Llama a Saul

Aunque a muchas series derivadas de otras series de ¨¦xito se las conoce como spin-off en la jerga televisiva, se las deber¨ªa llamar spin out, que es lo que hacen los ni?os cuando alargan la cena sencillamente para irse m¨¢s tarde a dormir. Muchas de las prolongaciones son maneras de alargar el negocio. Aunque ha habido casos espectaculares como Frasier, que se convirti¨® en una comedia de situaci¨®n venerada a partir de un personaje lateral de Cheers. El acierto de Better Call Saul apunta hacia esa misma habilidad. No aspira a un nuevo Breaking Bad, sino que tira del hilo de un personaje epis¨®dico y crea una serie totalmente distinta. En la primera temporada, y hoy llega el cap¨ªtulo 10 seg¨²n los va despachando Movistar Series en su primer acierto de calidad, a¨²n el protagonista no se llama Saul Goodman, como lo conocimos en la serie anterior, sino que sigue peleando contra su mala fama, mediocridad y mal fario, bajo el nombre de Jimmy McGill.

Su despacho de abogado est¨¢ al fondo de un centro de pedicura coreano y sus casos m¨¢s sustanciosos son herencias y timos. La serie se asienta sobre el actor Bob Odenkirk y su flequillo te?ido con matices ir¨®nicos, pero sin caer nunca en el estilo ya arquet¨ªpico que inaugur¨® la pel¨ªcula Fargo y ha perpetuado la serie del mismo nombre, donde al espectador se le sit¨²a en una superioridad despreciativa, en una risa sarc¨¢stica algo elitista y se le dora la p¨ªldora de su inteligencia sin retarle a enfrentarse a su propia miseria exponi¨¦ndole de manera demasiado insistente a la miseria de los otros.

Quiz¨¢ la parte m¨¢s d¨¦bil de Better Call Saul apunta a las tramas de mafias locales en la particular Albuquerque y al personaje del duro Jonathan Banks, tambi¨¦n tra¨ªdo del serial previo. Pese a la experiencia de Breaking Bad, hay personajes demasiado t¨®picos, soluciones f¨¢ciles y latinos de chiste. En cambio, con el abogado al que da vida Odenkirk y su hermano mayor f¨®bico pero de talento portentoso se levanta un fresco elocuente del cochambroso sue?o americano a mitad de 1990, pleno de piller¨ªa, ingenio, dial¨¦ctica, pero tambi¨¦n redenci¨®n y moral propia, mimbres con los que Vince Gilligan y Peter Gould han levantado la serie del a?o.