?Vigilen las carteras, llega Will Smith!

Antes de que esta pel¨ªcula se parta, expl¨ªcitamente, en dos mitades, el espectador ha recibido la informaci¨®n de que su protagonista ¡ªWill Smith¡ª a) es un estafador de primera, capaz de impartir lecciones pr¨¢cticas a su coprotagonista e inter¨¦s rom¨¢ntico (Margot Robbie) en el arte de desvelar la segunda piel ¡ªcriminal¡ª de lo cotidiano y b) que, se supone, tiene un tal¨®n de Aquiles: su debilidad por la apuesta y el juego.

El caso es que, a esas alturas de Focus, tercer largometraje del t¨¢ndem Glenn Ficarra / John Requa, responsables de Philip Morris, ?te quiero! (2009) y Crazy, Stupid, Love (2011) ¡ªfilmograf¨ªa breve que acredita sofisticaci¨®n, pero no discurso¡ª, la pareja protagonista llega a un estadio de Nueva Orleans para presenciar un partido, cargando con el cuantioso bot¨ªn de una reciente operaci¨®n delictiva. En la banda sonora suena "Baby, Please Don¡¯t Go de Them. All¨ª encuentran a un apostador oriental, que seduce al protagonista para embarcarle en un pulso jugador que pondr¨¢ en riesgo su bot¨ªn¡­ mientras suena el Sympathy for the Devil de The Rolling Stones. Cuando el espectador piensa que no puede haber dos elecciones musicales m¨¢s obvias para comentar la acci¨®n, la pel¨ªcula muestra sus cartas y justifica su uso como herramienta para condicionar a la v¨ªctima de una estafa. Es un momento bastante implausible en t¨¦rminos de verosimilitud, pero deja clara la relaci¨®n que la pel¨ªcula quiere establecer con su espectador, conden¨¢ndole a la posici¨®n de pardillo manipulado por el denso juego de enga?os, hasta el ¨²ltimo minuto, que propone su trama.

M¨¢s cerca de Ahora me ves¡­ que de la saga abierta con Ocean¡¯s Eleven (2001), Focus es pura pirotecnia, cine trilero que juega a despistar al receptor para ejecutar sus juegos de manos. Eficaz, pero sin subtextos, densidades, ni posibilidad de relectura: funciona (lo que no es poco), pero s¨®lo una vez.