J. M. Caballero Bonald: ¡°La Transici¨®n fue un apa?o¡±
El escritor jerezano publica 'Desaprendizajes', su primer poemario tras ganar el Cervantes
Afirma Jos¨¦ Manuel Caballero Bonald (Jerez de la Frontera, 1926) que ganar el premio Cervantes en 2012 no le ha cambiado, y es verdad: sigue diciendo lo que piensa. Rara avis entre sus colegas, es capaz de elogiar apasionadamente una obra al tiempo que critica a su autor. Sentado en el sill¨®n de siempre de su casa de Madrid, cuenta que tiene in¨¦dito un libro de semblanzas ¡°a la manera de Espa?oles de tres mundos, de Juan Ram¨®n¡±. Por lo pronto, acaba de publicar Desaprendizajes (Seix Barral), un libro de poemas en prosa cuya aparici¨®n coincide con la de la edici¨®n cr¨ªtica ¡ªen C¨¢tedra y a cargo de Julio Neira¡ª de dos t¨ªtulos clave en un solo volumen: Descr¨¦dito del h¨¦roe (1977) y Manual de infractores (2005).
Pregunta. Desaprendizajes suena a cuenta atr¨¢s.
Respuesta. Desaprendizajes es un t¨¦rmino un poco brusco, suena casi a insulto. El libro lleva una cita de Her¨¢clito que dice que hay que desaprender lo aprendido para saber que la armon¨ªa de lo invisible es mayor que la de lo visible. Estoy satisfecho, pero me sorprende haber escrito un libro de poes¨ªa a los 88 a?os. ?Tan viejo y escribiendo poes¨ªa! Es una obscenidad, aparte de un abuso.
P. Cuando hace tres a?os public¨® Entreguerras dijo que era el ¨²ltimo.
R. S¨ª, estaba convencido de eso y en cierto modo lo es. Se trataba de un libro testamentario en el que narro episodios de mi biograf¨ªa. Desaprendizajes es como un ap¨¦ndice, la coda, un a?adido necesario del testamento.
Una vida en verso y prosa
Nacido hace 88 a?os en Jerez de la Frontera, J. M. Caballero Bonald odia a los andaluces profesionalesy reivindica a "introvertidos" como Juan Ram¨®n Jim¨¦nez y Luis Cernuda.
Firmante del manifiesto por la cultura de Izquierda Unida, considera "saludable" la aparici¨®n de Podemos.
La novela de la memoria es el t¨ªtulo que re¨²ne Tiempo de guerras perdidas y La costumbre de vivir, dos cumbres del g¨¦nero autobiogr¨¢fico espa?ol.
Toda su poes¨ªa est¨¢ reunida en el volumen Somos el tiempo que nos queda.
En 2012 gan¨® el Premio Cervantes. El de la Cr¨ªtica lo ha ganado tres veces: dos como poeta y una como novelista.
P. Sus memorias llegan hasta 1975, justo cuando empieza un periodo muy debatido ahora. ?Con la Transici¨®n somos injustos o ben¨¦volos?
R. Ver¨¢¡ No escrib¨ª la tercera parte de mis memorias porque precisamente del 75 al 82 fueron a?os muy violentos: los desmanes de la ultraderecha y la ultraizquierda... Pensaba que se iba a producir una involuci¨®n. No me apetec¨ªa evocar nada de eso. Estuve bastante metido en la organizaci¨®n de la Junta Democr¨¢tica y sal¨ª en parte desencantado. La Transici¨®n fue un apa?o, una compostura de urgencia: la derecha cedi¨® algo para no perder nada y la izquierda acept¨® algo para no perderlo todo, lo que se llama una soldadura de ocasi¨®n, no hab¨ªa un proyecto de futuro solvente y las cosas salieron bien por casualidad.
P. ?Qu¨¦ se tendr¨ªa que haber hecho?
R. La Ley de Amnist¨ªa prohibi¨® juzgar los cr¨ªmenes del franquismo y ah¨ª empez¨® el ciclo de la impunidad. Tuvimos una larga cola de franquistas que ama?aron sus biograf¨ªas: result¨® que todos eran dem¨®cratas. Siguieron en el poder m¨¢s o menos los de siempre. El caso de Fraga es paradigm¨¢tico: naveg¨® por toda la democracia despu¨¦s de ser un c¨®mplice del verdugo. La falta de un tribunal que juzgara esos cr¨ªmenes permiti¨® que el franquismo permaneciera latente.
P. ?Ya es tarde?
R. Esos cr¨ªmenes no prescriben. La memoria hist¨®rica exige su propia vigencia. La justicia no puede olvidarse de las v¨ªctimas del franquismo, de tanta gente enterrada por las cunetas¡ Aunque no entiendo ese af¨¢n de encontrar los restos de quienquiera que sea¡ Las v¨ªctimas, Lorca, Cervantes. ?Para qu¨¦? Que reposen donde est¨¢n y que se haga justicia a su memoria.
P. Algunas familias quieren saber d¨®nde est¨¢n los suyos.
R. Es una tradici¨®n supersticiosa que respeto.
P. ?A usted le da igual d¨®nde lo entierren?
R. Echar¨¢n mis cenizas al mar y me integrar¨¦ en la naturaleza¡
¡°?Cervantes? Que repose donde est¨¢ y hagan justicia a su memoria¡±
P. Entre sus dos ¨²ltimos libros le han dado el Cervantes, ?ha cambiado algo con el premio?
R. Nada. A los pocos d¨ªas pensaba en eso casi con extra?eza. Me ve¨ªa en una foto con chaqu¨¦ me dec¨ªa ?ese soy yo?
P. Cuando estaba en las quinielas dijo que ya le tocaba, por edad. Es poco habitual. Los escritores lo piensan pero no lo dicen.
R. Me tocaba por edad, claro, como le toca a Emilio Lled¨®, a Paco Brines, a Nieva.
P. Este a?o era jurado. ?Su candidato fue Juan Goytisolo?
¡°Para mis nietos Franco es un tipo tan lejano como los Reyes Cat¨®licos¡±
R. S¨ª, Goytisolo es un heterodoxo muy atractivo. Tiene sus complicaciones de car¨¢cter, pero me siento muy cerca de sus sondeos en la cultura. La historia social de la literatura espa?ola la ha escrito la derecha, la tradici¨®n cat¨®lica nacional, y ¨¦l ha promovido una revisi¨®n muy solvente.
P. En sus memorias usted lo retrata con dureza. Tampoco es habitual criticar al autor y elogiar la obra.
R. Yo separo la persona y la obra sin mayores conflictos. Conozco a Juan desde los a?os cincuenta. Cuando escrib¨ª esa parte de las memorias ¨¦l llevaba a?os defendi¨¦ndose de ataques imaginarios. Me incomodaba su actitud, pero eso no impide que admita el valor que tiene como escritor. Evolucion¨® a partir de Se?as de identidad y la suya es una literatura muy consistente.
P. De su discurso del Cervantes se destac¨® aquello de ¡°los desahucios de la raz¨®n¡±. El acto estaba lleno de pol¨ªticos, ?alguno le dijo algo? Todos aplaudieron.
R. Que yo recuerde, ninguno me dijo nada que no fuese una frase protocolaria. Yo lo que quer¨ªa era hablar de la libertad de Cervantes y de la funci¨®n liberadora de la poes¨ªa precisamente ante esas autoridades¡
¡°Gil de Biedma es un gran cr¨ªtico de la cultura pero un poeta menor¡±
P. El premio se lo dio el Rey cuando era Pr¨ªncipe. Cuando subi¨® al trono dijo usted que hab¨ªa que esperar antes de entrar en el debate monarqu¨ªa-rep¨²blica. Pasado el tiempo, ?c¨®mo lo ve?
R. En un futuro inmediato ¡ªaunque en mi caso el futuro es ma?ana o pasado ma?ana¡ª deber¨ªa ponerse en funcionamiento ese plebiscito popular. La rep¨²blica ha quedado relegada a un s¨ªmbolo de libertad, de justicia, pero no hay movimientos que conecten con el pueblo y la planteen como alternativa.
P. Tal vez se piensa siempre en la Segunda Rep¨²blica.
R. S¨ª, pero la gente joven ?qu¨¦ vota? ?El recuerdo de la Segunda Rep¨²blica?
P. ?Desaparece tambi¨¦n el recuerdo de Franco?
¡°Nuestra literatura est¨¢ plagada de mediocres encumbrados¡±
R. Para mis nietos, que tienen 14 o 15 a?os, Franco es un tipo tan lejano como los Reyes Cat¨®licos.
P. ?Se entiende con ellos?
R. ?Con mis nietos? Los veo de tarde en tarde, o sea, que los veo pero tampoco deseo verlos todo el tiempo. No soy muy de ni?os.
P. ?Se reconoce en sus 15 a?os?
R. No. Son de otro mundo, claro. Los nietos son monosil¨¢bicos: ¡°s¨ª, no, ya¡±. Est¨¢n en el laberinto de la inform¨¢tica y eso supone una barrera. El riesgo de aislamiento est¨¢ ah¨ª mismo. Es como si no tuvieran inter¨¦s por salir a ver la vida, a andar por ah¨ª descubriendo el mundo, qu¨¦ s¨¦ yo¡
P. ?Qu¨¦ hac¨ªa usted a su edad?
R. Pues lo normal: salir a buscar la aventura, la libertad que te aguardaba fuera de casa. Era la guerra, la inmediata posguerra, y escaparte de la vigilancia dom¨¦stica era como probar la libertad. Es lo de siempre, lo que se recuerda cada vez m¨¢s a medida que uno se hace viejo.
P. ?Ha cambiado el lugar de la poes¨ªa desde que usted era joven? ?Le interesa hoy a alguien?
R. No s¨¦, a m¨ª me escriben lectores y eso me hace pensar que se lee poes¨ªa m¨¢s de lo que uno se imagina... Bueno, yo no tengo blog ni ?c¨®mo se llaman esas cosas que se tienen?
P. Facebook, Twitter...
"Si la patria es lo que se ve desde la venta de la casa donde uno vive a gusto, yo tengo varias: el Coto de Do?ana, Jerez, Mallorca, Bogot¨¢¡"
R. Eso¡ Pero hay lectores que me mandan correos. Hoy la poes¨ªa tiene una ventaja y es que la escuela m¨¢s evidente es la falta de escuelas, algo sin duda saludable. Hay poetas que andan trabajando en un nuevo simbolismo, teni¨¦ndolo presente pero con otra mec¨¢nica expresiva.
P. ?Lee novedades?
R. Pocas, pero me alarma que se est¨¦ llevando a los altares a escritores que confunden la literatura con la cr¨®nica de sucesos. Nuestra literatura est¨¢ plagada de mediocres encumbrados. Pasa como con los pol¨ªticos. Hay mucho fantasm¨®n en funciones de l¨ªder. Tambi¨¦n hay muchos equ¨ªvocos a la hora de enjuiciar a escritores¡
P. ?A qui¨¦n?
R. A Gil de Biedma, por ejemplo, aunque en otro sentido. Gil de Biedma es un gran cr¨ªtico de la cultura pero un poeta menor, de alcance verbal muy limitado. Los grandes poetas de esa ¨¦poca son Valente y Barral.
P. ?Y Claudio Rodr¨ªguez?
R. Tambi¨¦n. Sobre todo el primer Claudio Rodr¨ªguez. Y pare usted de contar.
P. ?A qu¨¦ se dedica ahora?
R. Lo que m¨¢s me gusta hacer es no hacer nada. Pero releo mucho. Dedico cuatro o cinco horas al d¨ªa a releer en mi butaca de viejo. A mis cl¨¢sicos, a los barrocos castellanos, a los rom¨¢nticos anglosajones, a los simbolistas franceses, a Rimbaud y Mallarm¨¦¡ Y siempre a Valle Incl¨¢n, a Juan Ram¨®n, a Faulkner, a Onetti, a Rulfo, a Cernuda, a Lorca¡ De los narradores espa?oles recientes el que m¨¢s me interesa es Men¨¦ndez Salm¨®n.
P. ?No viaja?
R. Reparto mi tiempo entre Madrid y Sanl¨²car. Si la patria es lo que se ve desde la venta de la casa donde uno vive a gusto, yo tengo varias patrias, unas m¨¢s duraderas que otras: el Coto de Do?ana, Jerez, Mallorca, Bogot¨¢¡ En Colombia estuve unos tres a?os y all¨ª escrib¨ª mi primera novela, tuve mi primer hijo... Me acuerdo mucho de esa patria. La que no me gusta nada es la patria de los patriotas espa?oles. Si tuviera veinte a?os menos ya habr¨ªa puesto tierra de por medio.
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