El gran ¨¢lbum de los emigrantes espa?oles en Estados Unidos
Un libro re¨²ne 327 fotos de la vida de los que se marcharon a hacer las Am¨¦ricas
"Dentro de pocos a?os, [¡] aquellos espa?oles que est¨¢n en Hawai trabajando por su salvaci¨®n ser¨¢n buenos ciudadanos estadounidenses". Este recorte en The Washington Post del 14 de diciembre de 1907 ilustra la llegada de decenas de miles de emigrantes de Galicia, Asturias, Cantabria, Pa¨ªs Vasco, Andaluc¨ªa, Valencia¡ entre el ¨²ltimo tercio del siglo XIX y comienzos del XX a una tierra que les promet¨ªa oportunidades. Campesinos y obreros que no sab¨ªan ni una palabra de ingl¨¦s y con apenas unas monedas en los bolsillos, reunieron el valor de embarcarse a Estados Unidos para huir de la miseria o de un servicio militar obligatorio cuyo probable destino era morir en las guerras norteafricanas.
Las fotos ¡ªcon la p¨¢tina sepia o en blanco y negro¡ª de aquellas vidas han permanecido desperdigadas en ¨¢lbumes familiares, cajones, cajas o ba¨²les como los que ten¨ªa Elena Barquilla en su casa de Trujillo (C¨¢ceres), forrados con peri¨®dicos de 1913 y repletos de im¨¢genes de sus bisabuelos en California.
Ahora, un precioso libro, Invisible Immigrants Spaniards in the US (1868-1945), de James D. Fern¨¢ndez y Luis Argeo, ha reunido 327 fotos y documentos que cuentan la aventura de aquellos espa?oles que hicieron las Am¨¦ricas. "Mi abuelo paterno, en la cubierta del SS Aquitania. Lleg¨® en 1926 y trabaj¨® de fogonero en Newark", detalla el pie de una de esas instant¨¢neas, en la que se ve a un grupo en el que sobresale la boina negra de Adolfo Losada.
Este gran ¨¢lbum ¡ªen edici¨®n biling¨¹e, ingl¨¦s y espa?ol¡ª de lo que Fern¨¢ndez (Nueva York, 1961) denomina "el hero¨ªsmo de lo cotidiano" forma parte de un proyecto que incluye un archivo digitalizado y dos pel¨ªculas ya exhibidas, para alumbrar un cap¨ªtulo de la historia de Espa?a "sobre el que hay mucho desconocimiento", se?ala el periodista Luis Argeo (Piedras Blancas, Asturias, 1975). ¡°Se ha hablado sobre todo de los que se fueron a Latinoam¨¦rica. En EE UU, los espa?oles fueron invisibles, en comparaci¨®n con la cantidad de italianos o irlandeses que emigraron¡±.
Los autores se ayudaron de las hemerotecas, la literatura y documentos? de los consulados
Con la ayuda de hemerotecas, la literatura y documentos oficiales de los consulados, empezaron en 2010 a reunir fotos. "Cuando llegamos a las 7.000 escaneadas, pensamos que era el momento de hacer un libro", a?ade Argeo. Lograron autoeditar su obra con una campa?a de micromecenazgo que reuni¨® en septiembre de 2014 45.000 d¨®lares (41.500 euros). 1.500 ejemplares llegaron a librer¨ªas en febrero.
Ambos con antepasados que hicieron el petate a Am¨¦rica, Argeo y Fern¨¢ndez compart¨ªan el hartazgo por el t¨®pico que constri?e la huella espa?ola en EE UU a frailes o conquistadores. "Hice una pel¨ªcula en 2006 llamada AsturianUS, porque de mi municipio se fueron muchos a f¨¢bricas de la Am¨¦rica profunda". Fern¨¢ndez, catedr¨¢tico de Literatura y Cultura Espa?ola en la Universidad de Nueva York, se enter¨® del filme y contact¨® con Argeo.
En sus viajes por tierras estadounidenses, contactaron con descendientes de emigrantes, gente mayor que les abri¨® sus casas y ¨¢lbumes. De entre estas historias, Argeo subraya la del vasco Valent¨ªn Aguirre, que mont¨® en Nueva York un restaurante y un hotel al que iban la mayor¨ªa de espa?oles tras el reconocimiento m¨¦dico y legal en la isla de Ellis. Aguirre mandaba a su hijo al puerto para, a gritos o con carteles, reunir a los vascos que llegaban desde la Pen¨ªnsula y que en muchos casos ni hablaban castellano. Como titul¨® The New York Times el 21 de marzo de 1911: "Agentes de inmigraci¨®n son incapaces de descifrar ni una palabra de la arcaica lengua. Se produce un atasco de horas". Y si estos vascos segu¨ªan en tren camino al Oeste, "Aguirre les daba comida y les colgaba un cartel del cuello con el nombre del lugar donde deb¨ªan bajarse, para que lo supiera el revisor". Otro triunfador fue el valenciano Vicente Mart¨ªnez Ybor, que en Tampa lleg¨® a levantar su propia ciudad, Ybor City, "capital del tabaco".
Peor suerte corrieron los 8.000 andaluces que entre 1907 y 1913 fueron a Haw¨¢i para cortar ca?a de az¨²car, a 12.000 kil¨®metros de su casa, atra¨ªdos por los afiches que en sus pueblos les promet¨ªan "una magn¨ªfica casa, agua, lumbre y escuela gratuita para los hijos menores". Al llegar comprobaron que las condiciones de trabajo eran terribles, as¨ª que se marcharon¡ a la costa californiana. "Mis abuelos, nacidos en Espa?a y reci¨¦n casados, vendimiando en el norte de California", cuenta una estampa que parece sacada de Las uvas de la ira.
Invisible Immigrants est¨¢ dividido en cap¨ªtulos en orden cronol¨®gico: Goodbye! muestra las fotos de antes de la partida y las que se llevaban de recuerdo los emigrantes. Tambi¨¦n est¨¢n los primeros retratos de estudio en suelo americano, en los que se pon¨ªan un traje para decir a su familia "aqu¨ª estoy, y no me va mal". Living la vida recuerda los momentos de diversi¨®n, los bailes y comidas en centros regionales... "Estuve en una de las playas que tiene Nueva York, y es cuatro o cinco veces la de San Lorenzo", escribi¨® en una carta a su hermana el asturiano Sixto Fern¨¢ndez en 1919. Tambi¨¦n hab¨ªa gusto por el deporte, como el Chorizo Bowl, el partido de f¨²tbol que se jugaba cada 1 de enero entre equipos del este de San Luis y de Misuri, con presencia hispana, y que acababa en comilona.
Distinto es el tono del apartado Solidaridad y discordia, con fotos de espa?oles con el pu?o en alto, en apoyo a la Rep¨²blica. "Ten¨ªan la esperanza de que si perd¨ªan los insurrectos, el pa¨ªs ser¨ªa m¨¢s igualitario y podr¨ªan volver", indica Argeo. El libro se cierra con Made in USA: los emigrantes saben que no van a regresar y se diluyen en el modo de vida americano. "Espa?a se convierte en algo ajeno", sobre todo para sus hijos, nacidos ya en EE UU, que se toman fotos vestidos con trajes regionales. Es como un juego en el que se disfrazan de espa?oles.
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