La reserva de Willie Nelson
Alg¨²n d¨ªa, estas jugadas se ense?ar¨¢n en las escuelas de negocios: Willie Nelson ha anunciado que pondr¨¢ en el mercado su propia marca de marihuana, Willie's Reserve. En realidad, se le adelantaron los herederos de Bob Marley, que pretenden explotar una cepa de origen jamaicano, Marley Natural.
Todo suena un poco a castillos en el aire. Est¨¢ la cuesti¨®n log¨ªstica, ya que la legislaci¨®n sobre el cannabis var¨ªa de un estado a otro (y la administraci¨®n federal pondr¨¢ todas las trabas posibles). Comercialmente, tiene sentido: Willie es seguramente el m¨¢s famoso consumidor de Estados Unidos. Fum¨® porros en la Casa Blanca, sin permiso del anfitri¨®n (el presidente Carter). Cada cierto tiempo, su autob¨²s es parado por polic¨ªas despistados y, vaya sorpresa, encuentran marihuana y el asunto se resuelve con una modesta multa.
Nelson es un proselitista en estos asuntos, que conecta con su defensa del cultivo del c¨¢?amo y el biodi¨¦sel como alternativa a la gasolina. Astutamente, utiliza argumentos econ¨®micos: los ingresos por impuestos, la potenciaci¨®n de la peque?a agricultura. Con 81 a?os, se pone como ejemplo de que la marihuana no tiene los efectos perniciosos del tabaco. Y ni hablar de otras drogas: Willie y su gente salieron indemnes de la tormenta de coca¨ªna que cay¨® sobre el ambiente musical (?s¨ª, incluido el country!) durante los a?os setenta.
Con todo, sospecho que dar p¨¢bulo a estas iniciativas contribuye a eclipsar su verdadero oficio. El hombre cumple con un calendario de actuaciones que empeque?ece al de Bob Dylan: unos 150 bolos cada a?o. Graba discos a capricho, aunque decir que edita dos o tres ¨¢lbumes al a?o no refleja la amplitud de su obra.
El country es su principal territorio y los discos de duetos su debilidad. Pero Willie tambi¨¦n ha hecho standards con el organista Booker T. Jones y el cancionero de Ray Charles con Wynton Marsalis y sus jazzmen. Cada poco, da testimonio de su pasi¨®n por el gitano Django Reinhardt. Ha grabado reggae con m¨²sicos jamaicanos.
Supongo que la clave para entender a Nelson est¨¢ en su origen tejano. Dicen que los tejanos son independientes y exagerados, tanto en apetitos como en ideolog¨ªa. Hoy, para los par¨¢metros estadounidenses, Willie est¨¢ situado en la izquierda pero, en otros tiempos, apoy¨® a candidatos presidenciales como el extremista Barry Goldwater o el millonario H. Russ Perot.
Aunque Willie ha ayudado a la conservaci¨®n de iglesias rurales, tambi¨¦n se ha enfrentado al fundamentalismo religioso: emplea a gente gay en su equipo y caus¨® un notable alboroto en 2006, al publicar Cowboys are frequently, secretly fond of each other, canci¨®n de Ned Sublette que ironizaba sobre los elementos homosexuales en la mitolog¨ªa de los vaqueros.
Solo Willie Nelson podr¨ªa sobrevivir a semejantes provocaciones. Todo se le perdona: esa voz decreciente, esa banda minimalista, esa guitarra descacharrada pero que suena m¨¢gica en sus manos. Ahora se trata de confiar en su experiencia para paladear marihuana. Por si acaso, invoca la coartada medicinal: asegura que es el mejor remedio contra el estr¨¦s.
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