidido tantas series de tramas gubernamentales como las ocho que pugnan ahora por la atenci¨®n del espectador. Y desde la obra de Aaron Sorkin, ninguna ha acercado con tanto detalle los entresijos de Washington. ¡°El mundo de la pol¨ªtica est¨¢ plagado de componentes dram¨¢ticos y de poder, es un universo en el que todo importa¡±, afirma Parry-Giles. El experto apunta a estos elementos, esenciales en la ficci¨®n, como la raz¨®n por la que Hollywood apuesta ahora por el g¨¦nero pol¨ªtico.

De la misma manera que t¨ªtulos como Ley y orden abrieron una ventana al mundo de las investigaciones judiciales y los abogados, familiarizando a los espectadores con una jerga que no hubieran conocido de no haber pasado por un juzgado, la nueva hornada de televisi¨®n pol¨ªtica teje guiones con detalles dignos de la prensa especializada.

¡°No estoy seguro de que usted pueda erradicar el paro como ha sido capaz de erradicar su nivel de aprobaci¨®n entre los ciudadanos¡±, le dice un periodista al nuevo presidente de EE UU en House of Cards, Frank Underwood, interpretado por Kevin Spacey. Underwood defiende su agenda: ¡°Tiene el tama?o y alcance del New Deal¡±, responde en una referencia que puede quedar lejos para algunos espectadores: las medidas con las que el presidente Roosevelt respondi¨® a la Gran Depresi¨®n econ¨®mica de los a?os 30.

En la temporada anterior, el complejo sistema de financiaci¨®n de las campa?as pol¨ªticas apuntalaba el centro de la trama. El trabajo de los lobbistas y sus estrategias para recaudar fondos cobraron el peso de un secundario. En otras series como Homeland ¡ªla preferida de Obama, seg¨²n reconoci¨® p¨²blicamente el presidente¡ª parte de la tensi¨®n nace de la dif¨ªcil relaci¨®n entre diferentes agencias del Gobierno como la CIA y departamentos internos del Pent¨¢gono con los que el espectador se familiariza como con un protagonista m¨¢s.

El fervor por estas series ha atrapado a los espectadores, los medios de comunicaci¨®n y los pol¨ªticos por igual. El ¨¦xito de House of Cards convirti¨® a Netflix en la primera web de streaming en conseguir un Globo de Oro para un trabajo que no ha pasado por la televisi¨®n. Periodistas de medios como The New York Times han narrado en directo su experiencia con la ¨²ltima temporada mientras humoristas de la talla de Stephen Colbert hacen cameos en pantalla. Y rostros conocidos de Washington comparten plat¨® con los protagonistas. El vicepresidente Joe Biden tuvo un papel en Parks and Recreation y la asesora de Obama Valerie Jarrett, as¨ª como la analista pol¨ªtica Donna Brazile, protagonizaron escenas de The Good Wife.

La realidad pol¨ªtica se cruza con la ficci¨®n borrando los l¨ªmites entre una y otra, aunque expertos como Parry-Giles, tambi¨¦n director de la Asociaci¨®n Nacional de Comunicaci¨®n, conf¨ªan en que los espectadores sean ¡°suficientemente listos¡± como para saber que ninguna de las series ofrece un retrato real del funcionamiento del gobierno estadounidense. ¡°Me da miedo pensar que en el extranjero alguien aprenda sobre la pol¨ªtica estadounidense viendo Veep¡±, afirma. ¡°La ficci¨®n nunca debe ser la ¨²nica v¨ªa para ese aprendizaje¡±.

Pese a que nunca ha habido tanta televisi¨®n pol¨ªtica como hasta ahora, existe una larga tradici¨®n de t¨ªtulos, tambi¨¦n en el cine. Caballero sin espada (1939), Tempestad sobre Washington (1962) o Lincoln (2012) han servido como fuente donde los norteamericanos aprenden el funcionamiento de sus sistema pol¨ªtico. Otra cuesti¨®n es la fidelidad con la que las series actuales retratan la realidad. La tercera temporada de House of Cards arranca con una visita del presidente a un cementerio. Justificado como un acto privado, periodistas y agentes de seguridad esperan en un margen de la carretera. En la vida real, nunca se hubieran quedado tan lejos como para que Underwood pudiera orinar sobre la tumba de su padre.