Confesiones de un telespectador de las noches del s¨¢bado
Esta f¨®rmula ¨®mnibus convoca en exceso asuntos, temas y personas, y dura en exceso
![Iñaki López, presentador de La Sexta Noche.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/EXJ7LSPU5IMR4LCOJIY4JPESWU.jpg?auth=abd6d6e145de9b9070b0204cf43578a2bf12fde06611c25c3c34b063f6477470&width=414)
Desde hace mucho tiempo me acuesto tarde los s¨¢bados por la noche porque veo La Sexta Noche y Un Tiempo Nuevo. Confieso que esos dos programas ¨®mnibus de La Sexta y de Telecinco ocupan desde las nueve y media de la noche del pen¨²ltimo d¨ªa de la semana la actividad de mis ojos, de mis dedos y de mi intelecto. No s¨¦ con qu¨¦ efectos, lo confieso tambi¨¦n, pero quiero decir honestamente qu¨¦ sent¨ª anoche y por qu¨¦ me fui a la cama temprano.
Es una confesi¨®n de parte, no responde a una investigaci¨®n como aquellas que hac¨ªa el gran Pedro Altares para explicar por qu¨¦ no ve¨ªa la televisi¨®n, o por qu¨¦ le aburr¨ªan las repeticiones en la televisi¨®n. Es una confesi¨®n y es, tambi¨¦n, una muestra de respeto hacia los profesionales que hacen ambos programas, pues tan solo pretendo transmitir un aviso individual: seguro que no hay otro telespectador que me siga o comparta estas reflexiones, de modo que es muy probable que esta no sea una cr¨ªtica justa sino la expresi¨®n de una man¨ªa.
Lo que me sucedi¨® este s¨¢bado fue un fen¨®meno muy preciso de saturaci¨®n. No ocurri¨® al final de los programas, naturalmente, porque no llegu¨¦ al t¨¦rmino de ninguno de los dos espacios citados; fue contemplando la reiterada advertencia de que despu¨¦s de lo que est¨¢bamos viendo en ese preciso momento ambas cadenas iban a seguir tratando, en los dos programas, asuntos tan interesantes al menos como estos que en esos momentos est¨¢bamos viendo.
"No es un capricho de telespectador cansado. Tanta abundancia convoca a la desmemoria"
No significa esto, claro, que yo no tenga cr¨ªticas, que las tengo, al tono y a la forma en que se manifiestan, en uno y otro espacio, los contertulios, sobre todo estos que levantan la mano como si avisaran de un incendio; tampoco me refiero por igual a todos los asuntos que se tratan: aqu¨ª hablo, exclusivamente, de la extensi¨®n de estos ¨®mnibus llenos de temas, de palabras y de gente.
Este s¨¢bado, mientras iba de una cadena a otra, en un momento determinado pareci¨® como si estuviera viendo a la vez no s¨®lo ambos programas sino todos los asuntos que hab¨ªamos visto e ¨ªbamos a seguir viendo. No era, naturalmente, que se superpusieran im¨¢genes y palabras, aunque este sea el caso a veces, sino que de pronto me encontraba ante la perspectiva de una constelaci¨®n cuya simultaneidad podr¨ªa tener efectos terribles en mi intelecto y por tanto en mi salud mental y en la capacidad natural de almacenaje de mi memoria. Fue entonces cuando dej¨¦ el mando (que se llama as¨ª porque manda sobre ti, no sobre el televisor) y me fui a la cama con un libro que se titula El a?o del pensamiento m¨¢gico, de Joan Didion.
Me fui con la conciencia perturbada. En primer lugar, todo lo que ven¨ªa en esas llamadas reiteradas que ponen a los pies de los intervinientes mientras se habla de otras cosas podr¨ªan tener cierto o gran inter¨¦s para mi, como periodista o como telespectador. Y, por tanto, hubiera sido interesante que me quedara a escuchar y a ver.
"Con menos se hace m¨¢s, y estos programas que sin duda nos atan a la silla har¨ªan much¨ªsimo m¨¢s con much¨ªsimo menos"
Lo que te engancha a la tele es lo que viene despu¨¦s, no siempre lo que est¨¢s viendo, y eso lo saben muy bien, o lo tienen que saber, los que ponen los titulitos: si sigues aqu¨ª, mira lo que ver¨¢s, y si te vas date cuenta de lo que te pierdes. Ante ambas indicaciones expl¨ªcitas me cans¨¦, me pareci¨® que estaban abusando de mi paciencia y ya no ten¨ªa m¨¢s ganas de quedarme a saber d¨®nde iba a saltar la liebre.
Por tanto, al final me venci¨® la certeza de que hay algo que me ha desenganchado de esta f¨®rmula y me ocurre lo que dec¨ªa Pablo Neruda que suced¨ªa con las cosas rotas: nadie las rompe en concreto, lo que pasa es que se rompieron. Demasiado tiempo, demasiadas cosas, y demasiado ruido para la noche del s¨¢bado.
?Es mala la f¨®rmula? Evidentemente, no, porque ya hab¨ªa una y la otra cadena la copi¨®, y porque la sigue much¨ªsima gente. ?Y ser¨¢ buena siempre? A mi modesto entender, ambas cadenas tendr¨ªan que ir pensando en un cambo, acortando o parcelando, porque con esta prolongaci¨®n sucesiva est¨¢n jugando con el tiempo del telespectador, que puede ser lo amplio que quieran, pero que en alg¨²n momento determinado se agotar¨¢ como se agota, inevitablemente, el almacenaje de paciencia.
No es un capricho de telespectador cansado, o no lo es tan solo: estimo que esta f¨®rmula ¨®mnibus, que tiene sin duda sus virtudes, convoca en exceso asuntos, tem¨¢ticas y personas, y dura tambi¨¦n en exceso, lo cual desata en la memoria del telespectador (en todo caso, en la de este telespectador) la sensaci¨®n de que no puede guardar constancia de lo que lleg¨® a escuchar. Tanta abundancia convoca a la desmemoria. Al d¨ªa siguiente uno ya sabe tan solo que Moreno Bonilla no escribe claro en un encerado o que Rold¨¢n ley¨® a Hegel y que Drag¨® se enfada porque no saben qu¨¦ cosa es ser un novelista. Ah, y que Inda levanta la mano como los jueces de l¨ªnea. Ah, y que los presentadores tienen la paciencia del santo Job.
Con menos se hace m¨¢s, y estos programas que sin duda nos atan a la silla har¨ªan much¨ªsimo m¨¢s, incluso m¨¢s audiencia, con much¨ªsimo menos y, acaso, con much¨ªsimos menos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.