Todas las m¨¢scaras de Valle-Incl¨¢n
Una desmitificadora biograf¨ªa retrata al gran escritor como estratega de su propio triunfo
Hay vidas cuyas leyendas empiezan mucho antes de nacer. La de Ram¨®n del Valle-Incl¨¢n Pe?a se remonta a 150 a?os antes de que viniera al mundo, el 28 de octubre de 1866, en Vilanova de Arousa (Galicia), cuando se engendra la verdad que esconde su apellido, por una cuesti¨®n de herencia, que juega con la dualidad y la m¨¢scara y parece moldearlo a ¨¦l. Y se confirma como una existencia de realidad y f¨¢bula a los 33 a?os cuando el dramaturgo, novelista, poeta y periodista inicia la falsificaci¨®n de su vida para convertirla en una obra de arte, tras perder su brazo izquierdo de manera deshonrosa. Y el autor qued¨® en el centro de un episodio c¨®mico que deriv¨® en dram¨¢tico y alcanz¨® el esperpento, como ser¨ªa su existencia personal y literaria dentro del modernismo, y una de las m¨¢s relevantes de Espa?a en el siglo XX.
Bruma es lo que esparce el escritor alrededor suyo, la que Manuel Alberca despeja para mostrar d¨®nde termina el hombre y d¨®nde empieza el personaje. Lo hace en La espada y la palabra. Vida de Valle-Incl¨¢n, XXVII Premio Comillas de biograf¨ªa de la editorial Tusquets. Se ve a un escritor real y prestigioso que ambiciona triunfar y se convierte en su propio gran estratega hacia el ¨¦xito, a la vez que propicia sus t¨®picos, aqu¨ª desmontados, de pobre, bohemio, genio sin vocaci¨®n, de izquierdas o antirreligioso. Una imagen ¡°que lo convierten en una especie de santo laico, de quijote trasnochado o de c¨®mico estrafalario, rid¨ªculo en suma y fuera de la realidad¡±, escribe el bi¨®grafo, fil¨®logo y catedr¨¢tico de Literatura Espa?ola en la Universidad de M¨¢laga.
Casi diez a?os dedic¨® Manuel Alberca para fijar la vida del escritor y ofrecer nuevas interpretaciones de ¡°una existencia minada de pistas falsas, que el propio Valle-Incl¨¢n hizo impenetrable, con el objetivo de levantar un relato veraz que sacara al escritor de ese limbo de irrealidad en que lo han confinado y distorsionado la leyenda¡±. El libro, de 764 p¨¢ginas, muestra, seg¨²n Alberca, a una persona ¡°celosa de su privacidad y, en cambio, con una tendencia a la sobreexposici¨®n en p¨²blico, a ser el centro de atenci¨®n, como un actor al que le gusta simultanear varias m¨¢scaras¡±.
¡®La espada y la palabra. Vida de Valle-Incl¨¢n¡¯, de Manuel Alberca, gan¨® el Premio Comillas
Con ustedes, el escritor-actor Ram¨®n del Valle-Incl¨¢n Pe?a que busc¨® ser art¨ªfice de su propia leyenda. Y los hechos ocurridos con su brazo izquierdo, aquel fat¨ªdico 24 de julio de 1899, lo empujan a ello. Lleva ya cuatro a?os en Madrid donde es conocido, admirado y temido por su participaci¨®n en las tertulias de los caf¨¦s, y popular en la calle por su aspecto de llamativo dandi que poco a poco se hace mefistof¨¦lico. Aquella tarde, en el Caf¨¦ de la Monta?a, hay una discusi¨®n entre dos miembros del grupo con un duelo pendiente. Valle-Incl¨¢n espeta al periodista Manuel Bueno algo y este reacciona ofendido amenaz¨¢ndolo con su bast¨®n-bengala y contera de hierro, a lo que el escritor reacciona tir¨¢ndole una jarra de agua. Se desata una pelea de bastonazos por un lado y de vasos y todo lo que hay en la mesa por el otro. El escritor queda herido en la cabeza y en el brazo izquierdo. El 10 de agosto se lo amputan por una fractura en radio y c¨²bito que da origen a una infecci¨®n.
A partir de ah¨ª toma su carrera literaria m¨¢s en serio, afirma Alberca: ¡°En este episodio construy¨® un yo hiperb¨®lico y teatral. Puso por delante el personaje para que la persona no se resintiera. Su t¨¦cnica de invenci¨®n consist¨ªa en tomar un elemento biogr¨¢fico real y distorsionarlo con datos ficticios¡±. As¨ª sale un corro de historias que a¨²pan a Valle-Incl¨¢n, pero la realidad es que:
No es verdad que fuera pobre, aclara Alberca: ¡°Ven¨ªa de una familia acaudalada. Viv¨ªa de traducir, de art¨ªculos de prensa, de sus libros y la representaci¨®n de sus obras. Y de algunos empleos p¨²blicos. Su periodo de m¨¢s estrechez fue entre 1899 y 1902, hasta que entr¨® al diario El Imparcial¡±.
No es verdad que fuera bohemio: ¡°No pas¨® verdaderas penurias. Trabaj¨® en la creaci¨®n y difusi¨®n de sus obras, dispon¨ªa de tiempo y dinero para divertirse y ten¨ªa una red de amigos y c¨ªrculos burgueses. Tras su periodo cr¨ªtico alcanz¨® una estabilidad¡±.
No es verdad que fuera un genio por azar: ¡°Fue un estratega de su gloria. Por eso viaj¨® a Madrid. Enviaba sus libros a los periodistas y cr¨ªticos; entabl¨® buenas relaciones sociales; se gan¨® un lugar en los caf¨¦s. Incluso escribi¨® a autores como Clar¨ªn para que le corrigieran y orientaran¡±.
No es verdad que no necesitara ayuda: ¡°Adem¨¢s de su red de amigos y cr¨ªticos, obtuvo prebendas del poder. Una de ellas en 1916 como catedr¨¢tico de Est¨¦tica en la Escuela de Pintura, grabado y escultura, y en la Rep¨²blica¡±.
No es verdad que fuera de izquierdas: ¡°Su ideolog¨ªa era tradicionalista y su idiosincrasia es lo que hoy ser¨ªa de derechas. Su militancia carlista no era solo est¨¦tica y fue activo muchos a?os. Lleg¨® a decir: ¡®?Para qu¨¦ m¨¢s libertad?¡¯ o ¡®?La Rep¨²blica? Que la defiendan quienes la necesiten¡±.
Fue celoso de su privacidad y, en cambio, con una tendencia a la sobreexposici¨®n en p¨²blico, a ser el centro de atenci¨®n, como un actor al que le gusta simultanear varias m¨¢scaras¡±
No es verdad que fuera filocomunista: ¡°Admiraba a Mussolini. Y dijo: ¡®El fascio no es una partida de la porra, como creen en Espa?a los radical-imbeciloides, ni un r¨¦gimen de extrema-derecha. Es un af¨¢n imperial de universalidad en su m¨¢s vertical y horizontal sentido ecum¨¦nico¡±.
No es verdad que fuera antirreligioso: ¡°Durante la I Guerra estuvo del lado de los aliados al considerar que Francia preservaba el cristianismo, mientras Alemania amenazaba con el paganismo¡±.
No todo fue mitograf¨ªa. Demostr¨® su valent¨ªa en 1916 al visitar en Francia el frente aliado. Estuvo cerca del enemigo y sobrevol¨® la zona. Qued¨® muy impactado. Sobre esa experiencia nunca fabul¨®, ni se puso de protagonista.
Como tampoco lo hizo con su vida privada. En lo amoroso se le achacan algunas amantes, tiene una hija de madre desconocida y se casa con Josefina Blanco, en 1907, con quien tendr¨¢ cuatro hijos, y se divorciar¨¢ en los a?os 30. Y es en esa vida familiar cuando da sus mejores frutos literarios
No pas¨® verdaderas penurias. Trabaj¨® en la creaci¨®n y difusi¨®n de sus obras, dispon¨ªa de tiempo y dinero para divertirse y ten¨ªa una red de amigos y c¨ªrculos burgueses
Ram¨®n del Valle-Incl¨¢n lleg¨® al final de sus d¨ªas con un divorcio a cuestas, con la preocupaci¨®n de la educaci¨®n de tres de sus hijos de quienes tiene la custodia mientras atraviesa una mala racha econ¨®mica. Muri¨® el 5 de enero de 1936, en Santiago de Compostela, mientras buscaba una soluci¨®n a su c¨¢ncer. All¨¢, donde hab¨ªan alzado vuelo sus sue?os de triunfo. Donde se activ¨® el pasado de la naturaleza acomodaticia y dual de su apellido del que no pudo escapar.
Todo empez¨® 150 a?os antes de que ¨¦l naciera. A comienzos del siglo XVIII, Pablo del Valle se cas¨® con Antonia de Incl¨¢n. Un adinerado hermano de ella, Miguel de Incl¨¢n, no tuvo descendencia y hered¨® en su sobrino Jos¨¦ Antonio, con una condici¨®n: poner el apellido Incl¨¢n por delante de tal manera que este no desapareciera. As¨ª el heredero pas¨® a llamarse Jos¨¦ Antonio Incl¨¢n del Valle o Valle-Incl¨¢n, dependiendo de las circunstancias. Cuando este se cas¨® con Juana Malvido Rey sus hijos empezaron a jugar indistintamente con los apellidos: Incl¨¢n del Valle, Valle-Incl¨¢n o Valle-Incl¨¢n Malvido. Hasta que uno de ellos, Carlos Luis, opt¨® por Del Valle-Incl¨¢n. Despu¨¦s su hijo Ram¨®n sigui¨® la tradici¨®n hasta llegar a su hijo, el escritor Ram¨®n del Valle-Incl¨¢n Pe?a, autor de obras como Femeninas, Sonata de invierno, La l¨¢mpara maravillosa, Luces de bohemia, Tirano banderas, Divinas palabras¡
El ¨¢nimo d¨ªscolo del apellido lo persigui¨®, y lo que muchos cre¨ªan era una invenci¨®n suya era lo m¨¢s aut¨¦ntico, la mejor mascarada heredada de sus antepasados.
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