Decir no
De acuerdo, la imagen de determinadas masacres colectivas no es light. Constatas el n¨²mero de muertos, casi todos civiles, y te solidarizas con Neruda cuando escribi¨®: ¡°Sucede que me canso de ser hombre¡±. Deduzco que tambi¨¦n mujer, de pertenecer al g¨¦nero humano, la raza m¨¢s depredadora del mundo animal. Animales racionales, aseguran.
Los datos confirman que en Hiroshima y Nagasaki la bomba at¨®mica envi¨® a criar malvas a 200.000 personas. En un segundo, sin sadismo alargado, con el sagrado fin de que Jap¨®n se rindiera y evitar que la carnicer¨ªa de la guerra se prolongara. E imagino que los bombazos de los hijos de Yahv¨¦ a los infames vecinos palestinos en esa guerra tan salvajemente desigual (mil por uno, seg¨²n la ley del Tali¨®n) se producen de forma r¨¢pida, que casi no te enteras de que te han largado al otro mundo o a la nada. Lo que transmiten esas ejecuciones aceleradas no lo relacionamos con Auschwitz, con la tortura prolongada de infinitos seres inocentes antes de ir al matadero.
Pero estamos siendo testigos de la visualizaci¨®n demorada del horror, practicado a veces por ni?os que tienen claro que degollar al desarmado infiel es algo que tu dios bendecir¨¢. Son cr¨ªos con el cerebro lavado en una ¨¦poca de su vida en la que lo normal ser¨ªa jugar, so?ar o darse un avergonzado piquito con la ni?a de sus sue?os. Cuando crezcan intentar¨¢n convertirse en lobos solitarios, si la vida no les va bien, o el trapicheo est¨¢ crudo, o sabes que te espera la c¨¢rcel o la sensaci¨®n de ser un perdedor hasta que te mueras. Encontrar¨¢n una raz¨®n sublime para justificar su paso por la Tierra, con la certidumbre de que te esperan r¨ªos de leche y miel asesinando a infieles an¨®nimos, provocando el miedo y el estupor mediante tu barbarie nada selectiva.
Y vale, en cualquier turbante o velo hasta los ciudadanos civilizados, no solo el facher¨ªo casposo o se?orial, pueden sentir el temblor de que la yihad es su raz¨®n de matar y de morir. Pero leo historias tan duras como enaltecedoras. Que una cr¨ªa musulmana se neg¨® a ponerse el velo aunque su madre la mordiera y acuchillara. Que otro chaval isl¨¢mico, Nasser El-A, proclam¨® su homosexualidad y fue torturado por la familia. Tiene que haber muchos m¨¢s. Y se la juegan.
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