Loquillo: ¡°Fui pandillero. El ¡®rock¡®n¡¯roll¡¯ es mi escuela¡±
El m¨²sico catal¨¢n publica 'C¨®digo rocker', un disco con el tr¨ªo de 'rockabilly' Nu Niles
Con sus paredes y muebles en madera, su suelo enmoquetado y sus luminosas l¨¢mparas, el bar del hotel Melia F¨¦nix tiene un aire majestuoso, a medio camino entre el sal¨®n de ceremonias del Titanic y un lujoso restaurante neoyorquino propio de un cap¨ªtulo de Mad men. A peque?os pasos pero con el porte de un coloso, que llama la atenci¨®n aunque intentase hacerse pasar por una estatua de m¨¢rmol del hall, aparece Loquillo. A los cinco minutos de conversaci¨®n, ya ha dado tres titulares y hace que hasta curiosas anomal¨ªas, como hablar de la delincuencia y las pandillas callejeras de Barcelona en los setenta en un escenario tan ostentoso, no parezcan importar.
Loquillo dice que se ha rencontrado consigo mismo y que ha vuelto a sus ¡°or¨ªgenes¡±, esto es, al rock'n'roll, ¡°la m¨²sica de la disidencia y que ve el filo¡±, el sonido que lo catapult¨® al estrellato hace algo m¨¢s de tres d¨¦cadas. ¡°Ten¨ªa que volver a casa. Ten¨ªa que reiniciar el proceso. Cuando tienes un ordenador sobrecargado lo apagas, lo actualizas y lo reinicias¡±, asegura despu¨¦s de pedir un caf¨¦ con leche y un chupito de whisky. Este reinicio tiene un nombre: C¨®digo rocker (Warner), el disco en el que vuelve a lucir orgulloso la cazadora de cuero, la de los primeros d¨ªas.
Aquellos d¨ªas est¨¢n asociados al rock'n'roll que marc¨® los primeros pasos de aquel joven de casi dos metros, salido de las calles de una excitada Barcelona postfranquista, muy distinta de la metr¨®poli tur¨ªstica de nuestros d¨ªas. ¡°He sido pandillero. Me he criado en los ambientes de rock de Barcelona y esa es mi escuela. Este disco tiene mucho que ver con eso y con una actitud frente a la mediocridad, con las alarmas emocionales, con el hecho de no olvidar de d¨®nde vienes. Me lo deb¨ªa¡±, explica sobre este ¨¢lbum que ha grabado en ¡°menos de una semana¡± con Nu Niles, el potent¨ªsimo tr¨ªo catal¨¢n de rockabilly, desconocido para el gran p¨²blico pese a su ¨¦xito en el extranjero.
Entonces, con su atrevido tup¨¦, su voz chulesca y sus canciones de romanticismo urbano, Loquillo se present¨® en la espuma de la movida madrile?a y la m¨²sica espa?ola de los ochenta como el nuevo macarra del barrio. Y hoy, casi cuatro d¨¦cadas despu¨¦s, sigue con el mismo corte: hablando sin pelos en la lengua, desafiante, con la misma convicci¨®n aplastante sobre s¨ª mismo y sobre su entorno. ¡°Para nosotros el rock'n'roll era Lou Reed, Gene Vicent y Vince Taylor, los tres se vest¨ªan de cuero. Ahora es simplemente m¨²sica. Cuando nosotros lo hac¨ªamos a finales de los setenta, se mov¨ªa en una fina l¨ªnea divisoria entre m¨²sica y delincuencia¡±, explica. ¡°En Barcelona hay un odio ac¨¦rrimo al rock'n'roll. La escena se fue haciendo mediocre por la ortodoxia, por gente mediocre que no ve¨ªa m¨¢s all¨¢ de lo que ten¨ªa enfrente. Adem¨¢s, en este pa¨ªs cuando a una banda la oyen cantar en castellano, la ponen de vuelta y media. Este disco lo que pretende es darle en la cara a esa gente¡±, cuenta.
Con el contagioso ritmo machac¨®n del rockabilly de Nu Niles, que desprenden el aroma de incunables del rock'n'roll primigenio, Loquillo se versiona a s¨ª mismo (Quiero un cami¨®n, Eres un rocker...) y a otros (I fought the law de The Clash o El tren de la costa de Los S¨ªrex). ¡°Algunos pueden pensar que es un paso atr¨¢s, pero, en realidad, es un paso atr¨¢s para dar dos para adelante¡±, dice despu¨¦s de reconocer que lo aplaz¨® durante a?os hasta que, tras la gira de Las Naves de los Locos, decidi¨® que quer¨ªa cambiar el estado de las cosas. ¡°Esta es mi cuarta invenci¨®n del Loco. No soporto a esos artistas que hacen todos los discos iguales. Es como follar siempre en la misma posici¨®n, en la del misionero¡±, asegura.
Tras la publicaci¨®n de Cuero espa?ol, Feo, fuerte y formal o Arte y ensayo, recopilatorios y directos, Loquillo es, posiblemente, m¨¢s Loquillo que nunca, intentando entrar de nuevo en comuni¨®n con ese chaval que montaba en las motos Triumph que se ven en la portada del nuevo disco y que termin¨® convirti¨¦ndose en una aut¨¦ntica rock'n'roll star, tal y como ¨¦l mismo cantaba con un vacile ¨²nico y pese a sentirse durante dos d¨¦cadas al margen de todo lo que estaba de moda: ¡°Hubo un plan premeditado a principios de los noventa en la radio espa?ola para hacer de los o¨ªdos de los j¨®venes un cero patatero. La premisa era: convirt¨¢mosles en eunucos musicales y coloquemos en unos a?os Operaci¨®n Triunfo y volvamos a los a?os del tardo franquismo. Muchos se fueron a la mierda pero yo no. Fue duro pero ha terminado por ser favorecedor. Luego, el mundo indie denost¨® a toda la generaci¨®n de los ochenta y no aprendieron de los mayores¡±. Y un Loquillo ya veterano hace un recordatorio antes de levantarse: ¡°Los progres nos llaman rockeros pero estoy hasta los cojones: Somos rockers. Rockeros se utiliza para Sabina y Antonio Orozco. No somos iguales que ellos, ni queremos serlo. ?Por qu¨¦ los cantautores utilizan nuestra est¨¦tica? ?Por qu¨¦ los pol¨ªticos quieren ser estrellas del rock? ?Vale ya! ?Me hago yo una foto en una cueva de flamenco y me pongo a dar palmas? ?Vale ya! Dejad nuestra est¨¦tica¡±.
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